Nueva York.- Las autoridades de la localidad de Bedford, en el estado de Nueva York, amenazaron hoy con acudir a los tribunales para impedir que el líder libio, Muamar al Gadafi, plante una tienda beduina en una propiedad de alquiler que la firma Trump tiene en esa población.
El ayuntamiento de este exclusivo municipio de las afueras de la ciudad de Nueva York ha enviado inspectores al terreno para comprobar si los responsables de la propiedad han violado alguna normativa local al permitir la instalación de la tradicional "jaima" libia.
"Vamos a inspeccionar el lugar y, si se incumple el código (municipal), acudiremos a los tribunales", dijeron a Efe fuentes del municipio, ubicado unos 60 kilómetros al norte de la "Gran Manzana".
Esas mismas fuentes señalaron que las autoridades locales podrían emitir una orden de paralización de la instalación de la "jaima" y solicitar a un juez que asegure su cumplimiento.
La presencia de Gadafi en EE.UU., donde prevé permanecer hasta mañana o el viernes, ha sido objeto de controversia desde que se anunció que asistiría hoy a la apertura del 64 período de sesiones de la Asamblea General de la ONU, que preside el ex ministro libio de Exteriores Ali Treki.
El mandatario intervino ante el pleno del órgano legislativo de Naciones Unidas y el jueves tiene previsto asistir a una reunión de alto nivel del Consejo de Seguridad sobre desarme nuclear encabezada por el presidente estadounidense, Barack Omaba.
Los requisitos que Gadafi y su séquito planteaban para alojarse han traído de cabeza a las autoridades estadounidenses, ya que se trata de un jefe de Estado que asiste a una reunión de Naciones Unidas.
Trípoli quiso en principio plantar en el famoso Central Park de Nueva York la tienda que suele acompañar a Gadafi en sus desplazamientos al exterior.
Tras recibir una respuesta negativa de las autoridades neoyorquinas, el Gobierno libio trasladó su atención a una propiedad que posee en una localidad del vecino estado de Nueva Jersey.
Pero de nuevo la oposición de las autoridades locales dio al traste con los planes de la diplomacia libia, que se vio obligada a buscar un hotel para Gadafi y su séquito.
No obstante, parece que finalmente, tras su llegada el martes a Nueva York, el líder libio se alojó en la residencia de su embajador ante la ONU, situada cerca del complejo del organismo mundial en Manhattan.
La Misión de Libia ante Naciones Unidas declinó dar detalles sobre los pormenores de la visita del mandatario, que nunca antes había pisado el suelo de Estados Unidos, país que durante años lo consideró un "promotor del terrorismo".
Los libios tampoco han explicado cuál sería la función de la "jaima" que pretenden plantar en Bedford.
La comparecencia de Gadafi en la ONU se produce semanas después del excarcelamiento del terrorista libio Abdelbaset Ali Mohamed al Megrahi, condenado por el atentado contra un avión de Pan Am, que explotó en el aire sobre la localidad escocesa de Lockerbie en diciembre de 1988 con un saldo de 270 muertos, la mayoría estadounidenses.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, instó a principios de septiembre a Gadafi a cuidar su comportamiento durante su visita a Nueva York, si no quería exacerbar el rechazo causado en este país por la recepción triunfal que dispensó a Megrahi.
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