Quién le iba a decir a este apocado y paliducho diseñador de Sunderland (Inglaterra) que iba a tener a los cabecillas del emporio del lujo LVMH tirándole los tejos… Al menos, ése es el rumor que ha empezado a correr estos días como reguero de pólvora después de su exitoso debut con su primera colección masculina en la pasarela de Milán.
Por lo viso, Delphine Arnault y su marido se acercaron al backstage a felicitar a Gareth Pugh al terminar su show, asegurando que les pareció ‘beautiful and amazing’. Esta pequeña visita al camerino no tendría la mayor importancia si no fuera porque una conversación con estos dos sujetos te puede convertir en Hedi Slimane para Dior Homme, Marc Jacobs para Louis Vuitton o un Julien McDonald para Givenchy. ¿Correrá el pequeño Pugh la misma fortuna? Rumore rumore…
Lo cierto es que la carrera de este diseñador es un tanto atípica, a pesar de ser uno de los muchísimos creadores que la Central Saint Martins licencia cada año con todo el prestigio que da eso (que es bastante, lo que pasa es que no siempre te garantiza ser un genio). A pesar de que su colección de final de curso fue todo un despliegue de imaginación y de prendas 'imponibles' elaboradas a base de globos, y de tener el favor del Dazed and Confused, decidió participar en un reality show de moda llamado The Fashion House. Aunque hoy se arrepiente de esa experiencia, tiene que admitir que le dio bastante popularidad cuando no era más que un crío desconocido. Después pasó por la más afín a su estilo —y hoy extinta— pasarela Kash Point de Londres, y a partir de ese momento se empezó a fraguar un nombre como diseñador underground.
Finalmente, debutó en la London Fashion Week en 2006 derrochando creatividad, aunque no precisamente comercialidad. Y es que sus diseños siempre se han caracterizado por su teatralidad y sus excesos, en riguroso blanco y negro, eso sí. Su estilo se inspira en el sadomaso y en esa figura del transformismo también británica que fue el mítico Leigh Bowery, muy presente en algunos de sus looks. Lo de basarse en las figuras creadas a partir de globos es un sello de la casa que ha mantenido hasta hace poco, aunque a veces podía llegar a sorprender con algunos modelitos casi realizables. Sí, porque Gareth Pugh no cose mil trajes y los coloca en las tiendas, sino que siempre trabaja por encargo para sus seguidoras. Por ejemplo, a Kylie Minogue le hizo este traje Caponata inspiration para su anterior gira, y Beyoncé también se ha servido de sus vestidos más galácticos para vestir a la nueva y verdadera Sasha Fierce de su último trabajo.
A pesar de lo complejo de sus obras, circenses, excesivas y no muy comerciales, el año pasado ya desfiló en la Paris FashionWeek, presentando su colección de primavera-verano 2009, y se acaba de estrenar en Milán, debutando con su primera línea masculina. Parece que Pugh ha decidido prescindir de los globos y el sado para vestir al hombre, y ha decidido inspirarse en iconos más masculinos como los guerreros samuráis o películas de terror futurista tipo Blade.
En efecto, y utilizando la frase que siempre citan las abuelas cuando ven un desfile un poco fuera de lo común, la ropa de Gareth Pugh no se puede llevar en el metro. Pero, ¿quién habla de ir a trabajar vestido de esta guisa? Es más, ¿quién habla de tener una boutique donde vender estas elaboradísimas y extremadamente complejas creaciones? Esto no es más que un inmejorable escaparate para que una Delphine Arnault o un François Henry Pinault te termine fichando para que des lustre y un impulso nuevo a alguna gran firma que empiece a avejentarse. Y, a juzgar por esta visita sorpresa al backstage de Pugh de la primera, parece que no queda tanto para que esto se produzca. Ya lo decía su amigo Henry Holland: Uhu, Gareth Pugh! Seguiremos informando…
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