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La "bomba" nuclear se guarda en un cajón de La Moncloa

  • Un informe del Gobierno reconoce la imposibilidad de cerrar las centrales nucleares
  • La alternativa al cierre sería aumentar las emisiones de CO2, incumpliendo más aún Kioto
Por ANA R. CAÑIL (SOITU.ES)
Actualizado 29-05-2008 18:17 CET

España no podrá cerrar sus centrales nucleares en los próximos 20 años, como prometió José Luis Rodríguez Zapatero y han mantenido los socialistas en los últimos años. Esto es lo que se deduce del estudio oficial 'Prospectiva Energética 2030' que el Gobierno Zapatero encargó en el otoño de 2006. El informe reconoce la imposibilidad del cierre de las nucleares españolas sin pagar un alto coste, tanto ambiental como económico.

El estudio, de unas 300 páginas, estaba terminado en vísperas de las elecciones generales. Lo inoportuno de sus deducciones a las puertas de una campaña electoral, llevó al Gobierno a guardarlo en un cajón de La Moncloa y en otro del Ministerio de Industria, según ha podido confirmar soitu.es. Y allí siguen.

Si el presidente Zapatero mantiene su compromiso de cerrar las centrales españolas a medida que vayan cumpliendo los 40 años de vida —como mantienen los ecologistas que ha prometido— tendrá que asumir que la energía nuclear que utilizamos deberá ser sustituida por gas natural o carbón, dos de las materias que más CO2 emiten a la atmósfera. Seguiríamos, pues, sin cumplir el Compromiso de Kioto. La otra alternativa consiste en comprar energía a países vecinos, como Francia, donde el grueso de la producción procede de sus centrales nucleares. En Francia, la energía nuclear no provoca el enorme rechazo social que genera en España o Alemania.

Con diversos escenarios energéticos, el informe asegura que en el año 2030 "sólo" el 45% de la energía que consumimos provendrá de las energías renovables. Por más que nuestro país sea un territorio privilegiado para la eólica y la solar, con las tecnologías existentes en la actualidad y las que se están investigando ahora, no se podrá ir más deprisa.

El trabajo sobre el futuro energético de nuestro país sigue guardado, bajo llave pese a la que está cayendo sobre nuestras espaldas y las de Solbes y a las previsiones de que el barril de petróleo alcance los 200 dólares. Y eso por no hablar de las protestas por el precio del gasóleo. Como otros gobiernos anteriores, el de Zapatero no se atreve a abrir el melón de la energía nuclear. Tratará de posponer el debate hasta que en 2009 tenga que tomar la decisión de si cierra o no Santa María de Garoña, que cumple 40 años en 2011.

Matiz en programa electoral

El informe para el 2030 sí que influyó a la hora de redactar el texto referido a la energía nuclear en el programa electoral del PSOE para las elecciones del pasado 9-M. Con el máximo sigilo, se cambió la redacción del artículo 66: "Sustituiremos gradualmente la energía nuclear por energías más seguras y más limpias, cerrando las centrales nucleares de forma ordenada en el tiempo, al final de su vida útil".

"Al final de su vida útil". Ése fue el quid de la redacción del artículo. El equipo de Medio Ambiente había propuesto que se cerraran las centrales nucleares a medida que éstas fueran cumpliendo los 40 años de vida, pero la situación energética mundial, más los resultados del informe de Prospectiva aconsejaron sustituir la concreción por el eufemismo "vida útil".

¿Por qué? Uno de los sabios que participó en el informe lo tiene muy claro. La expresión "vida útil" puede interpretarse como los años durante los cuales una central nuclear puede funcionar cumpliendo todas las normas de seguridad. Y dependiendo de cada instalación o cada país, ese tiempo puede alargarse a los 60 ó 70 años, frente a los 40 que, como máximo, exigen los ecologistas más moderados.

La historia del informe

A finales de 2006 y al humo de la iniciativa de los ingleses con el Informe Stern, redactado por el economista Sir Nicholas Stern, los países más sólidos de la Unión Europea iniciaron sus prospectivas. El Gobierno de Zapatero, a través del Ministerio de Industria, encargó la elaboración de 'Prospectiva energética 2030' a un grupo de sabios de reconocido prestigio y diferentes especializaciones y tendencias. En su elaboración participaron nombres como el del ex ministro de Industria, Claudio Aranzadi; la catedrática Paulina Beato, ex presidenta de Red Eléctrica de España; el actual presidente de REE y ex ministro, Luis Atienza; el ex presidente de Enagás, Antonio González Adalid; el catedrático y consejero de la CNE, Jorge Fabra; el catedrático de Termodinámica Valeriano Ruiz y especialistas como los profesores José Ignacio Pérez Arriaga, autor del libro blanco para el Marco Regulatorio de Generación Eléctrica, además de otros expertos energéticos como Mariano Marzo.

Por parte del Gobierno, en las reuniones mensuales participaban Arturo Gonzalo Aizpiri, entonces secretario general para la prevención de la Contaminación y el Cambio climático; Ignasi Nieto, secretario general para la Energía y Pedro Marín, miembro destacado de la Oficina Económica del Presidente y actual secretario general de la Energía. Cuando se inició el trabajo, se tuvo mucho cuidado en utilizar un lenguaje en positivo, para no alarmar socialmente. El objetivo de la Prospectiva era maximizar y evaluar la penetración de las energías renovables en España.

Aún hoy, algunos de los más destacados miembros que participaron en el trabajo insisten en que no hay conclusiones, sino evaluaciones de los escenarios propuestos. Pero reconocen que del estudio se deduce claramente la imposibilidad del cierre de nuestras centrales nucleares sin pagar un coste inimaginable, tanto desde el punto de vista de Kioto como desde el económico, al tener que sustituir la nuclear por gas natural o carbón.

Otro de los participantes en el trabajo asume que, en estos momentos, sólo hay una tecnología en embrión para el carbón. Cuando se desarrolle será capaz de capturar y secuestrar las emisiones de CO2 de carbón, peores incluso que las de gas natural. Pero además del tiempo que se tarde en crear, estará el alto precio al que habrá que pagarla.

Los cierres previstos

En el año 2006, el Gobierno Zapatero ordenó el cierre de la central nuclear más antigua de España, la de José Cabrera en Zorita, un hito para el ecologismo español. Ahora, el primer cierre de central nuclear previsto, si se cumple la norma de los 40 años de vida, es el de Santa María de Garoña, que será una vieja de 40 años en el 2011. La decisión tiene que tomarse en 2009 y este gesto será el primero en el que se retrate la política del Gobierno. ¿Seguirá adelante con el plan de cierre o echará el freno?

El resto de las centrales españolas deberían de cerrarse entre el 2021 y el 2028. Para entonces, en el escenario más optimista —y salvo descubrimientos más espectaculares y más optimistas aún— España habrá logrado generar alrededor del 40% de la energía que necesitamos mediante renovables, según la Prospectiva 2030 que se guarda el Gobierno. Si no se publica pronto, como reclama alguno de los sabios del estudio, estará muerta, porque se ha elaborado con datos del 2006. ¿Será eso lo que pretende el Gobierno?

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