"La televisión tiene una gran potencialidad para contar mentiras, para humillar. Lo tiene muy fácil para ensuciar el espíritu", asegura el actor y director Tim Robbins en una interesante entrevista del diario Público. Para valorar en toda su grandeza estas declaraciones debemos tener muy en cuenta que Robbins, californiano afincado en Nueva York, habla desde el desconocimiento absoluto de la programación de Telecinco. "La primera revolución sería cambiar la televisión, no duden de que es el mejor medio para dominarnos", sentencia el protagonista de Mystic River.
Utopías. Ya lo dijo el gran Gil Scott-Heron : "La revolución no será televisada". Es más fácil que 'Sálvame', la basura con que Telecinco rellena las sobremesas, celebre su programa 500, que se produzca el más ligero cambio positivo en la televisión comercial. De hecho el lunes pasado el repugnante 'Sálvame' cumplió 100 programas. Continuando con esta línea de miserias audiovisuales, el Gobierno aprobó ayer en el Congreso una TDT de pago anunciada hace tiempo por empresas privadas con enorme visión de futuro. Un nuevo modelo de televisión que Juan Varela define a la perfección en soitu: "los contenidos más atractivos serán de pago y la televisión en abierto en España será mala e hipercomercial, saturada de telerrealidad, tertulias y talk shows".
No es habitual que la gente que trabaja en televisión se muestre crítica con el medio. Por eso son importantes las declaraciones del Gran Wyoming, presentador de La Sexta que ha trabajado en todas las grandes cadenas españolas, a la web Vertele.com: "La televisión, que podría ofrecer, sin duda alguna, el producto cultural de difusión de masas más importante de la historia de la comunicación, se ha convertido simplemente en un grandísimo negocio... se ha convertido también en un depósito de basura".
Su compañero de cadena Andreu Buenafuente se muestra igual de pesimista: "No me gusta hablar de los compañeros porque entre el gremio deberíamos apoyarnos. Pero ya no creo mucho en este gremio... Me parece que el nivel es muy bajo. El compromiso con uno mismo de los programas es bajo o nulo, por no hablar de la carga ética o moral..."
La reforma cutre, partidista e interesada de la televisión en España es uno de los grandes fiascos del actual Gobierno. Añádanlo a esa lista en la que se encuentran la memoria histórica, el medio ambiente, la incapacidad para poner a la Iglesia católica en su sitio, el paro, Afganistán... Una política mediocre sólo puede generar una televisión mediocre. Vean si no la entrevista de El Magazine de El Mundo con Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco y prototipo de triunfador televisivo: "Hago una vida de mierda… El 80% de las noches que estoy en Madrid tengo cenas de trabajo, y las restantes, cuando estoy solo, como un prófugo, vuelvo a casa y ceno algún triste menú —jamón, muchas veces, porque me regalan muchos (risas)—, lo hago, evidentemente, frente a la televisión, como siempre hemos hecho en mi casa".
Qué vida (televisiva) más triste.
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