MADRID.- Muchos os preguntaréis qué tienen que ver Rafa Nadal o Fernando Alonso con Emilio Botín y Amancio Ortega. Lo cierto es que no sé si alguna de estas estrellas del deporte se compra la ropa en Zara o guarda sus ahorros en el Santander, pero sí tienen algo en común, y es que ellos, junto a otros tantos deportistas y empresarios, han ayudado a transformar la 'imagen de marca' de España.
Los churros, la paella, el flamenco y los toros siguen siendo parte de nuestra cultura nacional, pero en el exterior también se nos conoce ya por nuestros logros deportivos, empresariales y financieros. Y eso puede ayudar al Estado a colocar los títulos de deuda pública que necesita emitir y vender en el extranjero para conseguir liquidez. Porque el fondo de hasta 50.000 millones de euros creado por el Gobierno para comprar activos financieros a la banca se financiará con esas emisiones del Tesoro Público.
In Spain we trust ("Confiamos en España") es el lema de la campaña internacional lanzada hace unas semanas por el Tesoro Público para convencer a los extranjeros de que inviertan en deuda pública española. Este lema, que parafrasea el que llevan inscritos los billetes de dólar (In God we trust, "Confiamos en Dios") se sobrepone sobre un collage de los rostros que aparecen en los billetes de un yen, una libra esterlina, un dólar y un riyal saudí. En la parte inferior se puede leer en inglés "España es una economía muy productiva, con una sólida posición fiscal. Compre deuda pública española y aproveche su alta liquidez con vencimiento de hasta 30 años". El anuncio recoge también que la deuda española goza de la máxima calificación que asignan las agencias que miden el riesgo crediticio, la AAA, que significa prácticamente riesgo cero.
Para Jorge Rodríguez, director general de BtoB Marketing, ésta es "una campaña agresiva y con fuerza, aunque quizás un poco arriesgada". En su opinión, la idea que se pretende transmitir es que España es un país en el que "se puede confiar", y no tiene nada que envidiar al resto. Esta confianza está basada en una historia de superación —una transición democrática ejemplar; la superación de la crisis económica de principios de los noventa; o la entrada en la Comunidad Europea con una inflación mínima— y en los "datos económicos", como refería ayer en Lima el Rey.
Pero España no es el único país del mundo interesado en emitir deuda. Y es que el endeudamiento es un instrumento habitual de la política monetaria y fiscal de los estados. Gracias a la compraventa de títulos de deuda pública, un estado puede aumentar o reducir la cantidad de dinero en circulación. Además, recurrir a la deuda externa posibilita los fondos necesarios sin menoscabo del ahorro nacional.
Los analistas consideran que las emisiones de deuda en Europa por los planes de rescate oscilarán entre los 200.000 y los 300.000 millones de euros, una cifra equivalente al 50% de lo que mueve el mercado primario en la zona euro. Las iniciativas del Gobierno de Gordon Brown elevarán la deuda pública británica del 44% al 50% de su PIB, según los expertos del país. El Estado español, por su parte, estima que la suya pasará del 37% al 42%, si se consume su plan de compra de activos. En los casos francés y alemán se auguran incrementos mayores.
La pregunta es: ¿Por qué elegir deuda española frente a la que emitan otros países?
Según Manuel Romera, director del sector financiero de la IE Business School, "porque el bono español paga 60 puntos más que el americano o el alemán". Y precisamente la rentabilidad es una de las dos variables que más tienen en cuenta los inversores. La otra, devenida por la inestabilidad actual de los mercados, es la seguridad.
Es aquí cuando entra en juego la imagen que del país se tiene en el exterior. En este sentido, Rodríguez nos pone sobre la pista de la fe en la "fortaleza financiera" de la banca española, que está "muy bien considerada" fuera de nuestras fronteras. "A nivel internacional se cree que las entidades financieras españolas no van a necesitar tanta ayuda estatal como las de otros países y que el reparto será mayor y no se concentrará en unas pocas entidades, como ha ocurrido en Estados Unidos con Fannie Mae y Freddie Mac, o en Alemania con el Hypo", explica.
