Stará Boleslav (R. Checa).- El papa Benedicto XVI dijo hoy que la sociedad necesita personas "creyentes y creíbles", que cumplan su deber con fidelidad y valentía, pensando en el bien común y no en sus propios intereses egoístas.
El Pontífice así lo afirmó ante unas 40.000 personas que asistieron en la localidad de Stará Boleslav, a 35 kilómetros de Praga, a la misa que ofició con motivo de la festividad de San Wenceslao, el patrón de los checos, el rey asesinado en el año 935 en este lugar por su hermano por motivos políticos.
Rememorando a San Wenceslao, el rey bueno y cristiano, como fue definido, el Papa dijo que su figura invita a los fieles a la santidad, el estado natural al que debe aspirar el cristiano y que -aseguró- sigue teniendo vigencia hoy día.
El Obispo de Roma agregó que en el pasado siglo, "y esta tierra fue testigo", vio caer "a no pocos poderosos, que parecían inalcanzables (en referencia a los políticos del régimen comunista)", pero que de manera imprevista perdieron el poder.
En esa línea añadió que quienes "han negado y continúan negando a Dios y no respeta al hombre parece tener una vida fácil y conseguir el éxito material", pero que "basta mirarles para ver que en ellos hay tristeza e insatisfacción".
"Sólo quien conserva en el corazón el 'temor de Dios' confía en el hombre y gasta su existencia en construir un mundo más justo y fraterno. La sociedad actual necesita de personas que sean creyentes y creíbles, dispuestas a difundir en todos los ámbitos de la sociedad los principios es ideales cristianos en los que se inspiran sus acciones", aseguró el Papa Ratzinger.
El Obispo de Roma subrayó que eso es la santidad, la vocación de todos los bautizados "que empuja a realizar su propio deber con fidelidad y valentía, sin tener en cuenta sus propios intereses egoístas, sino el bien común y buscando en cada momento la voluntad divina".
El Papa teólogo dijo también que el cristiano debe ser creíble, es decir coherente con los principios de la fe que profesa.
"No basta con parecer buenos y honestos, sino que es necesario serlo realmente", añadió el Pontífice, que recordando la figura del santo destacó que Wenceslao antepuso el reino de los cielos "a la fascinación del poder".
Benedicto XVI dedicó esta jornada, la última de su visita de tres días a la secularizada República Checa, a la figura del santo y rey bohemio, visitando primero la iglesia de San Wenceslao, que se alza en el lugar donde fue martirizado y considerado el lugar símbolo de la nación checa.
Hoy, fiesta nacional, a la misa del Papa asistió el presidente de la República, el "husita" (seguidor del reformista Jan Hus, quemado en la hoguera en 1415), Vaclav Klaus, así como miles de jóvenes, muchos de ellos venidos de las vecinas Eslovaquia, Polonia, Alemania y Austria, a los que al final de la misa les dirigió un mensaje en el que les advirtió contra la sociedad de consumo.
Benedicto XVI destacó que todos los jóvenes aspiran a la felicidad y denunció que, sin embargo, la sociedad de consumo actual llega a aprovecharse de esos deseos de manera "falsa y alienante" y son muchos los jóvenes que se dejan atraer por espejismos de paraísos artificiales para acabar después en una triste soledad".
Por ello, precisó, es necesario valorar "seriamente" ese anhelo de felicidad que exige una respuesta verdadera y exhaustiva" y que la única respuesta que satisface todos los deseos es Dios.
Benedicto XVI agregó que la sociedad necesita familias cristianas, familias santas y animó a los jóvenes a la vocación sacerdotal, subrayando que la Iglesia requiere numerosos y santos sacerdotes y personas consagradas totalmente a Cristo.
En este país los católicos apenas llegan al 29 por ciento de la población y a misa acuden una media del cinco por ciento. El 66 por ciento de la población se define indiferente o atea.
El Papa animó a los jóvenes a acudir en agosto de 2011 a Madrid, para la Jornada Mundial de la Juventud. "Os invito desde este momento para el gran encuentro de los muchachos con Cristo en la Iglesia".
Tras la misa, Benedicto XVI regresó a Praga, donde almuerza con los prelados checos. A últimas horas de la tarde regresará a Roma, concluyendo así su viaje décimo tercero por el mundo de su pontificado.
Juan Lara
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