Cientos de fotógrafos enfocan a los mismos personajes desde idéntico punto de vista. Click, flash, click, flash... Un gesto, una mirada, que pasa desapercibida para la concurrencia, se convierte en oro congelada por el ojo insobornable de la cámara.
"El fotógrafo de prensa —reflexiona la fotógrafa Sofía Moro sobre su trabajo y el de sus compañeros— tiene dos obsesiones: lograr la foto distinta y captar algo auténtico del personaje o de la situación que cuenta con la imagen". Una misión casi imposible. Los políticos, los actores, los famosos en general adoptan una postura defensiva ante el peligro de una foto que revele datos sobre su actitud o su pensamiento en ese instante. Alguien que resulta inexpresivo, de repente, mira el reloj y el fotógrafo le pilla. Lectura: se está aburriendo, quiere irse ya.
John McCain, el candidato republicano a la Casa Blanca, no está emulando a Steve Martin en una típica comedia americana. A pesar de la serie que ha regalado a los medios durante el debate con Obama, no parece que fuera su intención transmitir una imagen tan payasa. El moderador y el político pretendían saludarse, pero una mesa se lo impedía. Usa el lenguaje no verbal para decir que no se ponen de acuerdo. Habrá quien piense que buscaba atraer a los flashes a la desesperada, ya que no había podido ganar a su rival. Seguramente, los nervios le traicionaron. Quiso ser natural, pero resulta histriónico. Las fotos desnudan al retratado.
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