'La huérfana' que venía del frío aconseja adoptar, como mucho, medidas. Tras el paréntesis que supuso el drama deportivo '¡Goool 2!', el director español emigrado a EEUU Jaume Collet-Serra vuelve a su terreno favorito, el terror.
'De repente un extraño'. Hace casi 20 años abandoné la butaca de puro espanto con este thriller de John Schlesinger. ¡Que los dioses nos alejen del mal vecino! Aún más terrorífico es el enemigo durmiendo en la propia cama y con un incompetente de aliado. La narración cinematográfica de 'La huérfana' es impecable aunque el espectador adivina pronto en los nervios de su piel lo que se le viene encima. Dosis suficiente de sustos los que nos sirve Jaume Collet-Serra, este español que se ha hecho un hueco en la industria de Hollywood. Los ingredientes vienen a ser lo que mandan los cánones. Se agradecen esos toques de crueldad sin mucha sangre. No resulta demasiado gore lo que nos cuenta esta producción en la que participa Leonardo Di Caprio. Nos presenta a una familia normal con duelos no resueltos en la que se cuela un intruso por la puerta de 'por la caridad entra la peste'. Es lo que a veces pasa cuando confundimos pena por el dolor del otro con autocompasión.
Como estamos ante una película de terror psicológico, la principal pega es que tiene que funcionar con estereotipos. Como en tiempos de la guerra fría, el mal viene de Rusia, o de Estonia me da lo mismo, y, lo que es peor, al diablo lo encarna una pobre huérfana que además es adoptada. Padres adoptivos, si vais a verla, se os helará el alma. Cuando este verano, navegando por el Neva y el Ladoga, les preguntaba a los estupendos guías locales por las mafias rusas, me respondían con fórmula bien elaborada: "Ésas están todas en Marbella". También en esta película el mal viene del Este, se disfraza de huérfana y da el salto hasta una familia bien de Estados Unidos. ¡Que vienen los rusos!
Claro que a Esther, la maldita niña que encarna una joven 'terro-magnífica' llamada Isabelle Fuhrman, se le nota desde el primer fotograma que es algo más que rara. La desgracia viene en cascada: John, el padre, Peter Sarsgard, no se entera y Kate, la madre, no quiere pasar por alcohólicos anónimos ni siquiera por la salvación de sus hijos. ¡Ni falta que le hace! Ingredientes necesarios del mal que se avecina y que uno está seguro de que más pronto que tarde ocurrirá. Esto significa que es más que previsible, aunque ciertamente es eficaz en su estrategia del miedo.
Tuvo que ser muy aclamada en Sitges —algo sabemos por Volpini— porque 'La huérfana' es una producción muy del gusto del certamen catalán de fantasía y terror. No es mi caso, pero le reconozco la factura y el susto. El que no quiera sufrir con estos recursos estándar de factura comercial que no vaya a verla.
Valoración: 6/10
Esa pulsión que personas adultas y a las que se supone en uso pleno de sus facultades sienten por adoptar debe de tener su origen, ya que no en la imposible transmisión de los genes, en la transmisión de la conducta, que tampoco es ingrediente despreciable cuando se trata de la procreación directa, sobre todo atendiendo al macho de la especie. Casi más importante que el que se parezca a papá lo es que la criatura (el niño) sea como papá y mucho más allá: que sea lo que papá no logró ser, que resarza a papá.
El niño es el Vengador Enmascarado de papá. Y la niña, la de mamá, aunque a menudo con mejor intención: "Hija, que no te vaya a pasar lo que a mí". Con frecuencia, por culpa de papá. Mamá Kate y papá John forman una pareja feliz, compenetrada. Tienen dos retoños, niño y niña, con un ligero impedimento de la niña, guapos, encantadores, que son la delicia de papá y de mamá. Pero mamá, de nuevo embarazada, pierde el bebé junto con la posibilidad de volver a engendrar.
Cupiera pensar que el niño hecho ofrece garantías que el niño por hacer no puede darte. Lo conoces, hablas con él (con ella), los miras a los ojos, calibras su sonrisa. Y te la llevas. En atractivo estuche, un cuchillo con lazos. El 'No los compres: acude a las Sociedades Protectoras', que aquí nos sale rana. Claro que eso pasa también con la progenie propia (en uno y otro caso, reflexión: lo que a la niña, al niño, va a tocarles aguantar y sobre lo que no tendrán control alguno. Los Reyes son los padres). 'La huérfana'. El alcohol y la culpa y una vuelta de tuerca que preserva la inocencia radical de los niños y despoja a la película de parte de su gracia. Hasta ahí, sinceramente, no iba mal. Mención de honor a Isabelle Fuhrman.
Valoración: 7/10
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