La herencia que dejó Leigh Bowery

Puede que en España no sea muy conocido, pero el artista del transformismo Leigh Bowery continúa siendo todo un modelo en el Reino Unido. Tanto que su influencia estética en la moda sigue patente aún hoy, quince años después de su muerte, como nos ha vuelto a demostrar en mayor o menor medida la reciente London Fashion Week. Mucho más que un travesti al uso, Bowery fue un agitador cultural y un icono pop en toda regla que revolucionó la cultura de club londinense durante los 80 y comienzos de los 90. Su impacto continúa siendo más o menos evidente en nuestros días.

Leigh era australiano pero fue Londres la ciudad en la cual desarrolló todo su talento como performer e icono de la cultura popular. Nacido en 1961, moriría en 1994 de sida tras una vida intensa en la cual le pudimos ver haciendo prácticamente de todo. Lo suyo no era sencillamente travestirse sino que enfundaba su orondo cuerpo en unos extravagantes diseños de estilo propio que iban mucho más allá de vestirse de mujer. Apasionado del SM, el látex era uno de sus materiales preferidos aunque sus inspiraciones podían ser de lo más diverso. Era verdaderamente impactante ver cómo metía todas sus redondeces en unos trajes tan imposibles que le hacían tomar formas de lo más extravagante. Su genio le permitió experimentar con la moda, el espectáculo, el teatro, la música y hasta su propio dolor, yendo mucho más allá de la mera provocación punk previa a sus años de éxito. Hasta el pintor Lucien Freud estaba fascinado con su figura, que pintaba desnuda y natural muy alejada de su imagen habitual de icono queer.

El caso es que un personaje que vivió tan intensamente y puso un punto y aparte en la cultura pop londinense, gay y no gay, no podía dejar indiferentes a las generaciones venideras. Quizá su mayor admirador en la actualidad sea Gareth Pugh, que lleva varias temporadas homenajeando a Bowery en cuerpo y alma. En su última colección presentada en París sigue haciendo de las suyas aunque ya ha aprendido a prescindir del látex y empieza a hacer patrones menos teatrales. Su compatriota Alexander McQueen, sin embargo, no puede ser más obvio en su actual colección de otoño, puro Leigh Bowery tanto en la presentación como en las prendas en sí. De hecho, en Elle destacan al performer como influencia esta temporada, al igual que a Lady Gaga.

Es precisamente esta ultrarradiada artista otra hija bastarda más de Bowery, una explosión de modelos imposibles y semi travestis en sí misma. Su peluquero oficial, Charlie Le Mindu, el estilista de las celebrities más vanguardistas, es otro gran fan del mito como demuestran sus habituales peinados. Con más fantasía que funcionalidad, su estilo derrocha creatividad por los cuatro costados. Más fans de Bowery sobre la London Fashion Week son su coetánea Pam Hogg, que volvió a las pasarelas el verano pasado con una colección 100% 80’s y que bebía directamente de la estética de aquellos tiempos. Ya para la próxima primavera hemos visto hace muy poquito a otros británicos inspirados por el artista: Jeremy Scott muy colorido y troglodita, Henry Holland con sus sempiternos disfraces, Mary Katrantzou selvática y excesiva...

El mundo editorial también recuerda a Leigh Bowery, más o menos obviamente. Empezando por lo más llamativo, la misma Beth Ditto es una suerte de Bowery contemporáneo. No sólo por su orgullosa exhibición de volúmenes sino porque le ha emulado en portadas como ésta en la revista Love, luciendo su cuerpo serrano como él solía hacer. Desde luego, a ella no le cuesta nada mostrarse tal como es de natural, como tampoco le costaba a él. Dos perlas más: este editorial de la Dazed & Confused de octubre que es una oda al bondage y que recuerda levemente al legado de Bowery. Y por último, la colección de la firma Petrou, donde Leigh revive en la estética de los modelos.

Genio y figura hasta desde la sepultura...