Llegan dos estrenos largamente esperados y algo decepcionantes: la descomunalmente ambiciosa (e inacabable) 'Australia' y la fallida 'The spirit', a la que no levanta ni su destacado catálogo de bellezas. También, 'Romanzo Criminale', la crónica sobre el nacimiento, plenitud y ocaso de una banda mafiosa romana.
Lo que tiene el marketing viral y el "muestro pero no enseño" del youtube es que la construcción de perfiles suculentos muchas veces oculta un trasfondo inexistente. En ello se había podido ocultar hasta ahora Frank Miller en su "sólo quiero caminar"…solo. Hace tres temporadas no se habían percibido sus flaquezas como cineasta gracias, en gran parte, o en "toda" parte, a que por ahí andaban Robert Rodríguez y Quentin Tarantino para bordarle los tomates. Pero cuando la responsabilidad última del proyecto ha recaído sobre él…áaaamigo. Casos como el suyo y cierta mirada retrospectiva nos hacen llegar a pensamientos maliciosos en los que no habíamos reparado hasta ahora; por ejemplo, que si aquella maravilla medionoventera que fue 'Smoke' tenía la consistencia de un aguerrido espartano con cuerpo de Keitel fue más por Wayne Wang que por Paul Auster. A 'La vida privada de Martin Frost' me remito.
'The spirit' no es ni más ni menos que una anécdota, un entretenimiento vacuo y sin encanto que no logra despegar más allá de sus títulos de crédito y que se sustenta absolutamente en la estética de 'Sin city' en lugar de en la obra original de Will Eisner. Una treta maquiavélicamente orientada a embolsarse los espectadores más epidérmicos que quedaron deslumbrados con aquella carismática obra coral de 2005, que, a cada minuto que pasa, se revela más de Rodríguez y menos de Miller.
Valoración: 4/10
No eran precisamente buenos augurios los que planeaban desde el comienzo sobre esta descomunal producción de cartón-piedra. Si al tipo que se hizo con el aplauso mundial de 'geeks' y padres con 'Moulin Rouge!' le costaba siete años levantar su siguiente proyecto quizá era porque la "galaxia cine" se había topado con un "creador" en el sentido más despectivo de la palabra.
No consiguió llevar a buen puerto su intento de vestir con armadura dorada a DiCaprio en su conato de 'Alejandro Magno' ni, ya con 'Australia' en la cabeza, a Russell Crowe de vaquero cejijunto. Se subió al carro el Hugh Jackman de turno, actor de saldo revalorizado ahora como hombre más bello del planeta. Nicole seguía esperando compañero de baile, impávida ella, que no estaba para descartar nada: su cara nueva no le permitía demasiada maniobrabilidad a la hora de saltar de un proyecto a otro. Para que se hagan una idea, 'Australia', dirigida por australiano y protagonizada por australianos, quiere ser el tributo a la tierra amada de la misma manera que Lorca levantaba odas a su querida Granada. Si metemos 'La reina de África', 'Memorias de África', 'Lo que el tiempo se llevó' y 'El mago de Oz' en la túrmix y sazonamos el zumo con el aire contemporáneo que emana el sentido del humor de su primera media hora más unos toques de rancio cine coloreado, obtenemos esta larguísima y redundante opereta patriótica, que, en un intento de aglutinar cada cosa que al energético Luhrmann se le ha ocurrido, pierde en concisión y en una vocación de autoparodia que se intuye pero que no se le puede atribuir con certeza.
Valoración: 4/10
No me queda ninguna duda de que si este no hubiera sido el año que se estrenó 'Gomorra', 'Romanzo criminale', cuyo título perezosamente no ha sido traducido en su distribución española, nunca hubiera traspasado nuestras fronteras. La razón: cristalina; el rebufo permite revestir de bobina y butacas una obra estrenada en Italia en 2005.
De manera episódica acudimos al pormenorizado y confuso retrato de los componentes de una banda que tuvo cierto empuje en la Roma de los 70. El espíritu gorilero y cabezacubo de los nuevos ricos de poder se aprecia en la construcción de sus personajes, que nunca llegan a tener la templanza que se supone a los duraderos jerarcas y sí un aire macarra heredado de 'Los Soprano' y de Sonny Corleone. La mafia como entretenimiento y no como filosofía shakesperiana. No se puede decir, no obstante, que la obra de Placido no tenga cierta enjundia o encanto, puesto que de caracteres arquetípicos logra arrancar de vez en cuando ciertos momentos de lucidez en lo emocional, originados casi siempre por las mujeres sobre las que pivota la trama, insignificantes si atendemos a las líneas de su guión pero tremendamente impactantes en la sinuosa ejecución de sus papeles.
Valoración: 5/10
*Alberto Moreno es uno de nuestros colaboradores de cine.
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