Sao Paulo.- Brasil defiende su política de rearme como una actitud de "protección defensiva" del territorio continental y marítimo, afirmó hoy en Sao Paulo la ministra de la Presidencia, Dilma Rousseff.
"Brasil es un país pacífico y con la cultura de resolver los conflictos siempre a través del diálogo, no de guerras, pero hay una modificación de la situación de Brasil en el escenario internacional", apuntó Rousseff en una rueda de prensa con corresponsales extranjeros.
En Brasil, "con un gran territorio continental, una frontera terrestre de 15.000 kilómetros y una costa marítima de 8.000 kilómetros, tenemos la obligación de tener una actitud de protección a nuestro territorio no agresiva, pero defensiva", argumentó la ministra.
"Toda política de rearme tiene ese carácter defensivo. Tenemos para cuidar nuestra Amazonía y tenemos una riqueza inequívoca que es el presal", como se llama a los gigantescos yacimientos de crudo encontrados bajo una gruesa capa de sal en el litoral Atlántico y cuyas reservas en el área explorada hasta ahora se calculan entre 50.000 y 80.000 millones de barriles.
Otro de los puntos expuestos por la ministra para explicar las recientes compras de armas de Brasil a Francia fue la defensa de la frontera terrestre, que presenta "tráfico de drogas, armas y otras actividades ilegales".
Rousseff, quien fue ministra de Minas y energía en el primer mandato del presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se refirió también a los yacimientos petroleros descubiertos en los últimos años.
"Brasil le está dando al presal la importancia que tiene. Brasil puede volverse un gran exportador de petróleo", apuntó.
Rousseff recordó que el país cuenta con "una de las matrices más limpias, con el 80% de hidroelectricidad producida apenas con el 28% del potencial hidroeléctrico".
Sobre las críticas que hacen algunos sectores al etanol producido a partir de la caña de azúcar, Rousseff negó que el alcohol carburante atente contra la producción alimenticia del país.
"El etanol nuestro tiene alta productividad y hemos promulgado una ley de zonificación de los cultivos para no comprometer los alimentos y para proteger la Amazonía. La industria de la caña (de azúcar) usa menos del 1% de las tierras disponibles para la agroalimentación", anotó.
"Nuestro compromiso es mantener y ampliar las energías renovables, pero siempre evitando la deforestación", puntualizó.
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