Zaragoza.- Los Príncipes de Asturias visitaron hoy por cuarta vez la Exposición Internacional de Zaragoza 2008, donde recorrieron algunos de los pabellones de más éxito para llevarse una visión más "completa" de la muestra y conocer "las tripas" de las instalaciones, lo "invisible" que "garantiza que todo funcione".
Así lo declaró el Príncipe Felipe al término de la visita, quien destacó el interés que tenía, junto a Doña Letizia, en regresar a la Expo para contemplar los contenidos de los pabellones de algunos de los países y el Acuario Fluvial, que calificó de "impresionante" y subrayó que es una "ventaja" que quede para siempre para la ciudad.
Como Doña Letizia, valoró que la muestra haya sido un punto de encuentro de reflexión sobre el agua y destacó el esfuerzo que han hecho países amigos para estar en la Expo, como Portugal y Marruecos, cuyos pabellones visitaron, así como la "respuesta espectacular" de los voluntarios, aunque lamentó no poder contemplar los espectáculos nocturnos, entre ellos el "Iceberg".
Don Felipe y Doña Letizia llegaron en torno a las 11.20 horas a la Expo, donde fueron recibidos por el presidente del Gobierno de Aragón, Marcelino Iglesias, el alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, el presidente de Expoagua, Roque Gistau, y el delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández.
El recorrido comenzó en la Torre del Agua, donde pudieron admirar la escultura "Splash", que evoca la explosión de una gota de agua, y desde la azotea (a 73 metros de altura) las impresionantes vistas de la ciudad, desde las torres de la Basílica del Pilar, el cauce del Ebro, la Estación del AVE o los puentes de acceso a la Expo.
Entre las miles de personas que los aguardaban a la salida, los Príncipes se dirigieron al pabellón de México, donde contemplaron un audiovisual sobre las riquezas naturales del país.
Su salida de México coincidió con el inicio de la cabalgata diaria del Circo del Sol, "El despertar de la serpiente", que siguieron en paralelo hasta su llegada al pabellón de China, donde vieron un vídeo acerca de la Expo Internacional de Shangai 2010.
Seguidamente, se trasladaron al Pabellón de Portugal, dedicado las cuencas hidrográficas del Duero, el Tajo y el Guadiana, donde los Príncipes participaron de uno de sus atractivos: un panel interactivo del que surgen palabras que se deshacen al tocarlas.
Continuaron en el de Japón, al que llegaron en vehículos eléctricos y en su interior vieron un audiovisual proyectado en tres pantallas gigantes sobre el reciclaje que hace 200 años existía en la ciudad de Edo, la actual Tokio, y que concluye con una enorme cascada de 18 metros que surge al abrirse la pantalla central.
Su siguientes paradas fueron los pabellones de Corea, donde firmaron en el libro de honor y contemplaron un audiovisual en tres dimensiones titulado "Un día del gigante de agua", y Marruecos, una réplica de un palacio con canales de agua y palmeras en el que descansaron unos minutos, tomando un te y unas pastas.
Pero el recorrido más exhaustivo lo dedicaron al Acuario Fluvial, el más grande de Europa con unos 7.000 ejemplares -gracias a las crías nacidas desde su apertura- de 450 especies de los ríos Ebro, Amazonas, Nilo, Mekong y Darling. Contaron como guías con los hijos de 10 y 18 años del director de las instalaciones, Iñaki Aguinaga.
Uno de los objetivos de la visita era homenajear a los trabajadores de la Expo y comieron, en la cantina donde lo hacen cada día cientos de ellos, "de maravilla", según doña Letizia, un menú del día, que cuesta 6,44 euros, compuesto por lentejas estofadas, escalopines y yogur.
Finalmente se trasladaron a las instalaciones del Centro de Operaciones de la Expo, las "tripas" de la muestra desde donde se controla el recinto con 300 cámaras, las oficinas del Área de Servicios Internos y del Centro de Coordinación de Seguridad, en el que trabajan los distintos cuerpos de seguridad.
Los Príncipes, que terminaron el recorrido a las 16.00 horas para volver en un AVE a Madrid, recibieron varios obsequios en su visita, el primero para Doña Letizia, de manos del alcalde, quien le entregó una pulsera de plata como la que él no se quita desde que la ciudad fue designada sede de la muestra en la que se lee "Zaragoza 2008".
Además, el Pabellón de China les entregó un plato de porcelana tradicional, el de Portugal una botella de Oporto de 40 años y un broche de plata, el de Corea varios pay-pay, en Japón degustaron un té y en el Acuario dos peluches para sus hijas y un libro.
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