Buenos Aires.- El ministro argentino de Economía, Amado Boudou, reiteró que su país no aceptará "injerencia en sus políticas" por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y dijo que esa posición quedó "muy clara" en su reciente reunión con el director gerente el organismo, Dominique Strauss-Kahn.
"El país puede compartir datos, cifras y análisis. Puede escuchar críticas en una evaluación. Pero no va a aceptar injerencia en sus políticas", destacó en una entrevista que publica hoy el diario Página/12.
Si bien aclaró que no hubo un "planteo directo" del Fondo, "cuando uno se da cuenta de que hay una sarta de recomendaciones que fallaron sistemáticamente e intentan reflotarlas, no tiene sentido continuar porque generaría más ruido que beneficios", comentó.
Boudou defendió la política de acumulación de reservas del Gobierno y criticó la postura que en este tema tiene el FMI, que la rechaza por considerar que "le saca liquidez al comercio internacional".
"Nosotros pensamos que la política de acumulación de reservas ha sido uno de los pilares del crecimiento económico argentino", remarcó el funcionario, y añadió que "no puede pensarse el sistema monetario de un país como si todos fueran iguales, tuvieran la misma historia, el mismo funcionamiento o tamaño".
Esas recomendaciones son "un grave error de los economistas en general, que creen que hay que pensar la economía como una probeta", subrayó antes de opinar que "la economía se da en un contexto político y social y en una correlación de fuerzas entre distintos países".
Boudou aclaró que Argentina "nunca se fue del FMI", sino que "lo que hizo fue pagar sus deudas".
"Ahora lo que hacemos es llevar nuestra voz al Fondo y esto es posible porque Argentina tiene hoy una historia para contar, porque al país le fue mejor que con las políticas del organismo internacional", apuntó.
Tras regresar hace unos días de Estambul, donde se reunió con Strauss-Kahn, el ministro aseguró que aún "no está decidido" si habrá una acuerdo con el FMI para volver a someter las cuentas del país a las revisiones periódicas del organismo, con el que dijo que Argentina tendrá una relación "estrictamente técnica".
En ese sentido, Boudou comentó que en noviembre continuará las negociaciones cuando vuelva a dialogar con Strauss-Kahn en Escocia, durante la reunión del G-20.
El ministro ha afirmado en varias oportunidades que su país no necesita pedir financiación al Fondo, organismo con quien canceló todas sus deudas, por 9.000 millones de dólares, en enero de 2005.
Sin embargo, ha explicado que el reinicio del diálogo con el FMI forma parte de la "agenda de acceso de Argentina a los mercados internacionales", adonde pretende regresar para colocar deuda.
En los últimos años, el Gobierno argentino ha mantenido un discurso crítico sobre el rol del FMI en la crisis que vivió el país en 2001-2002 y reclamado reformas de fondo en el organismo.
Entre otros aspectos, Buenos Aires pide que el FMI otorgue créditos a los países en desarrollo sin imponer "recetas" o "condicionamientos" ni presentar sus cuentas públicas a la revisión periódica por parte de técnicos del organismo, algo a lo que Argentina no se somete desde que canceló su deuda con el Fondo.
En Pittsburg, Argentina subscribió una declaración en la que los miembros del G-20 acordaron mantener un mecanismo de consultas económicas entre sí, con la asistencia del FMI.
Las autoridades argentinas aclararon que ese compromiso no implica que el país se someta a las revisiones anuales sobre la economía que el Fondo realiza bajo el artículo IV de su carta orgánica.
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