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"Tengo un libro electrónico. Y leo más"

  • Cuatro usuarios hablan sobre su experiencia como dueños de un e-book
Por DELIA RODRÍGUEZ (SOITU.ES)
Actualizado 12-09-2008 10:32 CET

Ni iPhone ni ultraportátiles, que ya los regalan en las esquinas. Para que un objeto electrónico sea deseado debe ser también difícil de conseguir, un poco más caro de la cuenta y provocar cierta envidia cuando se luce en el autobús. Unas condiciones que cumple de sobra el libro electrónico, un aparato sobre el que todo el mundo ha oído hablar (especialmente desde el lanzamiento de Kindle) pero que muy pocos han tocado con sus manos. "Cuando lo llevo de viaje en el avión, la gente se queda mirando y pregunta por él", explica Javier Celaya, fundador del portal sobre cultura y nuevas tecnologías dosdoce.com y uno de los pocos miles de españoles que poseen un lector de e-books.

En Estados Unidos, Amazon tiene previsto romper la 'maldición del libro electrónico' vendiendo 380.000 unidades de su Kindle durante este año, y 4,4 millones en 2010. La revista norteamericana Esquire en su número de octubre viene con portada electrónica. Y "todo parece indicar que [el libro electrónico] es un éxito, aunque Jobs diga que la gente no lee y sí mira vídeo. La próxima etapa serán los libros de textos para escolares", precisa nuestro colaborador Francis Pisani. Pero en España vamos más retrasados. Las empresas fabricantes, que pueden contarse con los dedos de una mano, no comercializan el soporte en nuestro país. Sólo pueden ser adquiridos por internet o físicamente, desde hace muy poco, en algunos MediaMarkt gracias a un acuerdo con la distribuidora leer-e, pionera en su introducción en nuestro mercado a través del comercio electrónico. Ignacio Latasa, su director, calcula que en 2008 venderán 2.000 unidades, cuatro veces más que el año anterior. Eso da una idea de las diminutas dimensiones del mercado español, pero también, según Latasa, de la buena acogida de un producto "que se compra por internet y que nadie ha visto".

Celaya resume la situación de nuestro país con una pregunta. "¿Por qué te lo vas a comprar si no hay contenido? El éxito de Kindle se debe a todas las novedades de Amazon. En España los libros electrónicos no llegarán a ser más visibles hasta que las editoriales vuelquen sus contenidos. Ahora sólo puedo leer mis pdf o lo que encuentro en internet, que normalmente está en inglés. Sí que hay clásicos, pero hasta que no se pueda descargar un Ken Follet o un Zafón, no se popularizarán". El tándem producto+servicio, que tan bien ha funcionado en el caso de la música (iPod e iTunes), aún cojea. En Estados Unidos, explica el experto, sólo cuando apareció Kindle, con contenidos y un precio asequible, las editoriales comenzaron a digitalizar su fondo y a vender on line sus libros. Aquí, calcula, veremos los primeros proyectos pilotos en 2009. La edición tradicional aún da demasiado dinero como para dejar paso a la electrónica. Para Latasa, que también regenta una de las pocas páginas de descarga de libros en castellano, "si Amazon o Sony llegaran a España le darían un buen impulso" al libro electrónico.

Hoy, los pioneros españoles que no dominen el inglés deben descargar contenidos para sus ebooks en alguna de las pocas tiendas on line que existen en castellano, bajarse clásicos que han pasado al dominio público o bien libros 'liberados' por sus autores. También existe la opción de piratear. Aunque nadie espere la misma varieda que existe en la música.

Grises y "un poco sosos"

Pero a todo esto... ¿cómo es un libro electrónico, ese objeto que sólo poseen algunos 'geeks'? Su aspecto físico varía según el modelo, pero se trata de un dispositivo del tamaño de un libro convencional en el que la mayor parte de su superficie está ocupada por una pantalla de entre seis y ocho pulgadas. Algunos incluyen teclado, conexión wifi o reproductor de mp3, así que también sirven para añadir notas, ojear blogs o escuchar música mientras se lee. Pero su característica común es el uso de una tecnología aún incipiente, denominada tinta electrónica, que consigue pantallas totalmente distintas a las de los ordenadores: son muy legibles y no cansan la vista porque no están retroiluminadas; además, consumen muy poca batería. Suelen pesar menos que un 'bestseller' de tapa dura, y tener entre manos uno por primera vez siempre sorprende.

