Londres.- El Gobierno laborista británico ha preparado en secreto un plan que gravará a los consumidores británicos de electricidad para subsidiar así la construcción de nuevas centrales nucleares en este país.
Así lo revela hoy el diario "The Guardian", según el cual ese plan secreto contradice las reiteradas promesas del Gobierno de que la industria nuclear no se beneficiará como en el pasado de las subvenciones publicas.
El sector está sometido a fuertes presiones y existen temores de que se produzca un déficit energético conforme las viejas centrales nucleares dejen de funcionar y dado el recrudecimiento de las manifestaciones de protesta contra las nuevas plantas de carbón.
El Gobierno a su vez está preocupado por la posibilidad de que las eléctricas como la alemana E.ON o la francesa EDF Energy no quieran comprometerse a construir nuevas centrales nucleares debido a la caída de los precios de le energía y por temor a no recuperar los gastos multimillonarios en que incurrirían.
El Gobierno ha llegado a la conclusión de que sólo si se aumenta el costo para el consumidor de la energía generada por las centrales de gas o carbón podrá animarse a las eléctricas a construir nuevos reactores.
Según "The Guardian", la Oficina de Desarrollo Nuclear creada por el Ministerio para la Empresa, que encabeza Peter Mandelson, ha prometido a las compañías que no se permitirá que el precio del carbono en el mecanismo de canje de emisiones de la UE, que es actualmente de unos 13 euros por tonelada, caiga por debajo de los 30 euros aunque lo ideal sería que alcanzara los 40 euros.
Según la consultora EIC, el nuevo impuesto sobre el carbono añadiría 44 libras (48 euros) a una factura media de 500 libras (545 euros).
Funcionarios de la Oficina de Desarrollo Nuclear han asegurado en privado a las compañías de electricidad que, si en la reunión de diciembre sobre el cambio climático no se llega a un acuerdo que incremente de modo significativo el precio del carbono, el Gobierno británico actuará por su cuenta a comienzos del próximo año.
Políticos y ecologistas se muestran, sin embargo, cada vez más pesimistas de que en esa cumbre de Copenhague, auspiciada por la ONU, se alcance un acuerdo significativo de carácter vinculante, lo que hace más que probable que el Gobierno de Londres decida tomar sus propias decisiones.
"La energía nuclear ha supuesto siempre enormes subvenciones a cargo del contribuyente. Las empresas como EDF Energy están vacilantes ante el costo previsto de las nuevas nucleares, y parece que el Gobierno trata de convencerlas con dinero público, y ello a pesar de haber afirmado categóricamente que los nuevos reactores podrán subsistir sin subsidios", critica John Sauven, director ejecutivo de Greenpeace.
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