Nueva York.- El capitán Chesley Sullenberger, quien acuatizó sobre el río Hudson el pasado enero y salvó la vida a todos los pasajeros, tomará mañana los mandos de un avión por primera vez desde aquel accidente, y lo hará para recorrer la misma ruta entre Nueva York y Charlotte (Carolina del Norte).
US Airways informó hoy de que el capitán "Sully", que el pasado 15 de enero se convirtió en un héroe nacional al controlar el Airbus 320 que pilotaba y evitar una tragedia aérea en Nueva York, eligió la ruta entre los aeropuertos de LaGuardia y Charlotte para volver a manejar una aeronave.
En su vuelta a las alturas, Sullenberger, de 58 años, estará acompañado en el vuelo 1427 por Jeffrey Skiles, el mismo copiloto que tenía hace ocho meses, cuando la nave en que viajaban necesitaba volver a tierra poco después de despegar, ya que el impacto con unos gansos había inhabilitado ambos motores del aparato.
"Sully" se incorpora así de nuevo de forma activa al equipo de pilotos de US Airways, en el que ahora, además de encabezar la tripulación de varias aeronaves, llevará a cabo labores de supervisión de otros pilotos en materia de seguridad aérea.
Sullenberger, que lleva 29 años trabajando para US Airways, también ha sido piloto de combate de un F-4 en las fuerzas aéreas estadounidenses y desde hace dos años es el presidente de la organización Safety Reliability Methods, que proporciona asesoría técnica para reducir riesgos.
Por su parte, Skiles ya se reincorporó a su puesto de trabajo el pasado abril.
La peripecia de "Sully" y Skiles, quienes salvaron la vida de los 150 pasajeros y otros tres tripulantes que conformaban el pasaje del avión, dio la vuelta el mundo el pasado enero, cuando Nueva York respiró tranquila tras evitarse que el avión chocara contra los edificios de la ciudad y se produjera una tragedia de gran magnitud.
"Sully" ha reconocido en varias entrevistas que sintió "el peor escalofrío, un profundo agujero en el estómago", cuando se dio cuenta de que la única manera de salvar la situación en que se encontraba el avión que pilotaba era hacer un acuatizaje de emergencia en las aguas del río Hudson.
"Fue el peor escalofrío, un profundo agujero en el estómago, como de gran caída. Me sentí como nunca en mi vida. Supe inmediatamente que iba a pasar algo muy malo", ha explicado Sullenberger.
La imagen de los pasajeros esperando a ser rescatados en las alas del avión sobre las gélidas aguas del Hudson centró la atención mediática durante días y la palabra "milagro" fue entonces la más repetida en Estados Unidos, donde la tripulación de la nave recibió todo tipo de elogios y reconocimientos.
Incluso fueron invitados personalmente por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a su toma de posesión, que tuvo lugar días después del accidente.
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