Aunque se trata de gadgets ultramodernos, y su precio oscila entre los 300 y los 600 euros (en Apolo XXI, pueden conseguirse algo más baratos en eBay), su pantalla grisácea les da cierto aire retro. Hacen bien su trabajo, pero son caros y técnicamente aún les queda mucho por delante. El periodista especializado en tecnología Ángel Jiménez de Luis reconoce que los equipos aún son "un poco sosos" y que adolecen de la falta de color, las dificultades en la reproducción de fotos, movimiento e ilustraciones y de una velocidad de refresco aún lenta. Celaya opina que es necesario que su precio baje hasta los 100 ó 150 euros (como un iPod) para que se generalice su uso. Y recuerda que se trata "de las primeras versiones de una tecnología" y que "están en la misma situación que los móviles hace diez años". Pisani cree que 200 euros sería un buen precio para su introducción en el mercado español.

Cuatro experiencias

Aún así, los valientes dueños de un ebook a los que hemos consultado son unánimes: son felices con su libro electrónico. Siguen utilizando los de papel e incluso, leen más.

  • Angel Jiménez de Luis nos cuenta que utiliza su Sony Reader 505, que compró en Estados Unidos, de la misma forma que un libro convencional, y que está encantado con él. Lee en la cama, aunque también lo ha probado en la piscina o se lo ha llevado en avión, aunque a diferencia de sus versiones en papel "hay que apagarlos en el despegue". Aún no ha comprado ningún libro, pero tampoco ha pirateado. Prefiere la literatura de dominio público que abunda en la red. "Leo cosas que antes no leía porque las bajo del Proyecto Gutemberg y el Cervantes Virtual. Por ejemplo, he descubierto las novelas de Sherlock Holmes", explica. "Sigo comprando en papel, pero ya no tengo miedo a llenar librerías y a cargarme de papel".
  • Javier Celaya explica que, aunque al principio se sentía raro al utilizar su iLiad para leer una novela, ahora le resulta muy cómodo. "No cansa la vista e incluso puedes hacer el tipo de letra más grande". Una consecuencia en principio inesperada y beneficiosa para el medio ambiente ha sido que ha dejado de imprimir documentación. Lo que antes mandaba a la impresora, lo lleva ahora en su ebook. También lee menos en pantalla, pero sigue con el viejo papel: "no es una cuestión de todo o nada, las formas de leer se combinan". Su iLiad le costó hace un año 750 euros. Hoy, sustituido por una nueva versión, se puede adquirir por 350. Adquiere contenidos en Amazon y Barnes&Noble, o se descarga clásicos gratuitos. Reconoce que, al ser bilingüe, la ausencia de contenidos en castellano le afecta menos.
  • El director de leer-e, Ignacio Latasa utiliza el que probablemente sea el mejor modelo del mercado, el último modelo de iLiad, que posee wifi y una gran pantalla táctil: "Lo llevo siempre encima", cuenta. "Leo más, porque aprovecho los tiempos muertos cuando viajo, incluso si sólo son cinco o diez minutos. Dentro guardo unos cincuenta o sesenta libros". Explica que su libro electrónico llama más la atención en Madrid o Barcelona que en Pamplona, donde vive. Y sobre los contenidos, reconoce que es muy fácil encontrar "todo"en internet, de forma más o menos legal.
  • Nuestro colaborador Francis Pisani, en cambio, utiliza un Kindle, aprovechando que vive cerca de Silicon Valley. "He leído ya varios libros con él y la verdad es que para mí no hay mucha diferencia. El punto clave es que uno se olvida del formato diferente", cuenta. "Me encanta. Leo en la cama y lo llevo siempre cuando viajo porque me permite cargar menos libros, un gran alivio para un lector como yo. Estoy tratando de constituirme una biblioteca de títulos de libros de placer (novelas) y de trabajo para tener conmigo esté donde esté. Me permite tener los textos esenciales cuando preparo una conferencia o un curso. Pero lo más importante 'en la vida real' es que leo tanto sobre papel como sobre el Kindle". El periodista freelance consigue los libros en Amazon, aunque se queja de que "es inadmisible que después de haber lanzado el aparato con 'bestsellers' a diez dólares (la mitad del precio de venta en papel) pasen a precios comparables al papel". También lee 'pdfs' y libros en 'txt' que consigue en lugares como el proyecto Gutemberg.... gratis. En su Kindle echa de menos el wifi, pero "no concibo mi vida sin un aparato de este tipo con acceso a una gran colección de títulos a precios aceptables", resume.
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