De un tiempo a esta parte, parece que decir Santiago Calatrava es como decir polémica. Ninguna de sus obras más recientes se libra de ella. La última: el proyecto que ha diseñado para el World Trade Center de Nueva York en memoria a las víctimas del 11-S. No estará para la fecha pactada, se sale del presupuesto y además, su diseño no convence.
Calatrava había proyectado un edificio con un techo retráctil que se abriese cada 11 de septiembre a la hora de los ataques terroristas que destruyeron las Torres Gemelas en 2001. Pero según publica The New York Times, si el arquitecto quiere tener un espacio en la bautizada como 'zona 0', deberá modificar su obra. Christopher Ward, director ejecutivo de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey —dueña del terreno al sur de Manhattan— ha asegurado que este tipo de techo no va a poder ser operativo porque en primer lugar supone un coste muy elevado y además, un importante retraso.
"Ésta es una elección difícil, pero es la elección correcta", aseguró Ward. Si quieren que el proyecto —compuesto por cuatro edificios además del de Calatrava— se pueda inaugurar lo antes posible, estaba previsto hacerlo en 2011 pero ya se habla de hacerlo en 2013, deberán establecer prioridades y realizar modificaciones como ya se ha hecho en el metro. Éste iba a estar iluminado originalmente con tragaluces establecidos en el pavimento de la plaza memorial pero finalmente no será posible.
Hacer un cambio en el techo y mantenerlo inmóvil podría suponer un ahorro de decenas de millones de dólares como mínimo y un acercamiento al presupuesto inicial que fluctúa entre los 2.200 y 3.400 millones de dólares. Aún así, Ward ya ha advertido en una carta al Gobernador de Nueva York, David Paterson, que el monumento a las víctimas de las torres no estará listo para el décimo aniversario del ataque terrorista en el que murieron unas 3.000 personas.
Según publica el New York Times, la idea de un edificio en movimiento sorprende pero no es original. El techo del Museo de Arte de Milwaukee de Chicago, también diseñado por Calatrava, se abre dos veces al día, y se ha convertido en una atracción ciudadana por derecho propio. Y es que nadie duda de la capacidad artística del valenciano, aunque tampoco de su capacidad para polemizar.
No hace ni una semana, el premio nacional de arquitectura de 2005 inauguró un puente en Jerusalén que generó críticas entre la población. Ni siquiera su recurrente simbolismo bíblico (el puente cuenta con 60 cuerdas como las del instrumento del mítico Rey David) consiguió disipar las críticas. No se vio con buenos ojos la ubicación, el tamaño, el diseño ni la modernidad de la obra. Además hubo quien llegó a calificar el puente como una muestra del "ego municipal" del actual primer ministro, Ehud Olmert, que lo encargó cuando estaba al frente de la Alcaldía (1993-2003).
El currículum de Calatrava está lleno de casos así, lo cual tampoco le preocupa. Según dijo en una ocasión que "haya polémica forma parte del contexto democrático en el que vivimos. Son cosas que uno tiene que pasar". Como la de Bilbao. El arquitecto denunció al Ayuntamiento por construir una pasarela a continuación de su puente Zubi-Zuri y el alcalde Iñaki Azkuna respondió llevándole a los tribunales, donde está todavía el caso.
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