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La mayor metrópolis del mundo quiere que los Juegos vuelvan a Asia

EFE
Actualizado 25-09-2009 19:06 CET

Tokio.-  Tokio quiere devolver los Juegos Olímpicos a Asia alegando la garantía financiera más sólida, su seguridad ciudadana y un plan de transformación urbano que enfocaría la mayor metrópolis del mundo al mar.

Sus características de candidatura compacta y ecológica junto a la solidez del factor económico son para los promotores de Tokio 2016 sus grandes ventajas frente a los rivales Madrid, Río de Janeiro y Chicago, que la superan, sin embargo, en apoyo popular.

El Gobierno Metropolitano de Tokio dispone de un fondo de 4.000 millones de dólares para la construcción y mantenimiento de la infraestructura olímpica, mientras la organización cuenta con otros 3.100 millones de dólares para la puesta en marcha de los Juegos.

A ellos se suma una garantía financiera total ofrecida por el Gobierno japonés en caso de que Tokio se endeude.

Considerada una de las ciudades más seguras del planeta (su índice de homicidio por cada 100.000 personas es de 1,4), el reto de Tokio es convertir los Juegos de 2016 en los más ecológicos de la historia con cero emisiones, en línea con los objetivos medioambientales de los políticos en Japón.

A ello contribuirán los paneles solares que se incorporarán sobre la superficie del nuevo estadio olímpico y el futuro corredor verde que cruzará la ciudad: el llamado Bosque del Mar.

Se trata de un proyecto ideado por el arquitecto Tadao Ando, que incluye la plantación de 480.000 árboles integrados en 88 hectáreas en medio de la bahía de Tokio, un gran pulmón verde fusionado al mar.

Ese espacio, sobre aguas del Pacífico, albergaría la mayor parte de las instalaciones deportivas de los Juegos, que Tokio pretende agrupar en un radio de sólo ocho kilómetros, con una Villa Olímpica de 31 hectáreas y capacidad para 100.000 espectadores.

En ese paraje urbano habrá una zona de campo para la equitación y el ciclismo, así como un emplazamiento acuático para las competiciones de piragüismo, si Tokio es elegida el 2 de octubre en Copenhague sede olímpica de 2016.

De las 34 instalaciones deportivas presentadas por la candidatura tokiota, 23 ya están construidas porque forman parte del legado de los Juegos de 1964, los primeros celebrados en Asia, aunque el Comité Olímpico Internacional (COI) señaló en su último informe que algunas tendrían que rehacerse.

La Villa Olímpica estará integrada en la isla artificial de Odaiba, conocida por sus vistas al Rainbow Bridge y la réplica de la estatua de la libertad de Nueva York, regalo de Estados Unidos a Japón tras la II Guerra Mundial.

La proximidad entre las instalaciones olímpicas (sólo dos estadios de fútbol están fuera del área metropolitana de Tokio: Osaka y Sapporo) y los 1.054 kilómetros de red de transporte ferroviario garantizan rápidas conexiones en la capital nipona.

Entre sus mejoras en el transporte, Tokio planea una ampliación de sus dos aeropuertos, Haneda y Narita, y la construcción de tres circunvalaciones integradas en la remodelación urbanística conocida como "Gran Cambio de Tokio", proyectada para diez años.

Además, desde 2010 se pondrá en marcha la nueva línea "Narita Express" que conectará directamente con las instalaciones olímpicas y reducirá en treinta minutos el tiempo de desplazamiento entre ese aeropuerto y el centro de Tokio.

La oferta de 160.000 restaurantes y 130.000 habitaciones de hotel en un radio de 50 kilómetros en torno a la Villa Olímpica cubrirían las necesidades del público, entre el que habrá un mínimo de 20 millones de japoneses, según la campaña tokiota.

La principal transformación de Tokio se percibirá en su frontera con el mar, tras más de medio siglo construyendo imponentes edificios en torno a su bahía que han mantenido esta capital de 13 millones de habitantes alejada de la costa.

Para 2016, se espera que la superficie verde de Tokio alcance las mil hectáreas.

Según los promotores, los Juegos Olímpicos en la capital nipona se traducirían además en un rejuvenecimiento de su patrimonio cultural motivado por el proyecto "Tokyo Thousand Knot", que promoverá la exhibición de nuevos trabajos artísticos de creadores de todo el mundo.

Si bien el bajo nivel de inglés entre los japoneses dificultará la comunicación de los visitantes extranjeros, la campaña tokiota planea instalar pantallas gigantes por la ciudad con información útil en caso de lograr la sede olímpica.

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