Madrid.- El 17 de octubre de 1759, Carlos III zarpó de Nápoles con destino a España para ser coronado. Detrás dejó a su hijo Fernando y un importante legado tanto político como artístico al que la exposición "Carlos III. Entre Nápoles y España" quiere rendir homenaje.
El rey Juan Carlos acompañado por el presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, inaugura hoy en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando la muestra, que reúne 48 destacadas obras, entre pinturas, esculturas, dibujos, cerámicas y piedras duras que reflejan la renovación integral realizada por el monarca durante su reinado en Nápoles, entre 1734 y 1759.
Organizada por la Embajada de Italia para conmemorar el 250 aniversario de la coronación de Carlos de Borbón como rey de España y con el patrocinio de Endesa, la muestra recorre la trayectoria vital del monarca desde una vertiente artística.
Y pone especial atención en algunas de sus iniciativas como la construcción y decoración de palacios o la creación de la Reales Fábricas de tapices y de cerámica.
Su acertada política ante conflictos y situaciones claves, así como su dedicación a los proyectos de sentido social y a la cultura dejó a lo largo de la historia una huella que esta exposición quiere relatar a través del arte, con obras cedidas por el Museo del Prado, Patrimonio Nacional, los museos de Nápoles, Caserta y el Polo Museale Napoletano, el Palazzo Quirinale o la Galleria Cesare Lampronti.
Entre las obras seleccionadas por el comisario, Nicola Spinosa, para dar una visión completa y profunda de lo que ha sido el arte en Nápoles en tiempos de Carlos de Borbón, se encuentran los dibujos de los proyectos palaciegos firmados por Luigi Vanvitelli.
Entre ellos el proyecto para el palacio de Caserta, Portici o el Teatro San Carlo, así como obras de inspiración mitológica de Corrado Giaquinto, Francesco Solimena o Francesco de Mura.
La pasión del monarca y de su esposa, María Amalia de Sajonia, por la música, el teatro y la arquitectura, dio lugar a un largo periodo de espléndida producción artística. Especial importancia tienen en la muestra los retratos del monarca y su familia realizados por Giuseppe Bonito, Clemente Ruta, Francesco Liani, así como los de Giacinto Diano, Vanvitelli y Bernardo Tanucci.
Una obra de Antonio Joli representa las ruinas del templo de Paestum, mientras que Giovan Battista Rossi es el autor de "Don Quijote y Sancho vuelven a casa", óleo destinado a los aposentos privados del monarca en el Palacio de Caserta, y de Carlo Bonavia es el que representa el Vesubio en erupción visto desde la Linterna del Muselle.
Especialmente documentada, a través de los grandes lienzos de Antonio Joli y Pietro Fabris, aparece la partida de Carlos III acompañado de su familia desde la dársena de Nápoles con destino a España.
El comisario ha querido también destacar la jura del infante Fernando IV, de ocho años, como rey de Nápoles a través de los óleos de Michele Foschini.
Una mesa cedida por el Museo del Prado realizada por el Real Laboratorio de Piedras Duras de Nápoles, manufacturas del Buen Retiro y de Capodimonte, y grandes esculturas de Carlos III completan la muestra que permanecerá abierta hasta el 10 de enero.
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