Simon Bikindi fue un día el cantante más popular de Ruanda. Ahora le espera la cárcel. Hoy le ha caído una condena de 15 años por incitar al genocidio tutsi en sus canciones.
Durante aquellos 100 sangrientos días de la primavera de 1994, aproximadamente 800.000 personas de la etnia tutsi y decenas de opositores hutus fueron asesinados por soldados, milicias y civiles. Bikindi aportó su grano de arena a aquella matanza feroz azuzando con las letras de sus canciones, en las que se escurrían frases como "yo odio a esos hutus".
Los temas musicales de Bikindi se difundían machaconamente en la emisora extremista Radio Televisión Mil Colinas, también conocida como 'la radio del odio'. Las canciones de Bikindi formaban parte del llamamiento popular al hostigamiento contra la minoría tutsi. Según algunos testigos, los hutus que salían de 'cacería' cantaban sus canciones mientras buscaban y asesinaban a sus víctimas.
El Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR), que es quien se ha encargado de juzgarlo, menciona expresamente los temas 'Nanga Abahutu' , 'Twasezereye' y 'Bene Sebahinzi', y especifica que fueron escritos con la intención de difundir propaganda ideológica pro-hutu y anti-tutsi. Los jueces determinaron que un factor agravante fue el hecho de que Bikindi hubiera utilizado su fama con tal fin.
Desde entonces, la música de este cantante controvertido —por calificarlo finamente—, está prohibida en el país africano. Él huyó del país, hasta que en 2001 fue arrestado en Holanda y puesto a disposición del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, que finalmente lo ha condenado.
Según el auto de acusación del Fiscal del Tribunal, Bikindi colaboró en la formación ideológica de grupos de milicias que posteriormente se cebarían con los tutsis y hutus moderados.
Bikindi era miembro del Movimiento Revolucionario Nacional para el Desarrollo, de ideología extremista hutu, fundado por el entonces presidente de Ruanda, Juvenal Habyarimana, a quien incluso, según el Fiscal, consultaba las letras de sus canciones. Vamos, que envenenaron juntos al auditorio.
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