¿Pagan los espectadores para ver este cine?

La cartelera se llena a un ritmo en el que se hace obligatorio el "dejen salir antes de entrar". Pero eso va en beneficio de los espectadores, a los que se les multiplican las opciones temáticas y tonales. Kevin Costner nos asalta en la primera de ellas, 'El útimo voto', y Volpini se pregunta qué pinta algo tan local proyectándose lejos de USA. Por lo demás, esta semana, abunda lo español en formatos documental ('Utopía'), comedia ('Que parezca un accidente') y drama ('La buena nueva'). Destacados son también el taquillero terror de quinta parte de la franquicia 'Saw' y dos joyas europeas: 'Gomorra' y 'Las horas del verano'.

‘El último voto’, de Joshua Michael Stern (por F.V.)

¿No estamos un poco hartos de los niños condescendientes con sus desastrosos mayores? En ese orden de cosas: ¿no estamos ya cansados de los Estados Unidos? Padre deslocalizado por la vida con hija preadolescente se encuentra en la situación de decidir quién va a ser el nuevo presidente norteamericano. Esto da lugar a un circo, mediático y político, con el que se nos quiere engañar confesándonos que el candidato está dispuesto a todo, a darse la vuelta como un calcetín, con tal de estar o de seguir en la Casa Blanca, para acabar cantando la evidencia de que los Estados Unidos son el mejor país del mundo. El cartero, Kevin Costner, siempre llama dos veces. Aquí lo llama a él la conciencia del pueblo, por correo. Qué pinta esta película en los cines de fuera de los Estados Unidos es un misterio oculto en un hechizo de imposición masiva fabricado por las multinacionales.

‘Gomorra’, de Matteo Garrone (por A.M.)

El periodista/escritor Roberto Saviano tiró de la manta con un libro que dejaba al descubierto los nombres de gran cantidad de mafiosos de la Camorra napolitana en 2006. Tenía 27 años y ahora pasa por ser el nuevo Salman Rushdie con precio puesto a su cabeza. Su obra ha servido para que Matteo Garrone filmara una de las más escalofriantes piezas que sobre la mafia se recuerdan. Sin Shakespeare de por medio, como era el gusto de Coppola, aquí los adolescentes se muestran como conatos de estrellas del rock. La droga, el poder y la muerte emborrachan a toda una maquinaria brutal que sería de no creer si lamentablemente no fuera tan cierta. Gran Premio del Jurado en Cannes 2008.

‘JCVD: The movie’, de Mabrouk El Mechri (por F.V.)

Jean-Claude Van Damme. Una detrás de otra. Le pones la mejilla izquierda y aplaudes con la derecha. Del tortazo. Las junta y suenan. Dientes, muelas, desperdigados por el suelo. De ahí brotará la raza de los hombres, armados ya, listos para el combate. Pero Van Damme se va haciendo mayor. Le ha llegado la hora de sentar la cabeza. A muchos, cuando la hora les llega de sentar la cabeza, se encuentran con que no tienen. Ésos quisieran ser jóvenes siempre. No se puede. ‘JCVD’ es una película sorprendente. No sólo porque resulta bastante divertida, sino porque Jean-Claude Van Damme demuestra en ella que podría haber sido (que puede ser, que es) un buen actor. Basta comparar los que dice Jean-Claude Van Damme en la televisión con lo que cuenta el personaje a cámara en su monólogo para entender el buen actor que hay en el personaje. Ciudad belga. Un atraco. Jean-Claude Van Damme interviene. Aconsejable verla.

‘La buena nueva’, de Helena Taberna (por A.M.)

Taberna justifica el posicionamiento que toma en su historia de amor, iglesia y guerra civil citando documentación histórica. Embarca a su "pareja hollywoodiense" doméstica (Unax Ugalde y Bárbara Goenaga) en un ‘Pájaro espino’ a la vasca en tiempos en que hermanos se peleaban contra hermanos. Que sea adecuado o inadecuado meter otro dedo en la llaga con la que está cayendo en la arena política no seré yo quien lo juzgue. Diré, eso sí, que los actores hacen convincentes unos papeles extremos, que la directora no ha querido salvar el mundo, pero sí aportar su granito, y que hay un cameo loco, loquísimo.

