MADRID.- Ya nadie compra televisiones de tubo. Los españoles han sustituido (o tienen en mente hacerlo) su viejo monitor por una pantalla plana, e incluso han pagado un poco más por aquellas que llevan la pegatina ‘Full HD’. El objetivo es estar preparados ‘para cuando llegue la alta definición’. Sin embargo, son muy pocos los que aprovechan esta capacidad de su nueva tele.
Aunque algún día todas las emisiones televisivas se harán en alta definición, y ver un telediario se convertirá en una experiencia traumática debido a la extraordinaria calidad que proporciona el nuevo formato, en estos momentos sólo existen dos grandes formas de disfrutar de ella. La primera, ver una película con un reproductor especial. La segunda, echar una partida a algún juego con la PlayStation 3 o la Xbox, que también son capaces de reproducir películas (la Xbox, con un accesorio especial).
El problema es que, aunque los reproductores de alta definición son ya lo suficientemente baratos como para plantearse tirar a la basura el DVD (pueden encontrarse a partir de doscientos euros), sólo los consumidores más valientes se han atrevido. Y muchos lo han hecho empujados por la doble capacidad de su consola. La razón es una guerra comercial, que comenzó hace tres años y ha dividido en dos bandos tanto a la industria de la electrónica como a la de los contenidos. Pero ha aburrido a los consumidores con cientos de noticias y pequeñas batallas. Esa guerra es la verdadera culpable de que sigamos viendo los últimos estrenos a una calidad inferior a la que podríamos.
Los dos equipos son Blu-ray (apoyado por Sony) y HD-DVD (promovido por Toshiba). Aunque existen algunos reproductores que pueden con ambos formatos, son incompatibles entre sí. Pero lo más importante es el apoyo de las grandes productoras de cine. Da igual que una tecnología sea mejor que la otra, porque si no hay películas que reproducir en ella, no se venderá.
Los analistas creen que los recientes acontecimientos sucedidos durante la feria de electrónica de Las Vegas pueden precipitar el fin del conflicto. La Warner, uno de los grandes estudios, decidió publicar sus películas sólo en Blu-Ray, abandonando a su suerte al formato de Toshiba. Para colmo Microsoft, el gran paladín del HD-DVD a través de su consola, dijo que si los consumidores deseaban Blu-Ray, no iban a ser ellos quienes les llevaran la contraria, y que lo introducirían en la Xbox. Además, los rumores sobre la estampida del resto de estudios a favor del Blu-Ray son constantes.
Cansadas de una pugna que está frenando la introducción de una innovación importante en el mercado, todas las partes desean ya un vencedor claro. Pero especialmente los consumidores, que no están dispuestos a guardar películas y reproductores derrotados en el mismo trastero que su vídeo Beta, la última víctima insigne de las guerras de la electrónica. Así que en estos momentos la gran pregunta es ¿merece la pena adquirir un reproductor de alta definición? Y si es así, ¿cuál?
En principio, la decisión es más sencilla hoy que hace un par de semanas: Blu-ray tiene más posibilidades de sobrevivir, y la guerra puede estar a punto de terminar, pero conviene seguir desconfiando. La única razón lo suficientemente poderosa como para adquirir un reproductor de alta definición sin la sospecha de estar apostando a ciegas unos cientos de euros en un juego cuyas reglas no se comprenden, es que venga ‘de regalo’ dentro de una consola.
Sin embargo, un peligro mayor ensombrece la cuestión. Es posible que la avaricia de la industria y la velocidad con la que se suceden los avances tecnológicos haya matado a la gallina de los huevos de oro. Porque ¿qué razón hay para adquirir un montón de películas en formato físico cuando ya está todo listo para que los contenidos (en todos los tipos de calidad imaginables) se descarguen directamente de Internet y se almacenen en un disco duro?
La feria de Las Vegas también ha dado pistas en este sentido. En ella, Comcast (el gran proveedor de cable estadounidense) anunció que en 2009 permitirá a sus usuarios descargar una película de alta definición en cinco minutos. Netfilix (líder en alquiler ‘on line’ de películas) y LG comunicaron el lanzamiento de un descodificador que permitirá ver los contenidos directamente en la televisión.
En suma, demasiada información complica algo que debería ser tan sencillo como acercarse a una tienda con la tarjeta de crédito. Así que no seremos nosotros quienes le empujemos a tomar una decisión cuando ni siquiera una industria billonaria lo tiene claro. Y de todas formas, el viejo DVD tampoco se ve tan mal.
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