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Los presidentes de Irán y Pakistán coinciden en la necesidad de cooperar en la frontera común

EFE
Actualizado 19-10-2009 18:48 CET

Teherán.-  El presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y su colega paquistaní, Asef Ali Zardari, coincidieron hoy en afirmar que sus respectivos países deben colaborar para erradicar el terrorismo de la frontera común, 24 horas después de que un atentado suicida en el lado iraní se cobrara la vida de 42 personas.

Según la agencia de noticias local Fars, ambos mandatarios analizaron este lunes el ataque y la situación regional durante una larga conversación telefónica.

Ahmadineyad insistió, no obstante, en que Pakistán debe multiplicar los esfuerzos para frenar la actividad de los grupos terroristas que se refugian en su territorio y a los que Irán culpa de los ataques en la frontera.

"La relación de nuestros países es de hermandad. No se justifica la presencia de los terroristas en Pakistán. El gobierno debe ayudar para la detención y el procesamiento de los culpables lo antes posible", reiteró el presidente iraní.

Ahmadineyad ya insinuó el mismo domingo que "fuerzas de Seguridad" en el interior de Pakistán habían desempeñado algún tipo de papel en el atentado, que ha supuesto un fuerte varapalo para la Guardia Revolucionaria, cuerpo de elite del Ejército iraní.

En el ataque, cuya autoría ha asumido el grupo extremista suní "Yundulah" (Ejército de Alá), perdieron la vida dos altos mandos de este cuerpo.

La Guardia Revolucionaria, creada como soporte ideológico del régimen, ha prometido una respuesta "demoledora".

Zardari, por su parte, condenó el atentado e insistió en que su Gobierno está comprometido con la lucha y la erradicación del terrorismo.

El atentado fue perpetrado a primera hora del domingo en la región iraní de Sistán Baluchistan cuando altos mandos de la Guardia Revolucionaria mantenían una reunión con líderes tribales suníes y chiíes en la localidad de Pishin, fronteriza con Pakistán.

Este es el segundo atentado mortal que Yundulah perpetra en la zona desde que hace apenas siete meses la Guardia Revolucionaria se hiciera cargo de la seguridad en la inestable frontera oriental del país.

El pasado 28 de mayo, otro suicida segó la vida de 25 personas en una mezquita de la ciudad de Zahedan, una de las dos capitales del Sistán Baluchistán.

La región es escenario casi a diario de enfrentamientos entre las fuerzas iraníes y distintos grupos que se dedican, sobre todo, al tráfico de droga y armas.

En este sentido, está considerada la principal puerta de salida de la droga que se produce en Afganistán, primer país productor de opiáceos del mundo.

De mayoría suní y empobrecida, el Sistán Baluchistán es también testigo de enfrentamientos sectarios entre chiíes y suníes.

A Yundulah, uno de los grupos más activos, se relaciona tanto con la red terrorista internacional Al Qaida como con el movimiento radical afgano Taliban.

Irán, por su parte, denuncia que tiene lazos con los servicios secretos pakistaníes (ISI) y que ha recibido financiación de Estados Unidos.

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