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El abuso de la cuota femenina, un arma de doble filo

  • De la Vega aplica la "militancia femenina" sin complejos
  • Los socialistas temen denunciarlo por "políticamente incorrecto"
Por ANA R. CAÑIL (SOITU.ES)
Actualizado 30-06-2008 18:13 CET

Nadie se atreve a preguntarlo en voz alta dentro del Ejecutivo de Zapatero ni tampoco entre diputados o en los despachos de Ferraz. Serían acusados-acusadas de machistas o retrógrados-retrógradas. "O estás con María Teresa o con Ana Botella. La culpa es nuestra. Pero también la tenéis la corte mediática femenina", lanza una socialista de pro con la cabeza bien amueblada.

Corría septiembre del año pasado y el nuevo ministro de Cultura, César Antonio Molina, volvía de sus cortas vacaciones con ganas de hacer cosas. Había sido nombrado en julio como consecuencia de la remodelación sorpresa de Zapatero y su paso por el Instituto Cervantes, unido a su perfil de poeta y escritor, había levantado muchas expectativas.

El ministro Molina regresaba con el empeño de cambiar muchas cosas, como, por ejemplo, la política en los museos y la presidencia de los patronatos. En el caso del Reina Sofía, Molina se había marchado de vacaciones con la idea de nombrar como presidente del patronato a un ex ministro de Economía socialista, Carlos Solchaga. Así se lo había comunicado a José Jiménez, su director general de Bellas Artes, y a otros íntimos del equipo. Al fin y al cabo, Solchaga era ya vicepresidente del patronato.

La decisión no pudo ser. Cuando Cultura comunicó sus intenciones a La Moncloa, la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, les recordó la necesidad de cubrir la cuota femenina. Había mujeres preparadas para ese cargo, como era el caso de Pilar Citoler, la reputada coleccionista de arte, que además era mujer. Bueno, nada que decir en primera instancia, pensaron en Cultura. La figura de Citoler era difícil de rebatir .

Pero el ejemplo de Citoler —ha habido otros muchos de mujeres, elegidas con mayor o menor acierto— no era más que un síntoma. Llegó el Gobierno Zapatero después del triunfo del 9-M, y la foto del presidente y su Gobierno con mayoría de mujeres dio la vuelta por medio mundo. ¡Una ministra de Defensa embarazada y una de Igualdad con tan sólo 31 años! ¡La más joven de la historia! ¡Qué pelotazo! No era para menos.

Con todo, enseguida comenzaron los susurros sobre la necesidad de un Ministerio de Igualdad —de igualdad no sólo de género, suponían algunos socialistas— y la juventud de la joven Aído —por tanto, inexperta, aunque seguro que inteligente— empezaron a gotear los detalles oscuros en materia de nombramientos, mientras se formaba Gobierno.

La sustitución del diplomático Carles Casajuana Palet, director de Internacional de La Moncloa y mano derecha de Zapatero en sus viajes internacionales, por la diplomática casi desconocida Milagros Hernando, dejó de piedra a unos cuantos socialistas, mientras que confirmó a los más avezados miembros de Ferraz —sede central del PSOE— y a los expertos en los pasillos de Moncloa, que Zapatero había dado carta blanca a Fernández de la Vega para dar una vuelta de tuerca más en materia femenina. Era una militancia. "No es lo mismo sustituir por una mujer a alguien que ya está en un cargo, que decidir de forma militante que todo vacío que se produzca debe de cubrirse con mujeres. Eso es lo que está haciendo María Teresa. Pero ¿quién se atreve a decirlo?", explica un cargo del Gobierno, que pide insistentemente guardar el anonimato.

Hubo más. Decirle a Moratinos que Casajuana debía ser sustituido por Hernando no tenía mérito. Pero decirle que no a Carme Chacón, flamante y brillante ministra de Defensa -hoy ha vuelto a trabajar tras terminar su permiso-, con su tripa y su voz inquebrantable revisando a las tropas en todos los periódicos del globo, era más sintomático. Sin problemas, la vicepresidenta rechazó el nombre que Chacón había elegido en primera instancia, un hombre, para la Subsecretaría de Defensa. El efecto femenino en ese ministerio debía ser total, así que María Victoria San José fue elegida para el cargo en un ministerio simbólico, donde las caras más notables son mujeres.

Después llegó la sustitución del prestigioso historiador José Sánchez Junco al frente del Centro de Estudios Constitucionales (CEPC) por la constitucionalista Paloma Biglino, persona muy cercana a los Zapatero y el grupo de los constitucionalistas de León. El argumento de Fernández de la Vega fue el mismo. Hay que poner una mujer.

Son sólo algunos ejemplos, porque ha habido unos cuantos más. Hasta ahora, el silencio se ha impuesto sobre estos asuntos. ¿Están las mujeres socialistas de acuerdo con los argumentos? "No, ni mucho menos. Incluso a algunas nos da vergüenza cómo se están haciendo las cosas, aunque queremos a María Teresa y sabemos que lo hace con su mejor fe. Pero se le está yendo la mano", confiesa una ex ministra del PSOE, amiga de la vicepresidenta desde hace años. ¿Y por qué no lo dicen? "Las mujeres, porque podemos ser acusadas de carcas, de falta de feminismo, de todo. Después de lo que hemos soportado. Y porque necesitaríamos mucho tiempo para los matices. Hay muchos campos y parcelas de la vida donde es muy necesario aún defender la cuota femenina."

Pero ¿y qué opinan los compañeros socialistas? "¡Qué risa! ¿Cómo lo vamos a decir? Las periodistas, además, os habéis convertido en un lobby mediático. La 'vice' tiene toda una cohorte alrededor, que la apoya hasta el final. Aunque no todas compartís la fórmula. Ni lo pueden denunciar vuestros compañeros, los periodistas. Los acusariáis de machistas, retrógrados. Lo que sea. Y lo mismo pasa con nosotros, los diputados del PSOE".

El caso Bibiana, una advertencia

Y sin embargo, los errores de la joven ministra de Igualdad, Bibiana Aído, han sido recogidos incluso en los medios menos sospechosos de antisocialistas, y han dado lugar a una cadena de fallos que sacó de su somnolencia hasta a los académicos más anestesiados. Esta misma cadena es utilizada cada día para hacer bromas y chistes baratos en la prensa y ha reabierto este debate, aunque de modo muy soterrado.

¿Se le está yendo de la mano a la vicepresidenta de la Vega el tema del feminismo? A medio plazo, ¿puede volverse en contra del Gobierno Zapatero y de las mujeres un exceso de celo militante y por ovarios?

Las preguntas serán silenciadas este fin de semana. "Hay ovarios, pero falta testosterona", responde jocosamente un alto cargo socialista, seguro de que en el Congreso Federal del PSOE del 4,5 y 6 de julio en Madrid, ningún hombre se atreverá a enunciar el asunto. ¿Y las mujeres? "¡Ni hablar! En estos momentos, o estamos con la vicepresidenta o somos sospechosas de estar con Esperanza Aguirre. Miento. Aguirre también tiene exceso de ovarios. O estamos con De la Vega o estamos con Ana Botella. Los de la prensa nos machacáis si sacamos este asunto ahora. Y nuestra carrera política, al garete," confiesa con pesadumbre otra socialista, con cargo de segundo nivel en el Gobierno, y que insiste encarecidamente en proteger su anonimato.

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