París.- Hollywood y sus estrellas dieron hoy algunas de las más espléndidas siluetas para el verano prêt-à-porter 2010 en la pasarela de París, con dos desfiles particularmente cinematográficos, el de John Galliano para Christian Dior y el de Albert Elbaz para Lanvin.
Desde los jardines de las Tullerías, junto a la plaza de la Concordia, en su habitual carpa Ephémère, Galliano fue hoy tan lejos en el séptimo arte que, además de convertir su desfile en un homenaje total a la actriz Lauren Bacall, para saludar a su público se disfrazó de Humphrey Bogart.
Casi, pues el modisto gibraltareño que triunfa en Dior desde hace más de una década, siempre a tono con su colección en sus esperados pases finales, acortó la gabardina Bogart, en absoluta armonía con los vestidos Bacall, fundamentalmente cortos.
La minifalda ocupó de lleno su pasarela en lamés dorados y plateados, en puntillas, en satenes fucsias, verdes o negros, o en colores muy suaves, en contraste con el ambiente de película policíaca que impregnó de principio a fin su colección.
Un predominio de texturas brillantes, de bordados y de drapeados diagonales hacían pensar en el gusto característico de una sofisticada clientela oriental.
De día, o más bien de cóctel, las faldas y shorts muy cortos, casi siempre de formas "lenceras", en ocasiones verdaderas combinaciones terminadas en sus correspondientes puntillas, se llevarán con chaquetas y cazadoras entalladas en la cintura, con hombreras destacadas.
La marcada inspiración en la década de los años 50 del siglo XX, pero con la audacia de la minifalda de Galliano y del siglo XXI, se hacía igualmente patenten en los calcetines negros y plateados, siempre cortos, que acompañaron los modelos sobre zapatos de tacones y plataformas imposibles.
Tras este desfile, lo más Bacall-Dior del verano que viene será, por ejemplo, lucir un escotado mini vestido-short, de satén lila y puntillas negras, a juego con zapatos lila de grueso y altísimo tacón y con el negro brillante de unos calcetines cortos.
Lo más alta costura de este prêt-à-porter de lujo Dior será el corsé, exterior, bien a la vista, sobre elegantísimas faldas largas bordadas, satinadas, plisadas o transparentes, de colores de piedras preciosas, oro, cobre o plata.
Continuación del tema vestido-desvestido investigado hace unos meses por el modisto en su última colección alta costura.
De la novela negra, el cine policiaco y la terrible mujer fatal amada por un detective de ensueño, Lanvin trasladó a su público a un ambiente no menos "hollywoodiense" pero relajado y tropical, al ritmo de mangos y boleros.
Convocado al otro extremo de París, en el Halle Freyssinet, antigua fábrica caída en desuso, Albert Elbaz, modisto que en su día eligió Yves Saint Laurent para continuar su trabajo, propuso una silueta estival 2010 apta para entrar triunfalmente en los más exquisitos festivales de cine, por ejemplo.
En un decorado apto para un estudio de cine, enfocados por grandes proyectores, desfilaron vestidos cubiertos de lentejuelas doradas y de resplandecientes flecos de cristales, ante una asistencia que había sido recibida con cócteles de frutas tropicales, a juego con la música de fondo y el tema del desfile.
El mono como una de las siluetas principales y los vestidos cortos de un solo color, negro, rojo, carmín o rosa piel, marcarán la elegancia Lanvin el próximo verano.
Junto con trajes de chaqueta de inspiración masculina, adornados con drapeados, en los que la prenda principal, sin mangas, construida en tejidos muy etéreos, se convertía en realidad en una blusa.
Lola Loscos
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