León regala al Cabildo una hucha para que contribuya con los gastos de la ciudad

León.-  El pueblo de León, a través de su representante municipal, ha hecho entrega hoy al Cabildo de la Catedral de León de una hucha de barro para que el clero "dé lo que le sobre para contribuir a los gastos de la ciudad", porque el Cabildo "lleva toda la vida recibiendo".

ampliar foto

(EFE)

Celebración de las tradicionales "Cantaderas", que rememoran la abolición del legendario tributo de las cien doncellas, que los reyes asturleoneses venían pagando anualmente a los califas musulmanes, que ha tenido lugar hoy en la Catedral de León.

De esta forma, la autodenominada "síndica" municipal, Evelia Fernández (PSOE), concejala de Cultura en el Ayuntamiento de León, cumplía con la tradición de hacer entrega de un obsequio a los representantes eclesiásticos durante la celebración del tradicional acto del Foro u Oferta.

Se trata de una tradición con la que se rememora la victoria cristiana en la Batalla de Clavijo y que abolió el pago del tributo de las cien doncellas por parte de los reyes asturleoneses a los califas de Córdoba, durante el periodo de ocupación musulmana en la Península.

La Corporación municipal, acompañada de Las Cantaderas, que realizan sus bailes dirigidas por la Sotadera, encargada de instruirlas en los usos y costumbres de los musulmanes, van en procesión al son de la dulzaina y el tamboril hacia el claustro de la Catedral, donde ofrecen a la Virgen pan y frutas de temporada.

Allí se celebra este debate que siempre acaba en empate, en el que munícipe y clero tratan de convencerse uno a otro de quién de las partes es la que acude a esta cita de forma obligada, y en la que siempre el pueblo obsequia algo curioso al Cabildo.

"Va siendo hora de hacer algo o de devolver algo al pueblo. Las flores, para la Virgen. Para ustedes, esta hucha de barrio de Jiménez de Jamuz para que vayan recogiendo lo que les sobra durante el año y, en la próxima ocasión, nos la entreguen bien cumplida", ha explicado Fernández, esta vez representante del pueblo.

Por su parte, el síndico eclesiástico, el administrador de la Catedral de León, Mario González, ha tratado de hacer ver a su rival en lo dialéctico que su ofrenda y discurso estaban marcados por una actitud "demagógica", ya que "yo no he pedido nada; la única que ha pedido algo es usted".

En esta ocasión, el discurso de la representante municipal ha contenido una gran carga feminista y ha asegurado que fueron "las mujeres del Reino de León víctimas de aquella infamia, cumpliendo con las obligaciones del Reino".

Fernández explicaba que, durante siglos, el clero se "ha beneficiado de las lágrimas" de las féminas y de los "regalos a la Virgen".

"Si algunos tienen una obligación son ustedes con las mujeres de León y con la ciudad de León", ha argumentado la "síndica" para tratar de hacer ver al Cabildo que el pueblo de León no es, precisamente, quien acude cada año al claustro de una forma obligada.

Por alusiones, el síndico religioso, que ha ironizado asegurando que no sabía cómo tratar a su rival en la contienda dialéctica, si de "miembro o de miembra" o "síndico o síndica" -de ahí la autodenominación de Fernández como "síndica"-, quiso atajar el golpe.

"Me ha tratado como si yo fuera uno de aquellos reyes vagos", comentaba Mario González, en referencia a los califas, al tiempo que quiso "defender" la "libertad y la dignidad de la mujer" y recordaba todos aquellos "grandes" personajes femeninos en la Historia eclesiástica.

Como siempre, el debate ha concluido en empate y ha quedado emplazado para el año que viene, ya que la representante del pueblo ha insistido en que Las Cantaderas y la tradición del Foro u Oferta es una "ceremonia de gran esplendor, porque quiere el pueblo de León".

Mientras, Mario González ha afirmado que el pueblo de León "se obligó libremente a venir y ahora tiene que cumplir esa obligación".

El origen de Las Cantaderas conmemora el fin del tributo de las cien doncellas que los leoneses tenían que entregar cada año al califa de Córdoba, para que pasaran a formar parte de su harén, una obligación que concluyó con la victoria de Ramiro I de León en la batalla de Clavijo, en el año 840.

A partir de ese momento, el voto se convirtió en fiesta y un grupo de muchachas representaban el fin de la imposición del califato bailando y cantando romances en la Catedral, como testimonio de gratitud, una ofrenda que el Cabildo recibe como foro, iniciando la disputa verbal, calificada de Interés Turístico Regional.