Tegucigalpa.- El sacerdote Andrés Tamayo, uno de los seguidores del depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, que lo acompaña en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, dijo a Efe que no duermen "por velar ante el peligro".
Tamayo, de origen salvadoreño y residente en Honduras desde hace 26 años, indicó que "la situación en la embajada es difícil", porque "los militares golpistas y la policía quieren sacar al presidente" de la legación diplomática brasileña, lo que hoy negó el régimen de facto que preside Roberto Micheletti.
Zelaya, quien la noche del lunes estuvo acompañado por unas 400 personas en el interior de la embajada, según Tamayo, y unas 5.000 personas en las afueras de la legación diplomática, hoy está aislado de su gente y los alrededores de su hogar temporal están acordonados por decenas de militares y policías.
Los manifestantes que estaban el lunes frente a la embajada, fueron desalojados a primera hora de hoy por la Policía con apoyo del Ejército y el uso de gas lacrimógeno, agua y bastones de madera.
Además, para alterar el ambiente en el interior de la embajada, la Policía activó en la calle de enfrente un potente equipo de sonido que emitía un ruido estridente.
"Nos han amenazado de muchas formas, también lanzaron bombas lacrimógenas a la embajada, sin importarles que aquí también había niños", acotó.
Tamayo indicó que la embajada "se inundó de personas que querían saludar al presidente después de 86 días de ausencia por el golpe de Estado", el 28 de junio pasado.
"Otros se metieron como pudieron en la embajada para protegerse, porque eran perseguidos por la Policía", añadió el religioso.
El régimen de Micheletti ha cancelado la nacionalidad hondureña a Tamayo por participar en la resistencia popular que exige el regreso de Zelaya al poder, e invitar a los hondureños a no reconocer las elecciones del 29 de noviembre.
Además, según explicó Tamayo, aunque sigue siendo sacerdote, le han quitado sus funciones de párroco de Salamá, una pequeña comunidad del oriental departamento de Olancho, donde hace varios años organizó un movimiento social en defensa de los bosques de esa región de Honduras.
Sobre la situación de Zelaya en la embajada, Tamayo dijo que "pese a todo lo vivido desde el golpe, él sigue siendo un hombre sereno; sabe moderar, conducir, mantener los criterios hacia lo que se aspira y desea como país".
"Estas cosas amenazantes no lo descontrolan, lo mismo padecemos de sueño, por velar ante el peligro no dormimos, pero él está muy recto, sereno y convencido de lo que está haciendo a favor de Honduras y su pueblo", enfatizó el sacerdote.
"Los militares golpistas no pensaron en la ley y creyeron que sobrepasarían todo tirándonos bombas lacrimógenas, para que nos desesperáramos, ahogáramos y abandonáramos este territorio", agregó.
Dijo que la presencia de numerosas personas en la embajada de Brasil, que hoy abandonaron 140 adultos y 22 niños, "también era para garantizarle seguridad (a Zelaya) porque aquí también lo quieren matar".
Tamayo relató que unas 400 personas permanecían al principio en la embajada brasileña, lo que provocó "un problema por la falta de alimentos, agua y medicinas".
"Hemos tenido momentos en los que una galleta la partíamos en cuatro partes para que nadie se quedara sin comer. Ha habido mucha solidaridad, el presidente nos ha acompañado en todo momento", expresó Tamayo.
La situación se alivió hoy con un envío de alimentos y agua que les hizo llegar el personal de la oficina de las Naciones Unidas.
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