Sao Paulo.- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que para poder formar Gobierno ha tenido que liderar una amplia alianza de partidos, afirmó que en su país si Cristo quisiera gobernar se vería obligado a pactar con Judas.
"Si Cristo viniese para acá y Judas tuviese votos en un partido cualquiera, Cristo tendría que llamar a Judas para hacer una coalición", dijo Lula en entrevista exclusiva publicada hoy por el diario Folha de Sao Paulo.
"Cualquiera que gane las elecciones, puede ser el mayor chiíta o el mayor derechista, no consigue montar gobierno fuera de la realidad política. Entre lo que se quiere y lo que se puede hay una diferencia del tamaño del Atlántico", agregó el presidente.
Lula, ex sindicalista que lleva desde 2003 en el poder, alude así a la amplia alianza que se ha esforzado en mantener alrededor del Gobierno a pesar de que incluye, entre otros, al presidente del Senado, José Sarney, salpicado por escándalos de corrupción y nepotismo destapados por los medios.
El presidente, que goza de altísimos índices de popularidad tanto en Brasil como en el exterior, afirmó además que se toma como algo relativo y cambiante la aceptación por parte de los ciudadanos y las encuestas.
"Aprendí, a lo largo de mi vida, a caerme y levantarme. Las encuestas de opinión pública son como tomarse la presión arterial", ironizó.
Lula también elogió a la ministra Dilma Rousseff, a la que ha expresado abiertamente su apoyo para que sea la candidata de su partido en las próximas elecciones de 2010, a las que no se puede presentar porque está cumpliendo su segundo mandato consecutivo.
"Dilma es la más competente gerente que el Estado tuvo. Su capacidad de trabajo, competencia, pasado político y presente me hace garantizar que es una excepcional candidata", afirmó.
Sin embargo, según todas las encuestas de intención de voto, la ministra, con algo menos de un 20 por ciento, aparece detrás del gobernador de Sao Paulo, el opositor José Serra, que, si se celebraran hoy, ganaría las elecciones con alrededor de un 37 por ciento.
La aparente paradoja de que los altos índices de popularidad del Gobierno no se plasmen en que sea favorito para los próximos comicios, Lula la explicó señalando que, a pesar de su abierta apuesta por Rousseff, el oficialismo todavía no ha hecho oficial su candidato.
"La transferencia de votos no es arte de magia. Vamos a trabajar para que podamos transferir todo el prestigio del Gobierno y del presidente para nuestra candidatura", reconoció el mandatario.
Además, desmintió que, caso de que ganara las elecciones, la presidencia de Rousseff será "el tercer mandato de Lula", como vienen denunciando sectores de la oposición.
"A rey muerto, rey puesto. Dilma en el Gobierno tiene que crear su propio rostro, su propio estilo, su forma de gobernar", afirmó.
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