MADRID.- El 'boom' de la energía fotovoltaica en el último año ha sido tan tremendo que ha terminado por explotar. El propio sector reconoce que no es normal el ritmo de crecimiento del 500% y asume que debe "reajustarse su evolución" (y bajar la prima). Sin embargo, los cambios del Gobierno para esta tecnología no han gustado nada y han sido rechazados incluso por la Comisión Nacional de la Energía (CNE).
¿Qué pasa con el modelo de crecimiento de la energía solar en España? Mientras algunos alertan de que se está produciendo una especulación similar a la vivida en el sector de la construcción, otras opinan que reducir la prima puede causar un desastre. Ahora bien, la realidad es bastante más compleja.
Para empezar, la famosa prima (de 44 céntimos por kW/h) se calculó con los datos de 2003, momento en el que el silicio, la materia prima para fabricar paneles, estaba muy caro. El precio de este material bajó después y así se llegó a la rentabilidad actual.
El sector crece a tal velocidad que el pasado agosto se alcanzó la potencia asignada para 2010 en el Plan de Energías Renovables, 400 megavatios (MW). Por ello, se ha hecho necesario incrementar ese objetivo. El Gobierno propone ahora un cupo de 1.200 MW para el año 2010. Y esto supondría triplicar el objetivo anterior, pero ya se prevé que se quedará corto. Pues a finales de 2007 se contaba con alcanzar los 500 MW.
La industria nacional tiene capacidad para instalar hasta 250 MW por año, pero las previsiones apuntan a que hasta septiembre de 2008 se colocarán otros 500 MW. ¿Cómo? Pues comprando los paneles fuera del país. De hecho, el sector asegura que la industria nacional podría quedarse de brazos cruzados desde septiembre de 2008 (plazo en que concluye la vigencia de la legislación actual) hasta 2010.
Según la Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF), el Gobierno pretende recalcular la prima, pero sin establecer, como ocurre ahora, tramos de potencia para las huertas solares. Es decir, se implantaría una prima de 31 céntimos para todo tipo de instalaciones, sin reconocer sus diferentes tamaños. Y esto provocaría que sólo sobrevivan las grandes empresas que harán grandes huertos, superficies enormes cubiertas con paneles solares, mayores de 120 hectáreas (120 campos de fútbol). Unos monocultivos de paneles solares que posiblemente causarían un importante rechazo social por su impacto en el paisaje.
Para permitir que la fotovoltaica siga desarrollándose en España y evitar unos 10.000 despidos por el parón del mercado, ASIF apuesta por bajar la retribución de todas las instalaciones de un 10% a un 15% y por impedir que se hagan huertas solares de gran tamaño.
Ya podría nuestro sector energético aprender de otros países de Europa (con muchas menos horas de sol), que han desarrollado de forma asombrosa esta tecnología, pero no por medio de grandes instalaciones, sino en aplicaciones a escala más reducida, mediante sistemas pensados para instalarse cerca del punto de conexión en viviendas, naves industriales, edificios comerciales, mobiliario urbano... Así se gana en autonomía y en eficiencia.
Por otro lado, España es el primer país de Europa que establece la obligación (a través del Código Técnico de Edificación ) de aportar un mínimo de la energía eléctrica demandada a través de solar fotovoltaica. Sin embargo, la falta de especificaciones técnicas de la norma pone en riesgo su eficiencia: por ejemplo, en el caso de la solar térmica la regulación no especifica qué potencia debe generar la instalación sino que se ha referido al m2 construido.
En Alemania, el Estado promueve lo que han llamado la Solarbundesliga, una especie de liga solar en la que compiten sus municipios, favoreciendo la innovación, el juego y una sana competitividad que lleva a una mayor sostenibilidad energética.
¿Qué piensas del actual modelo de desarrollo de la energía solar en España? ¿Qué crees que debería cambiar?.
* Amanda del Río es ambientóloga y trabaja en la Fundación Global Nature
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