Bruselas.- Los líderes de la UE vuelven a intentar hoy un acuerdo sobre la financiación de la lucha contra el cambio climático en los países en desarrollo, que les permita presentarse unidos dentro de unas semanas en la cumbre mundial de Copenhague.
Los jefes de Estado y Gobierno comunitarios tuvieron que aplazar a la segunda sesión de esta cumbre la solución a este debate, ante la persistencia de las divisiones entre los socios del este y del oeste.
Los Veintisiete sí pudieron llegar a un consenso anoche sobre las concesiones que harán al presidente checo, Vaclav Klaus, para que firme la ratificación del Tratado de Lisboa.
Ese acuerdo supone la inclusión de la República Checa en el protocolo al tratado que ya eximía a Polonia y al Reino Unido de la aplicación de la Carta europea de Derechos Fundamentales.
El Tratado quedará así pendiente de la decisión del Tribunal Constitucional checo, que el próximo martes debe decidir si lo considera incompatible con la constitución checa, como ha denunciado a última hora un grupo de senadores euroescépticos de ese país.
En cuanto al cambio climático, las discusiones de la primera jornada no permitieron reducir la brecha que separa a los socios del este y del oeste de Europa sobre el reparto de la carga en la financiación de la lucha contra el cambio climático en los países en desarrollo.
"Aún no estamos listos", reconoció el primer ministro sueco, Fredrik Reinfeldt, que avanzó que la presidencia que ejerce su país presentará esta mañana nuevas propuestas con el objetivo de ver "si conseguimos un mandato fuerte" para las negociaciones de la cumbre mundial sobre el clima de Copenhague, en diciembre.
Las nuevas propuestas fueron presentadas a primera hora a las delegaciones de los Veintisiete, a fin de intentar un acercamiento para cuando se reanude la cumbre a las 09:00 GMT.
Nueve estados del centro y este de Europa, encabezados por Polonia, exigen que se fije primero el reparto interno en la UE antes de prometer ayudas globales para los países en desarrollo.
Francia y Alemania, por otro lado, se oponen por razones tácticas a que la posición europea de cara a la conferencia de la ONU incluya compromisos precisos de financiación.
La propuesta que introdujo la presidencia sueca para romper el bloqueo no logró acercar posturas.
Suecia sugirió una fórmula para calcular la contribución de cada país a la financiación, pero sólo a escala internacional, basada en la responsabilidad por las emisiones y en menor medida en el PIB.
Según este planteamiento, la UE resultaría beneficiada ya que su contribución se limitaría aproximadamente al 10 por ciento de la financiación internacional, mientras que si se diese más peso a la riqueza podría elevarse hasta un 30 por ciento.
Los países del Este son reacios a aceptar un esquema de cálculo a escala internacional que, de reproducirse dentro de la UE, les perjudicaría.
La Presidencia también abogo por que se mencione en las conclusiones de este Consejo Europeo que los países en desarrollo necesitan una financiación internacional avanzada de entre 5.000 y 7.000 millones de euros entre 2010 y 2012, pero dejando claro que todos los miembros de la UE contribuirán a la misma.
Este punto tampoco convence a los países del Este que reclaman que los países comunitarios puedan participar en este adelanto sólo de forma voluntaria.
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