IU y el PS francés: dos formas de resolver una crisis interna

El pasado lunes las secciones de Internacional y Nacional de los periódicos abrían con dos noticias que podrían haber sido tituladas con idénticas palabras. "El Partido Socialista francés / IU (escoge una de las dos opciones al gusto) cierra en falso su congreso". El fracaso de ambos partidos de izquierda a la hora de elegir un nuevo líder que los saque de la crisis en la que se encuentran sumidos plantea dos situaciones paralelas, pero dos maneras muy distintas de enfrentarse a ellas.

Dejando aparte las diferencias (peso político en sus respectivos países, mayor influencia de las luchas personales o de las ideológicas, etc.), en ambos casos las pugnas internas entre distintas corrientes de la estructura del partido son las culpables de impedir el acuerdo. IU decidió el domingo 'in extremis' crear una comisión, nombrada por el Consejo político surgido de la Asamblea, que escogerá en el plazo de un mes al nuevo coordinador. La esperada 'fumata roja' se esfumó entre divisiones aparentemente irreconciliables.

Una lucha no menos fratricida se libra en el PS. Pero al otro lado de los Pirineos, la última palabra sobre cuál de los tres candidatos sale vencedor la tendrán finalmente los 230.000 militantes que, por votación directa, elegirán mañana a un líder.

La iniciativa de consultar a las bases del partido obedece más a la incapacidad de las distintas facciones de ponerse de acuerdo que a la voluntad de acudir a la voz de la militancia. Pero el gesto es uno más en una estela de intentos de fomentar la participación en el seno de la formación. En esta ocasión, ya antes del congreso de este fin de semana, se había acudido a las bases para que éstas votaran el programa político de cada candidato. De este plebiscito salió ganadora Ségolène Royal, ex candidata a la presidencia y ex mujer del actual líder del PS, François Hollande.

Pero éste no ha sido el único referente democratizador. De cara a las elecciones presidenciales de 2007, el PS organizó unas primarias para elegir al candidato. Royal ganó a los dinosaurios del 'establishment' Laurent Fabius y Dominique Strauss-Kahn. Durante el proceso, salió a la luz uno de los principales argumentos que existen contra los procesos de primarias ante las bases del partido: debilitan y erosionan la imagen de los candidatos. Los virulentos ataques que protagonizaron los aspirantes, efectivamente, contribuyeron a allanar el camino al Elíseo a Sarkozy.

¿Podría pasar lo mismo en IU?

Mientras, la situación en Izquierda Unida, sigue estancada. Las distintas corrientes que se postulan a alcanzar la cúpula insisten en que lo importante de la Asamblea es que se ha logrado unificar un documento político conjunto (algo que en el caso francés ni siquiera ha sido posible). Pero la formación parece inmersa, sobre todo, en una crisis de credibilidad provocada por el enconado bloqueo de las posturas. Muchos militantes se hacen ya la pregunta: ¿cómo van a conseguir en un mes lo que no han acordado en ocho meses de negociaciones?

A todas las corrientes que ya existían en IU, desde este fin de semana, se suman dos más. Una de ellas, la encabezada por Haizea Miguela, delegada de Ezker Batua integrada en el sector crítico con Llamazares, parece tener una respuesta a la cuestión. Plantea, como uno de sus objetivos principales, impulsar mecanismos que contemplen la democracia interna y la participación de los militantes para que todas las "sensibilidades" del partido estén representadas. Sin embargo, y a pesar del complejo panorama, según ha confirmado hoy la propia Miguela, no parece posible que se vaya consultar directamente a las bases sobre el futuro coordinador.

Esta negativa contrasta con un creciente deseo de la militancia de introducir aires de renovación real entre los miembros de los distintos organismos de IU y de fomentar mayores vías de participación. Este movimiento se ha plasmado con especial fuerza en internet en los últimos meses. En este sentido, resulta interesante el análisis que algunos de los activos blogueros simpatizantes de la formación política han hecho de la pasada Asamblea. Por ejemplo, Hugo Martínez Abarca, desde III República, se queja del conservadurismo reinante, evidenciado en la victoria de las posturas "menos radicales" en cada votación que se hacía sobre democracia interna.

Por otra parte, del caso francés podría sacarse otra lección más: la apuesta por acudir a la militancia no sólo se erige como la solución al bloqueo, sino como el sistema de elección más justo. El congreso que el PS ha celebrado en Reims ha demostrado que las corrientes del socialismo francés, más allá de las líneas programáticas, finalmente se reducen a dos: Royal y contra Royal.

De hecho, ha sido únicamente la falta de acuerdo entre los otros tres candidatos (Martine Aubry, Benoît Hamon y el retirado Bertrand Delanoë) la que ha impedido que se le cerrara el paso a la dirección del partido. Así, la elección que podría haber surgido del encuentro hubiera resultado de todo menos representativa de la voluntad de la militancia. Y es que la socialista, que tantísimas antipatías despierta en el apartado del partido, es sin embargo la favorita de las bases y ya demostró cierto tirón cuando el PS se abrió a la afiliación mediante internet.

Visto lo visto, ¿crees que IU debería imitar al PS y someter la elección de su nuevo coordinador a la votación directa de sus militantes? ¿Piensas que es posible introducir más vías de participación en los partidos políticos?