PEKÍN.- Durante el día, Zhang Shihe dedica su tiempo a parir estrategias publicitarias para un portal de encuentros románticos en internet. Al caer la noche, este divorciado de 55 años con melena desordenada y gafas de pasta, muda de piel y se mete en la de ‘Tiger Temple’, su nombre de guerra cibernético. Vierte entonces sus impresiones en su blog, dándoles forma de opinión o relato, desgranando post a post su visión particular del mundo y, en concreto, del momento tan especial y tenso que está transformando a China.
Los protagonistas de muchas de estas piezas son chinos corrientes, los interlocutores que Zhang encuentra al pie del camino, cuando se monta en la bici y recorre las provincias del interior, o los campesinos que han emigrado a las ciudades para rascar en la construcción su porción de tarta de la nueva China. "A pesar de que han hecho la mayor contribución al desarrollo, sus vidas son tristes: sin dinero, sin un trato justo y sin acceso al poder", afirma el bloguero, reconocido como el primer ‘periodista ciudadano’ chino.
Zhang subió su primera entrada a internet hace ya seis años, con el vértigo de quien expone su vida a lectores anónimos. Lo que empezó como un diario cobró pronto un nuevo sentido, el día que por casualidad presenció un crimen a navajazos en Wangfujing, el corazón comercial de Pekín. En menos de una hora, Zhang había colgado en internet todas las fotos del asesinato y la lenta respuesta de la policía. "Fue el comienzo de una nueva era, la de los blogs como medio de comunicación de la gente corriente", señala ahora sentado en una cafetería de Pekín.
Ha pedido un reservado, porque no quiere que se le vea dando entrevistas a extranjeros. Devora cigarrillos sin parar —"fumar ayuda a pensar", explica— y espera a que la camarera se lleve el té y cierre la puerta del cuarto para empezar a hablar. "La esencia de un blog es informar", afirma. "Pero en China, los blogs y los medios de comunicación cumplen una función diferente, porque la prensa oficial tiene muchos límites. Los periodistas no son libres para hablar y deben seguir las instrucciones de las autoridades".
El blog de Tiger Temple, un seudónimo que hace referencia al barrio donde vive, a la vuelta de la esquina del Nido de Pájaro, el epicentro olímpico de Pekín, se ha mantenido desde aquel primer éxito entre los diez más populares en el listado de sohu.com, uno de los principales portales de información en China. Los usuarios lo eligieron como uno de los favoritos, mientras los administradores de Sohu alabaron a Zhang por escribir "con el corazón de la gente corriente".
Uno de cada cinco internautas en el mundo es chino. Más de 250 millones, la mayor comunidad de usuarios del mundo. Cuando se conectan, buena parte de ellos (47 millones, casi la misma población que toda España) lo hace para volcar en internet su visión del mundo. Aunque más del 90% de los blogs aborda cuestiones de estilo de vida o alimentación, el resto constituye un ejército demasiado numeroso de comentaristas para un país que ha demostrado cuánto desconfía de la libertad de expresión.
El propio Zhang cuenta cómo varios de sus posts han sido borrados por su servidor tras recibir presiones "de arriba". "Hay muchos que caen en la autocensura", dice Zhang. "Pero en general, yo escribo de lo que quiero. A veces, eso sí, debo cuidar el lenguaje, para no convertir un asunto en algo demasiado sensible". No se evita la política, pero se maquilla con juegos de palabras, metáforas o fábulas. Una de sus entradas, por ejemplo, esconde una crítica a la corrupción cuando habla de una familia muy ruidosa de sapos que se enriquece a costa de los demás. Y así, hasta 130 'novelitas' más, como dice Zhang, que ha ido colgando a lo largo de los últimos años.
La filosofía de Zhang en la vida, y la de Tiger Temple en internet, entronca con su propia biografía. Se considera a sí mismo un miembro de la generación perdida, de esos que nacieron a finales de los 40 y cuya juventud coincidió con el brutal suicidio colectivo de la Revolución Cultural (1966-1976). Zhang se quedó sin ir a la universidad, mientras sus padres, dos militantes comunistas que habían seguido a Mao Zedong en el sueño revolucionario, fueron purgados y enviados a un campo de trabajos forzados.
Es así como Zhang pasó un tiempo viajando por el país, en calidad de vagabundo —"en aquel tiempo los trenes eran gratis", dice—, para trabajar después en una fábrica de acero y, cuando se cansó, abrir una tras una hasta cinco librerías en Xi’an, que se convirtieron en el centro de encuentro de los intelectuales del momento. Pero el espejismo de libertades y debate de ideas que acompañó a la apertura de los años 80 fue atajado radicalmente tras los sucesos de Tiananmen, en 1989. Zhang cerró sus negocios y regresó a Pekín a acompañar a sus padres, introduciéndose en el mundo de la publicidad.
Los Juegos han abierto un nuevo frente en el eterno juego del gato y el ratón al que están acostumbrados autoridades y cibernautas. "El Gobierno está muy preocupado en este periodo tan especial por lo que puedan decir los blogs", dice Zhang, que ha iniciado una serie de entradas centradas en los albañiles de los estadios olímpicos. "Durante la ceremonia de apertura no hubo ni una sola palabra dedicada a ellos". El título de la serie, ‘Nido de pájaro, nido vacío’, juega una vez más con las sutilezas del mandarín, pues ‘vacío’ puede sonar similar a ‘trabajador’.