Se ha discutido si España ocupa el octavo o el noveno puesto en el ranking mundial de las economías más evolucionadas. Dejando de lado si está por delante o por detrás de Italia, lo cierto es que nuestro país se encuentra en el 'top ten'. La pregunta obligada es si esta crisis está mermando la imagen de solvencia española en el exterior. Y la respuesta, según Rodríguez, es "no".
"Todos estamos unidos en el mismo drama financiero —sentencia este experto—. Es cierto que nuestro país ha pasado de cosechar grandes éxitos a nivel internacional, sobre todo en el sector inmobiliario, a caer en declive, pero eso está pasando en todo el mundo. La crisis internacional ha encubierto de alguna manera la desaceleración inmobiliaria española, aunque también ha hecho que ésta sea más fuerte de lo esperado", afirma. En opinión de Rodríguez, esto coloca a España en la misma situación que el resto de países: "Tenemos la misma credibilidad que los demás", sentencia.
Así las cosas, el Tesoro Público confía en captar inversores en el mercado internacional. Y éste no es un proyecto novedoso. "Todos los años por las mismas fechas hacemos una campaña similar en los principales medios económicos internacionales, como Financial Times y The Economist", no explica Paloma Bravo, la responsable de prensa del Tesoro. De hecho, en la propia web de este organismo público se explica que España ha sido un "participante activo" de los mercados de capitales internacionales "desde principios de los 80", y, como resultado, el Tesoro "está considerado un emisor soberano de prestigio y solvencia".
Es por ello que los títulos de deuda pública se han convertido en el objeto de deseo de los inversores de todo el mundo, hasta tal punto que las peticiones baten records y el Tesoro ha tenido que aumentar sus emisiones de deuda pública. Hasta la semana pasada, el Tesoro había colocado 39.618,58 millones de euros brutos, un 37,56% más que los 28.800 que estimaban. Para lo que resta de 2008, quedan todavía seis emisiones más a plazos de entre 3 y 30 años, por lo que se podrían superar los máximos hasta la fecha de 1999, de 44.990 millones.
Este resurgir de los títulos públicos es una buena señal para el Estado, ya que le permite ser optimista de cara a las futuras emisiones de deuda, pero también refleja el pánico y la desorientación que inunda a buena parte de los que operan en el mercado, lo que explica los altibajos de las bolsas de todo el mundo.
Los responsables políticos de los distintos países asumen que habrá un aumento de las partidas presupuestarias para pagar los intereses de la deuda, pero también creen que será algo pasajero, ya que sostienen que ésta volverá a bajar cuando la crisis afloje. Será entonces cuando puedan vender en el mercado las participaciones de los bancos o los activos de las entidades, amortizar la deuda e, incluso, ganar dinero.
Esta falta de preocupación por el incremento de la deuda, al menos en el caso español, está justificada, según los expertos. "Nuestro nivel de deuda es menor que el de muchos otros países europeos, y hay poca deuda pública española circulando por los mercados internacionales", comenta la portavoz del Tesoro. Y Romera añade que "aunque la deuda española se situase en el 42%, seguiría por debajo de la de otros países, como Italia, donde representa el 100% del PIB". Además, este experto recuerda que la deuda española ha llegado a estar en el 60%, pero las privatizaciones ayudaron a rebajarla.
Sin embargo, se calcula que estas emisiones de deuda tendrán un coste financiero anual de 3.000 millones de euros para las arcas españolas. Pero el vicepresidente económico, Pedro Solbes, invita a la calma. Ha manifestado que este plan para buscar liquidez no tendrá un sobrecoste para los españoles, ya que se financiará con los intereses que como prestamista asuma el Tesoro.
Según el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Miguel Sebastián, tanto China como los fondos soberanos árabes estarían interesados en la deuda pública española. Pero como "las palabras se las lleva el viento", mejor tener hechos que inviten a la confianza. Y uno de ellos es, según el director general de BtoB Marketing, publicitar el hecho de que grandes personajes de la vida pública invierten en el Tesoro español. En su opinión, el impulso definitivo para la campaña de marketing iniciada por el Estado para vender deuda pública, tanto dentro como fuera del país, podría venir de la mano de nombres como Amancio Ortega y Manuel Jove, entre otros. Ellos han apostado por el Tesoro, ¿y tú?
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