José Pedro Carrión dice que "la tragicoña es la capacidad de equivocarse y no saberlo"

Mérida.-  El actor José Pedro Carrión afirma que el personaje que encarna en "Timón de Atenas" combina lo burlesco y lo trágico, dos aspectos del hombre que permiten denominarle bajo el adjetivo de "Timón Tragicóñico" y que resume la esencia de la obra: "la tragedia de estar equivocado y no darse cuenta".

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(EFE)

El actor José Pedro Carrión, protagonista de la obra 'Timón de Atenas', versión del texto de William Shakespeare, durante el ensayo de la obra, dirigida por Joaquim Benite, que se representará hasta el próximo domingo día 10, en las ruinas del Anfiteatro Romano de Mérida.

Este vallisoletano de 51 años ha llegado ilusionado a las ruinas del Anfiteatro Romano de Mérida, donde protagoniza hasta este domingo "Timón de Atenas", de William Shakespeare, dentro de la LIV edición del Festival de Teatro.

En una entrevista con EFE, afirma con convicción que, de la obra, espera que le permita hacer mejor la siguiente y, del público, que "sean capaces de salir de la función sintiendo el placer de estar vivos".

Como actor, le gusta definirse como un mero intermediario entre la tragedia y la comedia.

Por encima de la tragicomedia "shakespeariana", defiende el concepto de "Tragicoña", un término que acuñó el actor extremeño y amigo Juan Margallo, y que describe las contradicciones de la vida.

En este sentido, explica que la función muestra la paradoja de "cómo se puede estar tan jodidamente equivocado en la vida sin que el personaje se dé cuenta y no partirse el culo de risa por ello".

A la hora de interpretar a Timón, Carrión piensa que "sólo sabe que no sabe nada" y lo afronta desde la búsqueda, desde la que quiere demostrar a los espectadores la "brutal incapacidad" del hombre para aprender de sus errores.

Admite que suele trabajar con un espectador imaginario que, a falta de público, se vuelve un compañero con el que conversar y al que se le puede transmitir muchos sentimientos, o no se le puede transmitir nada.

Durante los largos ensayos en las ruinas del Anfiteatro Romano, le gustaba "quedarse en silencio antes de hablar y guarda silencio mientras que habla" para que la energía que conserva este espacio, tras el paso de los siglos, disparen su imaginación.

Con su voz grave y cultivada manifiesta que tiene la intuición de que la obra ha convencido al público, porque refleja la identidad humana, y "no hay Dios que se escape" de los continuos guiños que desnudan el alma del espectador durante la representación.

Rodeado de una carcajada irónica, la encarnación contemporánea de Timón afirma que el hombre "no ha evolucionado tanto como presume", y explica que Timón de Atenas existe para que el espectador reconozca, en este caso en el Anfiteatro Romano, que el hombre se comporta como "una auténtica bestia" consigo mismo.

Hace dos siglos, afirma, se cometían los mismos errores que en la actualidad, "se trata del mismo tropiezo, de la misma noria y del mismo burro que dan vueltas incesantes por el mismo círculo".

Se define un amante de Shakespeare, porque "es más sencillo enfrentarse a un autor de su categoría que a un autor tonto" y considera que el genio inglés ha transmitido el arte con una enorme generosidad, pues sus frases hablan de la esencia misma del hombre.

Tiene también unas palabras para Cyrano de Bergerac, una obra en la que ha encarnado a su protagonista hasta hace unos meses y con el que ha cosechado grandes éxitos.

Piensa que hay similitudes entre Timón y Cyrano de Bergerac, ya que ambos idolatran a la luna, ambos son hombre de la luna, aunque Cyrano idolatra a una luna llena, mientras que Timón adora a una luna nueva e invisible, aunque los dos maldicen y bendicen al astro, porque a través de él identifican su mundo interior.