Bogotá.- Un urgente llamado a apaciguar la tensión reinante en Honduras así como la solicitud cada vez más creciente de que se adopte el Acuerdo de San José hizo hoy la comunidad internacional ante la crisis desatada en el país centroamericano tras la reaparición de Manuel Zelaya en Tegucigalpa.
La presencia de Zelaya en la embajada de Brasil llevó al presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, a pedirle que no dé argumentos para la violación de la sede diplomática y a solicitar una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Al respecto, el depuesto gobernante sostuvo que sería un "error imperdonable" si las fuerzas de seguridad entran a la embajada para detenerlo, y agregó que cuando "la fuerza se impone con balas y cañones frente a la razón del pueblo" lo que hay es "represión y más sacrificio".
De su parte, el presidente del Gobierno de facto, Roberto Micheletti, dijo estar "dispuesto a conversar con el señor Zelaya siempre y cuando reconozca explícitamente las elecciones del 29 de noviembre".
Pese a los enfrentamientos entre seguidores del gobernante derrocado y las fuerzas de seguridad, el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, calificó de "gran oportunidad" la presencia de Zelaya para conseguir un arreglo pacífico y reveló que mantuvo contactos con las partes para alcanzar el retorno de la democracia.
El portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Ian Kelly, subrayó que para su país la mejor opción sigue siendo el Acuerdo de San José, propuesto por el mandatario de Costa Rica, Óscar Arias, y alentó a su firma e implementación "inmediata".
Desde Guatemala, organizaciones humanitarias pidieron al presidente Álvaro Colom solicitar la intervención del Consejo de Seguridad de la ONU para detener las "agresiones, amenazas, ejecuciones extrajudiciales y torturas a raíz del toque de queda" decretado ayer en Honduras y que el Ejecutivo amplió hasta las 06.00 hora local de mañana (12.00 GMT).
También, la presidenta de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), Luz Patricia Mejía, denunció detenciones "masivas" y que a los capturados "los estarían llevando a un estadio cercano" en condiciones que no han "podido constatar".
A su turno, el Ejecutivo ecuatoriano subrayó que "apoya la decisión que adopte el presidente legítimo (Zelaya) con respecto a los medios que deban seguirse para su reinstalación en el poder" y que mantendrá "todas las sanciones adoptadas por los organismos internacionales al régimen de facto".
Igualmente, el boliviano Evo Morales pidió a Micheletti renunciar no solo "por el bien de la democracia en su país sino de todos los países de América Latina y el mundo", mientras la Cámara de Diputados de México expresó su decisión de enviar una misión legislativa para ayudar a que retorne la paz.
Pese a las voces conciliadoras ante el arribo de Zelaya a la embajada de Brasil, el presidente del Partido Popular Socialista, Roberto Freire, pidió al Gobierno brasileño que aclare cómo el mandatario llegó a la sede diplomática y señaló que pudo tratarse de una "interferencia en asuntos internos".
Zelaya, derrocado el pasado 28 de junio, se presentó este lunes en la embajada de Brasil en Honduras y fue acogido por el Gobierno de Lula da Silva que manifestó, sin embargo, que fue tomado por sorpresa y que no incentivó su regreso.
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