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El conflicto agropecuario en Argentina pone a prueba las alianzas del Gobierno kirchnerista

EFE
Actualizado 17-06-2008 22:49 CET

Buenos Aires.-  El conflicto del sector agrario de Argentina debido al aumento de la presión del Fisco pone a prueba las alianzas que sustentan al Gobierno peronista de Cristina Fernández de Kirchner sólo seis meses después del inicio de su gestión.

Gobernadores de provincias que sufren las consecuencias del conflicto agrario y que responden al Partido Justicialista (PJ, peronista) que lidera el ex presidente Néstor Kirchner, esposo de la mandataria, han anticipado que no participarán mañana en la marcha de apoyo popular al Gobierno organizada por esa fuerza.

La manifestación ha sido además desaconsejada por gobernadores afines a Kirchner y por los "radicales K", como se denomina a dirigentes de la centenaria Unión Cívica Radical que se aliaron al oficialismo, entre ellos el vicepresidente de la Nación, Julio Cobos.

Tres "radicales K" que gobiernan otras tantas provincias han apoyado una moción de Cobos, presidente del Senado, para que el asunto se dirima en el Parlamento, donde la oposición ha intentado sin éxito que se anule el sistema de impuestos móviles a la exportación de granos vigente desde mediados de marzo pasado y detonante del conflicto.

La iniciativa de Cobos ha desatado los rumores sobre sus posibles diferencias con la presidenta e incluso su hipotética dimisión.

"Cobos habló conmigo, con la presidenta. Él es consciente de la responsabilidad que le cabe al campo en todo esto. Nunca me dijo nada sobre renunciar", dijo hoy el jefe del Gabinete de ministros, Alberto Fernández, sin hacer otros comentarios.

"Radicales K" son además unos 600 alcaldes, la mayoría de distritos afectados por las protestas agrarias, y el sector forma parte de la Concertación Plural, el bloque parlamentario de aliados al peronista Frente para la Victoria del matrimonio Kirchner.

El campo es el sector más competitivo y dinámico de la economía del país, uno de los mayores productores mundiales de alimentos, por lo que gobernadores y alcaldes soportan fuertes presiones populares para que se solucione el conflicto.

En los últimos días se han multiplicado las gestiones de "radicales K" para que Cobos trate de convencer al Gobierno, y en especial a Kirchner, de la necesidad de restablecer el diálogo con las asociaciones agrarias en conflicto, que reúnen a unos 290.000 productores.

La declaración del vicepresidente de la Nación recibió el inmediato apoyo de los gobernadores de las provincias de Corrientes y Santiago del Estero, en el norte del país, y de Río Negro, en el sur, todos "radicales K", así como de socialistas y demócratas cristianos de la Concertación Plural aliada al Gobierno.

Además, a la manifestación del miércoles no acudirán los gobernadores peronistas de las provincias de Córdoba, Juan Carlos Schiaretti, y de Chubut, Mario Das Neves, así como tampoco los líderes del PJ en las de Santa Fe, Carlos Reutemann, y de Entre Ríos, Jorge Busti.

Schiaretti, Reutemann y Busti han criticado la política impositiva del Gobierno e instado en varias ocasiones a que se negocie con los dirigentes del campo.

Las protestas agrarias cumplieron hoy 98 días, más de la mitad de la gestión de Fernández, quien ha sido blanco de varios "cacerolazos" de apoyo al campo y a favor del diálogo, el último de ellos en la noche del lunes en Buenos Aires y grandes centros urbanos de todo el país.

El "cacerolazo" del lunes se atribuye en parte al rechazo popular que causaron unas declaraciones del dirigente piquetero oficialista Luis D'Elía, que llamó a defender la gestión de Fernández incluso con armas, extremo previsto por la Constitución en caso de grave amenaza a la democracia.

D'Elía "dio su opinión, no es la opinión del Gobierno", subrayó el jefe del Gabinete, que denunció "una acción muy cuidadosa tendente a desestabilizar, a poner en duda la funcionalidad de un Gobierno que hace seis meses ganó con el 45 por ciento de los votos".

El líder piquetero ha sido uno de los más activos en la promoción de movilizaciones en respaldo de la presidenta, como la que se prepara para mañana con apoyo de la Confederación General del Trabajo (CGT), el mayor sindicato del país.

En medio del conflicto, varios han sido los intentos de mediación fallidos, tanto por la intransigencia del matrimonio Kirchner como por las actitudes y expresiones beligerantes de dirigentes de las patronales agrarias.

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