Madrid.- El Gobierno admitió hoy que aunque la subida de impuestos que ha incluido en los Presupuestos de 2010 busca que paguen más las rentas altas, será la "amplísima" clase media española la que soporte el mayor esfuerzo, porque es "la base de la recaudación fiscal".
Con estas palabras justificó hoy la ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, la subida impositiva, una medida que, reconoció, es "de las más impopulares" que puede tomar un gobierno.
A pesar de ello, dijo, el Ejecutivo espera que los ciudadanos "entiendan" que es necesario este esfuerzo adicional para afrontar un momento de "extraordinarias dificultades".
La vicepresidenta segunda entregó en el Congreso el proyecto de ley de los Presupuestos Generales del Estado y después, en rueda de prensa, aseguró que estas cuentas están pensadas para combatir los efectos de la crisis y sentar las bases de la recuperación.
Unos presupuestos en los que además, aseguró, se ha hecho una contención del gasto "sin precedentes" -en su conjunto se reduce el 3,9% y el de los ministerios el 5,4%-.
Al explicar la subida de impuestos, Salgado recordó que, "afortunadamente", este país cuenta con una "amplísima" clase media que supone la base de la recaudación fiscal y explicó que se pide un esfuerzo "moderado" al grueso de la sociedad y otro "mayor" a los que "tienen más capacidad".
Además, consideró que "no sería muy razonable" aplicar una subida de impuestos que recayera exclusivamente en el millón de personas que declaran ganar más dinero.
"Lo importante es qué vamos a hacer con los recursos captados", señaló Salgado, quien recordó que las cuentas garantizarán la cobertura del desempleo, el aumento de las pensiones o la atención a la dependencia, además de centrarse en la inversión productiva y los servicios públicos esenciales.
Salgado no quiso confirmar si la subida de impuestos va a ser transitoria, porque dependerá de las circunstancias, "que en este momento no lo aconsejan". Añadió no obstante que, "cuando se pueda, será temporal".
En cualquier caso, recordó que impuestos indirectos como el IVA -que en julio tendrá un tipo reducido del 8% y un general del 18%- siguen estando en España "muy por debajo" de la media de la UE y en su opinión hay que ir acercándose a "parámetros más europeos" también en la tributación indirecta.
Tampoco descartó nuevas subidas de otros gravámenes indirectos, como los especiales, si bien recordó que el Gobierno no tiene por qué anunciarlas con antelación.
De nuevo, Salgado insistió en que, a pesar de todas estas subidas, la presión fiscal en España seguirá estando por debajo de la que el Gobierno socialista se encontró en 2004, si bien reconoció que este año ha sido más baja debido a la caída de ingresos por la crisis.
El día en el que los Presupuestos entraron en el Congreso, la ministra de Economía admitió sus reservas a que las medidas fiscales cambien durante la tramitación parlamentaria del proyecto de ley.
"Es el Parlamento el que tiene la última palabra" y "no tiene sentido hablar de líneas rojas" en la negociación, admitió Salgado, quien no obstante insistió en que la propuesta fiscal está "muy pensada", y compensará "con creces" cualquier consecuencia adversa, en caso de haberla.
Sin embargo, los partidos políticos continuaron las críticas al proyecto de ley y se mostraron escépticos sobre la posibilidad de mejorarlo en el trámite parlamentario, sobre todo en lo que a impuestos se refiere.
Por otro lado, la titular de Economía aseguró que se mantendrán los estímulos fiscales para hacer frente a la crisis, a pesar de que algunos se hayan reducido para ir disminuyendo el déficit.
De hecho, recordó que los impuestos se suben para reducir el déficit y explicó que el Estado dedicará a este objetivo los recursos adicionales, por lo que pidió al resto de administraciones que hagan lo mismo para conseguir que el saldo negativo sea inferior al 3% del PIB en 2012, como manda la Comisión Europea.
Con la reducción progresiva del déficit, el Gobierno también quiere que vaya disminuyendo la deuda pública.
Y es que, tras acabar 2008 por debajo del 40% del PIB, la deuda pública cerrará este año en el 53,4% del PIB y el que viene se elevará al 62,5%, aunque Salgado espera que esa sea la cifra tope y a partir de ahí baje.
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