Sólo quedan cuatro años para que empiecen los Juegos Olímpicos. En estos días la inmersión informativa en todo el mundo ha sido casi agobiante. Las marcas no son ajenas al fenómeno, y se asocian al olimpismo y al deporte con cualquier pretexto.
Si se tiene suerte, hasta puede saltar la polémica, como ha sucedido con el anuncio de Seur y la selección de baloncesto. Porque cuando un anuncio rompe la barrera de la inserción pagada para saltar a ser contenido en los informativos, es como si ganara una medalla olímpica en el deporte de las marcas.
Más allá del patrocinio puro y duro, hemos podido disfrutar de algunos anuncios realmente buenos en esta olimpiada. Veamos estos tres, aunque había mucho más donde elegir.
Coca-cola ha destacado en los últimos años por espectaculares recreaciones y producciones exquisitas, por lo que quizá cabría esperar una mejor realización para su anuncio olímpico. Los pajarillos, contagiados de la moda de los Toys, simples e inexpresivos, transmiten poco.
En cualquier caso, la idea es excelente y deja un buen sabor de boca.
Es, con diferencia, el mejor en el que hemos encontrado en nuestro «casting» de anuncios olímpicos. Frente al testimonial de Gasol para Nike que hemos podido ver estos días, Adidas ha trasladado el protagonismo a la afición, aprovechando así que la Olimpiada es, más allá de una competición deportiva, la exaltación de los sentimientos identitarios de los países que participan. La realización es exquisita y la narración está cargada de lirismo. Uno de esos anuncios que uno no se cansa de ver.
Concepto, belleza, y demostración de producto. El sueño de todo creativo cuando se enfrenta a su trabajo. En las retransmisiones el spot de Samsung ha sido el que más veces hemos visto, y sin embargo pasaba desapercibido. Tuvimos que verlo en un canal internacional para caer en la cuenta. Es un gran anuncio. ¿cómo era posible que no nos hubiéramos dado cuenta?
La historia es sencilla, no es nueva, pero funciona: los ritmos del ruido acompasado que se produce en distintos deportes es tomado por teléfonos móviles, y de la suma de todos ellos nace la música.
Para los pases en Televisión Española, alguien ha tenido la feliz idea de montar sobre el audio una voz en off. Y como sucede siempre, la propaganda mata la creatividad. El anuncio en su versión española ni se entiende, ni destaca, ni crea marca. Eso sí, algún master del universo, tras sus gafas de marketing, pensará que ha sido capaz de superar la versión original. Miopía de ventas, lo llaman.
El vídeo que acompaña a este texto corresponde a la versión internacional, sin voz en off.
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