Le llamaban el rey del mambo

El músico cubano Israel 'Cachao' López ha muerto en Miami a los 89 años y con el ritmo en la sangre. Hace 71 años inventó el mambo junto a su hermano Orestes, pero seguramente no habríamos publicado este texto hoy si no hubiera sido por Andy García, quien, a principios de los noventa, mientras grababa El Padrino, redescubrió a Cachao para el gran público con un disco y el documental 'Cachao, como su ritmo no hay dos'.

Quizá al actor, de origen cubano, le deba su fama mundial, pero lo cierto es que Cachao se fue labrando su leyenda desde bien pequeño. Nació con un pentagrama en el alma.

Descendiente de españoles e hijo de profesores de contrabajo, comenzó en la música a los 8 años como percusionista de bongos en el conjunto "Bella Mar", al tiempo que tomaba clases de piano y bajo, e iba a la escuela.

Tras ser amenizador musical de las películas mudas en el teatro Carral, de Guanabacoa, con 12 años ingresó como contrabajo en la Orquesta Filarmónica de La Habana. Allí ya estaban su hermano mayor, Orestes, y su padre.

Desde ese momento, su vida se rodeó de música clásica y popular. Por la tarde, tocaba los clásicos y por la noche, fuera de la sinfónica, sones participando en las populares descargas ("jam sessions").

En 1962 abandonó Cuba, tras la instauración del régimen de Castro. Su primer destino sería España, donde tocó en cabarets y salas de fiesta, pero como otros cubanos, no tardó en trasladarse a Estados Unidos, donde ganó un premio Grammy y hasta se le dedicó en 2003 una estrella en el Paseo de la Fama en Hollywood.

Cachao se ha despedido de una vida que ha dedicado en cuerpo y alma a la música. Sus días terminan, pero su música sigue latiendo con la fuerza de las raíces africanas y el regusto del jazz, como el ritmo que lo colocó en la historia de la música: ¡¡Aaaaahhh... Mambo!!