Bruselas.- A la espera de una decisión final sobre el Tratado de Lisboa, la actual Comisión Europea prolongará sus funciones de manera automática desde el 31 de octubre con el fin de ocuparse de asuntos corrientes, situación que "no es deseable" y por lo tanto "debe terminar cuanto antes", según su portavoz.
El nuevo ejecutivo comunitario volverá a estar presidido por el portugués Jose Manuel Durao Barroso, pero la composición y número de comisarios depende de la entrada o no en vigor de Lisboa, que ha encontrado un último escollo en la República Checa.
El portavoz de Barroso, Johaness Laitenberger, explicó hoy en rueda de prensa que esta situación "no es deseable, sino excepcional", por lo que el presidente confía en que se supere lo antes posible.
La CE prorrogada -su mandato de cinco años concluye a finales de este mes- se ocupará tan sólo de los asuntos corrientes, es decir necesarios, una categoría que determinará la propia Comisión, dijo Laitenberger.
En las dos ocasiones que ha habido hasta ahora una Comisión en funciones, expertos jurídicos tuvieron que determinar caso por caso qué asuntos se podían catalogar como "corrientes".
La primera fue en 1999, cuando el Ejecutivo presidido por el luxemburgués Jacques Santer presentó su "dimisión colectiva" como consecuencia de acusaciones de fraude e irregularidades.
La segunda se produjo en 2004, cuando Durao Barroso se topó con el veto del Parlamento Europeo a la designación del comisario italiano Rocco Buttiglione.
Laitenberger explicó hoy que una CE en funciones puede hacer propuestas legislativas obligadas por decisiones anteriores, y que entre sus cometidos necesarios estará, por ejemplo, acudir a la Cumbre sobre cambio climático que se celebrará el próximo mes de diciembre en Copenhague.
El hecho de que Barroso ya haya sido designado por los países miembros como el próximo presidente es una circunstancia "políticamente favorable", destacó su portavoz.
El conservador portugués no podrá, sin embargo, formar su nuevo equipo hasta que se supere el último escollo para la entrada en vigor del Tratado.
La razón es que el número de comisarios varía, ya que según el actual Tratado de Niza es de 26 comisarios, uno menos que el número actual de socios comunitarios, y Lisboa vuelve a prever un comisario por país.
Tras conseguir su ratificación en un segundo referéndum en Irlanda, el euroescéptico presidente checo, Vaclav Klaus, se niega ahora a firmar el texto que reformará las instituciones comunitarias, pese a que el Parlamento de Praga ya dio hace meses el visto bueno al documento.
La nueva condición planteada por Klaus es eximir a la República Checa de la aplicación de la Carta de Derechos Fundamentales, incorporada al Tratado.
Barroso declaró ayer que "sería surrealista" reabrir el proceso de aprobación de Lisboa "porque alguien en un país no quiere respetar la decisión del Parlamento de ese país".
A la espera de que las presiones de la Presidencia de turno sueca y del propio gobierno de Praga sobre su presidente den resultado, hay convocada una Cumbre de jefes de estado o gobierno para el día 30 de octubre.
La agenda de esta cita está centrada en empezar a trabajar sobre los cimientos del nuevo Tratado, que entre otras cosas prevé el nombramiento de un presidente permanente de la Unión Europea.
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