Los escritores de blogs críticos con el gobierno describen su tarea como un ejercicio para forzar los límites de la libertad de expresión en China. Woeser, una poeta tibetana que ha desafiado el silencio al que Pekín tiene reducida a esta etnia, lo hace desde hace tres años, abordando algunos temas "sensibles", como la situación del sida en Tíbet, el deterioro ambiental o los efectos de la llegada a la región de miles de turistas y cientos de miles de emigrantes chinos. A ratos, sus ensayos y poemas se vuelven descripciones duras de la brutalidad que las autoridades demuestran con este pueblo.
Cuando tratamos de contactarla, Woeser nos indicó que había sido 'invitada' a abandonar Pekín durante los Juegos y que no le resultaba "conveniente" hablar en este momento. Woeser, que está casada con un escritor que ha enarbolado la bandera de la democracia en sus escritos, ha visto cómo tres de sus blogs eran cerrados por las autoridades. El último lo ha tenido que alojar en el extranjero, y aun así, a pesar de la publicitada tregua olímpica a internet por parte de los dirigentes de Pekín, estos días sigue censurado en China.
Tíbet, Taiwán, libertad de prensa, religión, derechos humanos y las referencias a los principales dirigentes del Partido Comunista entran dentro de esta categoría abierta de 'temas sensibles' para Pekín. Pero, a pesar de los circunloquios lingüísticos a los que tienen que recurrir, gente como Woeser o Zhang han encontrado en internet un espacio para encauzar sus críticas que hasta hace unos años no existía. La red se ha convertido así en el germen de una revolución informativa en ciernes, donde un día se denuncia un caso de corrupción y al día siguiente se inicia una campaña para encontrar a centenares de niños desaparecidos que trabajaban como esclavos en minas.
En esta transición a laboratorio de la libertad de pensamiento, la blogosfera ha dado a China un buen número de nombres célebres. Blogs como el de la actriz, cineasta y escritora Xu Jinglei se cuentan entre los más leídos del mundo. "Esta transición a poder mediático ha transformado a muchos blogueros en una nueva generación de famosos", afirma Isaac Mao, fundador de CNBlog.org, y considerado uno de los pioneros de este fenómeno en China.
"Tenemos una larga tradición de gente que trata de encajar con el grupo, que moderan su comportamiento para evitar destacar, ser visibles, una cultura reforzada por el colectivismo impuesto durante el pasado medio siglo". Pero los blogs, continúa Mao, "se han saltado esta tradición, actuando como un catalizador para alentar a la gente joven a ser más individual. Estos y otros medios de base están emergiendo de forma fuerte para retar el legado social de China".
Zhou Shuguang —Zuola, en internet—, es uno de éstos. Su seudónimo se hizo conocido cuando cubrió mejor que ningún otro medio de comunicación la saga de la ‘casa clavo’ de Chongqing, una propiedad que quedó rodeada de un socavón, amenazada por las excavadoras, en un solar destinado a convertirse en centro comercial. Sus dueños pelearon por una compensación más justa hasta el último momento, y durante las dos semanas de tira y afloja con las autoridades, Zuola no dejó de actualizar su blog con fotos, vídeos y entrevistas.
Más que analizar el mundo desde su pantalla, Zuola, busca la acción. "Nunca sabes qué puedes hacer hasta que lo intentas", dice un eslogan bajo el título de su blog. Vive en la provincia de Hunan, pero durante el último año se ha recorrido el país detrás de ‘crisis’ como las anteriores. La semana pasada quiso viajar a Pekín, para contar en su blog "cómo los Juegos están afectando a la vida de la gente". Pero las autoridades frustraron sus planes y le comunicaron que, hasta el final de la cita deportiva, se le impedía abandonar Fengmuqiao, su ciudad.
Una hora después de haber sido interrogado, Zuola se conectaba a internet y nos transmitía, vía Skype, que haría todo lo posible por llegar a Pekín. «Harán todo lo posible por detenerme, pero no voy a desistir». ¿Por qué? «Los informes independientes de los blogs pueden promover la libertad de prensa y de expresión. Es nuestra responsabilidad seguir blogueando, que es la única forma de que algunos escándalos salgan a la luz».
Zuola, de 27 años, es una excepción en su generación. La mayoría de jóvenes chinos muestran menos interés en enfrentarse al gobierno. O, dicho en los términos que utiliza Zhang, "la nueva generación es una tragedia". "El gobierno maquilla la Historia y no proporciona a los jóvenes el entorno propicio para que se interesen por la política o la sociedad. Sólo les interesa el dinero. Si hubiese un plebiscito, dudo mucho de que los jóvenes se preocupasen siquiera", señala. "Y esto es importante, porque son estas generaciones quienes deberían ser el germen de la democracia en China".
Los Juegos Olímpicos han sido calificados de un éxito en lo deportivo, y criticados por grupos en el exterior como acicate para restringir las libertades. En el caso de la web, la apertura ha sido sólo parcial y con dedicatoria. Un blog que criticó frontalmente a los Juegos duró 'en el aire' lo que sería un suspiro cibernético: seis días, exactos. El creador de 'Juegos Olímpicos: no los apoyo', Guan Jun, abrió otra página a continuación para escribir: "Esto es una advertencia a mis amigos que se oponen a los Juegos. Tened cuidado".
¿Tienen Miedo? "¿Cómo podemos tener miedo si estamos muertos?", responde Zhang cuando se le formula la pregunta. "Tenemos para comer y para vestirnos, vivimos como cerdos saciados, que son felices por que no saben que los alimentan para acabar con ellos. Pero no somos cerdos, somos seres humanos, que necesitamos expresar de forma libre nuestros pensamientos. A día de hoy no podemos llevar esa vida, sólo podemos esperar que algún día llegue. Por eso estamos muertos, porque la muerte es no poder expresarse".
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