Fráncfort (Alemania).- Las Bolsas europeas iniciaron la semana bursátil con pérdidas ante la sucesión de malas noticias sobre el estado de la economía mundial y la decisión de los inversores de recoger los beneficios de las jornadas precedentes.
El índice DAX 30 de Fráncfort cedió un 5,88 por ciento, hasta los 4.394,79 puntos, mientras que el selectivo madrileño Ibex-35 lo hizo un 4,49 por ciento, hasta los 8.510,50 puntos.
En esa misma línea, el FTSE de Londres cayó un 5,19 por ciento; el S&P de Milán, el 6,25 por ciento; el CAC 40 parisino, el 5,59 por ciento, y el OMX 30 de Copenhague, el 5,40 por ciento.
Para los analistas, el principal detonante de esas pérdidas fue la avalancha de órdenes de venta que llegó a los mercados, prisas por recoger los beneficios acumulados en los últimos días que denotan la desconfianza que sigue reinando entre los inversores.
La tendencia por lo seguro se acentuó con la difusión del dato relativo a la actividad manufacturera estadounidense en noviembre, que resultó ser el peor de los últimos 26 años.
El Instituto de Gestión de Suministros (ISM) informó hoy de que su índice de actividad en el sector manufacturero se situó el mes pasado en 36,2 puntos, frente a los 38,9 puntos de octubre, lo que refleja una contracción de la actividad por cuarto mes consecutivo en esa industria.
La marcada tendencia a la baja de Wall Street lastró aún más los mercados europeos, que cerraron con la confirmación de que la economía de Estados Unidos empezó a contraerse en diciembre de 2007, por lo que se encuentra ya oficialmente en recesión, indicó hoy la Oficina Nacional de Investigación Económica.
Según el grupo privado de economistas conocidos como NBER y que se encarga de poner fecha al inicio y al final de los procesos de recesión, el periodo anterior en que Estados Unidos estuvo en esta situación fue entre marzo y noviembre de 2001.
La noticia hizo que las pérdidas se aceleraran en Wall Street y que hacia la media sesión el índice Dow Jones de Industriales cayera más del 5 por ciento.
Todos los grandes valores europeos sufrieron el descalabro de las bolsas, entre ellos Arcelor-Mittal, el productor de acero más importante del mundo, que se dejó en el parqué un 9,5 por ciento.
Barclays Plc, el segundo gran banco del Reino Unido, perdió un 6,5 por ciento tras conocerse que la crisis inmobiliaria en ese país se ha acentuado y que los precios de la vivienda han caído a su nivel más bajo desde enero de 2006.
A media jornada, con el precio del barril de crudo a 51 dólares, BP y Royal Dutch Shell, las principales petroleras europeas, cedían más del 4 por ciento.
En Fráncfort, de las 30 grandes empresas que integran el DAX 30, sólo el banco Hypo Real Estate se libró, con una subida del 1,44 por ciento, de los números rojos.
Deutsche Bank encabezó las pérdidas con una depreciación del 10,32 por ciento, seguido, entre otros, de Commerzbank (-9,96%), E.on (-8,67%), MAN (-8,12%) Linde (-7,19%), Daimler (-6,76%) y Deutsche Post (-6,99%).
Las acciones del grupo industrial ThyssenKrupp cayeron un 7,52 por ciento, pese a que la empresa anunció el viernes que el beneficio neto aumentó en el último año fiscal un 4 por ciento.
En Madrid, todos los grandes valores bajaron: Iberdrola, el 7,73 por ciento; Banco Santander, el 6,69 por ciento; BBVA, el 6,39 por ciento; Repsol, el 5,92 por ciento, y Telefónica, el 2,33 por ciento.
Gas Natural comandó las pérdidas del Ibex con una bajada del 7,76 por ciento, seguida de Iberdrola, mientras que Gamesa cayó el 7,01 por ciento; Acciona, el 6,91 por ciento, y Banco Santander y BBVA ocuparon los siguientes puestos.
La debilidad del mercado bursátil se hizo notar en el de divisas, donde el euro cerró a 1,2594 dólares, frente a los 1,2690 dólares del viernes por la tarde.
Los inversores mantienen además la mirada puesta en la reunión que celebrará este jueves en Bruselas el consejo de gobierno del Banco Central Europeo (BCE) y en la que, según prevén los expertos, se acordará una nueva bajada de los tipos de interés en la eurozona, que actualmente se sitúan en el 3,25 por ciento.
La reciente bajada de la inflación da margen de maniobra al banco europeo para relajar su política monetaria en un momento en el que el crecimiento económico se ralentiza.
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