‘Las horas del verano’, de Olivier Assayas (por F.V.)

Tanto guardar, para que todo se vaya con el último que sale, el que apaga la luz, el que cierra esa puerta para siempre. O te da místico y echas la vida al mar, que es el morir, corriente abajo, o te da por reír: se te hace raro, juntos los vivos y los muertos, más en cada generación, que está la fábrica a pleno rendimiento y aun así no va a haber almas suficientes (visitó este motivo la SF y con la luz jugaba no hace tanto Juan Bonilla). Primorosamente expuesta (¡qué bien esos actores!), no sólo para lo irrelevante, también para lo que de verdad cuenta en la cotidianeidad, estamos registrados.

‘Que parezca un accidente’, de Gerardo Herrero (por A.M.)

Carmen Maura es una madre amorosa que recela de los supuestos escarceos de su yerno. Federico Luppi es un mafioso porteño que soluciona atascos a las mujeres hartas de infidelidades. Gerardo Herrero es un mecenas español y ocasional realizador que ha querido bautizarse en comedia con dos pesos pesados. Hay que condescender con el vodevil más grueso si uno no quiere llevarse disgustos. Quizá haberse quedado un poco más dentro de los límites de la realidad hubiera beneficiado a este bienintencionado disparate.

‘Saw V’, de David Hackl (por A.M.)

Jigsaw contraataca como cada año y va camino de alcanzar el mítico estatus gremial de Freddys, Jasons o Michaels. El justiciero (si él lo dice) sanguinario siembra terror y desconcierto por quinta vez rizando el rizo de la chaladura argumental. Malos que no lo parecen, y viceversa, nutren la habitual angustia de la saga, cargada de visceras, cercenamientos y gore recargado. No se puede criticar, no obstante, que el productor James Wan (director de la primera parte) se haya acomodado y explote una gallina de los huevos de oro moribunda, puesto que el presupuesto es escaso, los réditos cada vez mayores, la idea original ya auguraba siete partes y a los espectadores, atestiguo, les gusta, de tanto en tanto, morirse de miedo.

‘Una novia para dos’, de Howard Deutch (por A.M.)

Por principio soy contrario a tomarme en broma la nueva comedia norteamericana, y más si aparecen Jason Biggs y (redoble de tambores) Alec Baldwin, pero sospecho cuando éste último califica su nuevo trabajo como "enorme tontería". ¿Será una tontería gansa, una tontería inteligente o una tontería tontería?, te preguntas. Y entras a la sala y lo único que deseas es que sea la opción 'a' o la 'b', pero, por favor, que no sea la 'c'. Que la vida es corta y hay tanto museo que visitar, tanto libro que leer y tantos charcos sobre los que saltar como para que al final sea la 'c'. Y lo es. Pero bueno, les regalo tres líneas orientativas: tonto enamorado se obsesiona con rubia JASP que pasa, entra en escena un amigo zopenco y atractivo a hacer de Cupido y engorrina la ecuación.

'Utopía', de Lucho Iglesias y Álex Ruiz (por F.V.)

Un ramillete de personas majísimas, con la mayoría de las cuales preferirías no tener que pasar una tarde, te introduce en la experiencia de su vida sana, que parece tener un efecto especialmente devastador en las mujeres. La claridad de mente, expuesta en crudo, aterra. Acompañadas por esa música newage-espiritual-delmundo que se vuelve irritante a los pocos minutos y genera en algunos ganas de trabar amistad con Gengis Khan y echarle una mano en sus expediciones creativas, y servidas por una locución de Disneyano optimismo empalagoso, unas cuantas verdades como puños que, sin embargo, nos obstinamos en ignorar.

*Federico Volpini y Alberto Moreno son nuestros colaboradores de cine.