Naciones Unidas.- Cuba logró hoy de nuevo el respaldo de la Asamblea General de la ONU en contra del embargo que Estados Unidos decretó contra el régimen comunista de La Habana en 1962, al tiempo que desde ese foro criticó los escasos cambios que al respecto ha supuesto la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca.
El ministro cubano de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez, presentó a la Asamblea una resolución pidiendo el levantamiento del embargo económico y comercial contra su país, que tuvo el apoyo casi unánime de los 192 países que integran la ONU.
A favor votaron 187 países, en contra tres (EE.UU., Israel y Palau) y hubo dos abstenciones (Islas Marshall y Micronesia).
Esta ha sido la décimoctava ocasión consecutiva en que la Asamblea se pronuncia a favor de la resolución presentada en ese sentido por Cuba, labor que en esta ocasión correspondió a Rodríguez.
También ha sido la primera en que el órgano de la ONU ha tratado este asunto desde que Obama asumió la presidencia de EE.UU. en enero pasado, cuando prometió cambios en la política exterior de Washington y extender la mano hacia los considerados tradicionales enemigos estadounidenses como Cuba, Corea del Norte o Irán.
Los representantes de la mayoría de los países expresaron hoy en sus intervenciones el deseo de que el Gobierno de Obama normalice las relaciones con Cuba, al tiempo que pidieron el pleno respeto de los derechos humanos y de la libertad de expresión en la isla.
Estados Unidos decretó de manera oficial su embargo sobre Cuba el 7 de febrero de 1962, bajo el Gobierno de John F. Kennedy, pero desde 1959 Washington ya había impuesto ciertas sanciones a la isla caribeña.
Las restricciones comerciales y financieras han supuesto pérdidas a la economía cubana calculadas en 242,4 millones de dólares en 2008 y de unos 96.000 millones en el medio siglo que llevan vigentes, según el Gobierno de Cuba.
Al defender la resolución, Rodríguez señaló que el bloqueo contra su país es "una política absurda que provoca carencias y sufrimientos", además de calificarlo de "violación masiva, flagrante y sistemática de los derechos humanos".
Alegó que, según la Convención de Ginebra de 1948, un acto de ese tipo "aparece tipificado como un acto de genocidio. Es éticamente inaceptable".
Tras la votación, la embajadora estadounidense ante la ONU, Susan Rice, criticó "el lenguaje de la Guerra Fría" utilizado por Rodríguez para presentar la resolución, al tiempo que subrayó que su país "tiene el derecho soberano" de conducir sus relaciones económicas como estime oportuno y señaló que este caso cae bajo el ámbito de las relaciones bilaterales.
Rice lamentó que Rodríguez utilizara el término "genocidio" para referirse al embargo, porque, señaló, "disminuye el significado de la palabra respecto al sufrimiento de otros en el mundo".
También consideró que la posición cubana ignora los recientes cambios realizados por la Administración de Estados Unidos y el presidente Barack Obama respecto a sus políticas hacia la isla, sobre los que dijo que "podrían ser un punto de partida para un cambio en las relaciones" entra ambos países.
Rice dijo, no obstante, que pese "al lenguaje hostil" de Rodríguez, reconocía que "hay un nuevo capítulo en esta vieja historia".
Subrayó que el Gobierno de Washington ya ha tomado diferentes medidas en apoyo del pueblo cubano, como levantar las restricciones a las visitas familiares o el envío de remesas, además de iniciar conversaciones en el ámbito migratorio.
"Estados Unidos ha demostrado estar preparado para abordar con el Gobierno de Cuba asuntos que afectan a la seguridad y el bienestar de ambos pueblos", afirmó Rice.
El canciller cubano, por su parte, había criticado en su discurso que desde la elección de Obama "no ha habido cambio alguno en la aplicación del bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. Permanece intacto".
Además consideró que la reanudación de las conversaciones bilaterales en materia migratoria y de correo postal directo son acciones "positivas, pero extremadamente limitadas e insuficientes".
Durante las intervenciones, el embajador de México ante la ONU, Claude Heller, explicó que su país votaba a favor de la resolución, como había hecho desde 1992.
El diplomático mexicano subrayó que para su país "cualquier tipo de sanciones políticas, económicas o militares impuestas a los estados solo puede emanar de las decisiones o recomendaciones del Consejo de Seguridad o de la Asamblea General de la ONU".
Por su parte, el embajador de Venezuela ante la ONU, Jorge Valero, dijo que el embargo de Washington "transgrede los principios de libre determinación y soberanía de los pueblos y Estados", al tiempo que consideró que "es el más prolongado, cruel e injusto que haya conocido la historia de la humanidad".
"Es el principal obstáculo para el desarrollo económico y social de Cuba", subrayó.
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