Madrid.- El pintor irlandés Francis Bacon (1909-1992) cumpliría mañana cien años, una efeméride por la que el artista, cuyas obras han batido récords en las casas de subastas de los últimos años, fue homenajeado este año con una retrospectiva que recorrió Londres, Madrid y Nueva York.
Bajo el título "Francis Bacon: A Centenary Retrospective" (Francis Bacon: Una retrospectiva centenaria) recorrió estas tres capitales y permaneció expuesta con material inédito en la ciudad de los rascacielos hasta el pasado 16 de agosto.
La primera muestra de esa retrospectiva, que reúne alrededor de 70 de sus obras que datan de varias etapas de su carrera, tuvo lugar en el museo Tate Britain de Londres a finales de 2008, lo que supuso que fuera la primera que se dedicase en el Reino Unido a Bacon desde 1985.
Seguidamente la retrospectiva viajó al Museo del Prado de Madrid, donde permaneció expuesta del 3 de febrero al pasado 19 de abril, y atrajo la atención de miles de visitantes.
Esta exposición, que fue asegurada por el Estado español en 1.252 millones de euros, incluía piezas que abarcaban casi medio siglo de creación continua, una actividad que se vio interrumpida por el mortal ataque cardíaco que el artista sufrió en la capital española y falleció el 28 de abril de 1992.
Admirador de la pinacoteca madrileña y de los grandes maestros españoles, especialmente de Diego Velázquez y Francisco de Goya, Bacon entró por la puerta grande del museo con 78 obras.
Entre esas piezas se hallaban dieciséis de sus trípticos más importantes, uno de ellos que data de 1984 sólo pudo ser visto en Madrid y no fue mostrado en Londres ni tampoco en Nueva York.
Tras El Prado, la retrospectiva comisariada en memoria del centenario del natalicio del pintor, concluyó su periplo en el Metropolitan de Nueva York, donde también se aportó material inédito y documentos sobre la trayectoria profesional del artista.
Francis Bacon fue uno de los artistas figuristas más relevantes del siglo XX y en calidad de autodidacta no asistió nunca a ninguna escuela de arte.
Sus inicios en la pintura están marcados por el surrealismo como muestra la obra "Crucifixión" (1933), pero progresivamente derivó al expresionismo, dentro del cual es considerado como máximo exponente de la escuela inglesa.
El artista plasmó en su obra el dolor, la angustia, la muerte y el sexo, ya que, como expresara en cierta ocasión: "Cuando se es fiel a la vida, se es inevitablemente macabro porque finalmente se nace para morir".
Nacido en Dublín en el seno de una familia inglesa, el artista no tuvo una infancia fácil. Padecía de asma crónica y con 16 años fue expulsado de casa por su padre tras haberle confesado sus inclinaciones homosexuales.
Su carácter le llevó a destruir, a la edad de 35 años y cuando todavía no había logrado el reconocimiento de su obra, la mayoría de sus cuadros, y fue en 1944, al acabar "Tres estudios de figuras junto a una crucifixión", cuando le llegó la aceptación de la crítica.
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