Ni iPhone ni ultraportátiles, que ya los regalan en las esquinas. Para que un objeto electrónico sea deseado debe ser también difícil de conseguir, un poco más caro de la cuenta y provocar cierta envidia cuando se luce en el autobús. Unas condiciones que cumple de sobra el libro electrónico, un aparato sobre el que todo el mundo ha oído hablar (especialmente desde el lanzamiento de Kindle) pero que muy pocos han tocado con sus manos. "Cuando lo llevo de viaje en el avión, la gente se queda mirando y pregunta por él", explica Javier Celaya, fundador del portal sobre cultura y nuevas tecnologías dosdoce.com y uno de los pocos miles de españoles que poseen un lector de e-books.
En Estados Unidos, Amazon tiene previsto romper la 'maldición del libro electrónico' vendiendo 380.000 unidades de su Kindle durante este año, y 4,4 millones en 2010. La revista norteamericana Esquire en su número de octubre viene con portada electrónica. Y "todo parece indicar que [el libro electrónico] es un éxito, aunque Jobs diga que la gente no lee y sí mira vídeo. La próxima etapa serán los libros de textos para escolares", precisa nuestro colaborador Francis Pisani. Pero en España vamos más retrasados. Las empresas fabricantes, que pueden contarse con los dedos de una mano, no comercializan el soporte en nuestro país. Sólo pueden ser adquiridos por internet o físicamente, desde hace muy poco, en algunos MediaMarkt gracias a un acuerdo con la distribuidora leer-e, pionera en su introducción en nuestro mercado a través del comercio electrónico. Ignacio Latasa, su director, calcula que en 2008 venderán 2.000 unidades, cuatro veces más que el año anterior. Eso da una idea de las diminutas dimensiones del mercado español, pero también, según Latasa, de la buena acogida de un producto "que se compra por internet y que nadie ha visto".
Celaya resume la situación de nuestro país con una pregunta. "¿Por qué te lo vas a comprar si no hay contenido? El éxito de Kindle se debe a todas las novedades de Amazon. En España los libros electrónicos no llegarán a ser más visibles hasta que las editoriales vuelquen sus contenidos. Ahora sólo puedo leer mis pdf o lo que encuentro en internet, que normalmente está en inglés. Sí que hay clásicos, pero hasta que no se pueda descargar un Ken Follet o un Zafón, no se popularizarán". El tándem producto+servicio, que tan bien ha funcionado en el caso de la música (iPod e iTunes), aún cojea. En Estados Unidos, explica el experto, sólo cuando apareció Kindle, con contenidos y un precio asequible, las editoriales comenzaron a digitalizar su fondo y a vender on line sus libros. Aquí, calcula, veremos los primeros proyectos pilotos en 2009. La edición tradicional aún da demasiado dinero como para dejar paso a la electrónica. Para Latasa, que también regenta una de las pocas páginas de descarga de libros en castellano, "si Amazon o Sony llegaran a España le darían un buen impulso" al libro electrónico.
Hoy, los pioneros españoles que no dominen el inglés deben descargar contenidos para sus ebooks en alguna de las pocas tiendas on line que existen en castellano, bajarse clásicos que han pasado al dominio público o bien libros 'liberados' por sus autores. También existe la opción de piratear. Aunque nadie espere la misma varieda que existe en la música.
Pero a todo esto... ¿cómo es un libro electrónico, ese objeto que sólo poseen algunos 'geeks'? Su aspecto físico varía según el modelo, pero se trata de un dispositivo del tamaño de un libro convencional en el que la mayor parte de su superficie está ocupada por una pantalla de entre seis y ocho pulgadas. Algunos incluyen teclado, conexión wifi o reproductor de mp3, así que también sirven para añadir notas, ojear blogs o escuchar música mientras se lee. Pero su característica común es el uso de una tecnología aún incipiente, denominada tinta electrónica, que consigue pantallas totalmente distintas a las de los ordenadores: son muy legibles y no cansan la vista porque no están retroiluminadas; además, consumen muy poca batería. Suelen pesar menos que un 'bestseller' de tapa dura, y tener entre manos uno por primera vez siempre sorprende.
Aunque se trata de gadgets ultramodernos, y su precio oscila entre los 300 y los 600 euros (en Apolo XXI, pueden conseguirse algo más baratos en eBay), su pantalla grisácea les da cierto aire retro. Hacen bien su trabajo, pero son caros y técnicamente aún les queda mucho por delante. El periodista especializado en tecnología Ángel Jiménez de Luis reconoce que los equipos aún son "un poco sosos" y que adolecen de la falta de color, las dificultades en la reproducción de fotos, movimiento e ilustraciones y de una velocidad de refresco aún lenta. Celaya opina que es necesario que su precio baje hasta los 100 ó 150 euros (como un iPod) para que se generalice su uso. Y recuerda que se trata "de las primeras versiones de una tecnología" y que "están en la misma situación que los móviles hace diez años". Pisani cree que 200 euros sería un buen precio para su introducción en el mercado español.
Aún así, los valientes dueños de un ebook a los que hemos consultado son unánimes: son felices con su libro electrónico. Siguen utilizando los de papel e incluso, leen más.
Si quieres firmar tus comentarios puedes iniciar sesión »
En este espacio aparecerán los comentarios a los que hagas referencia. Por ejemplo, si escribes "comentario nº 3" en la caja de la izquierda, podrás ver el contenido de ese comentario aquí. Así te aseguras de que tu referencia es la correcta. No se permite código HTML en los comentarios.
Lo sentimos, no puedes comentar esta noticia si no eres un usuario registrado y has iniciado sesión.
Si ya lo estás registrado puedes iniciar sesión ahora.