La orden salió el 1 de septiembre de La Moncloa: "Elena, tienes que salir y dar una rueda de prensa todos los jueves, después de la Comisión Delegada". Así se lo pidió Zapatero en la reunión que mantuvo con los tres vicepresidentes para retomar el curso político. La vicepresidenta segunda, aún en fase de ser educada y acatar lo que el jefe ordena, aceptó el reto, pese a que muchos de sus colaboradores no tenían ningún convencimiento de que el asunto fuera a funcionar. Y menos aún anunciándolo como ella hizo dos días después, durante su primera comparecencia posvacaciones , donde comunicó los nuevos brotes verdes, pero con prudencia, y admitió por primera vez la desaparición de los 400 euros.
De regreso de La Moncloa al Ministerio, al encontrarse con sus colaboradores Salgado escucho a más de uno que lo de crucificarse todos los jueves ante los periodistas iba a ser un error. "¿Te vas a tirar al ruedo y el día de antes del Consejo de Ministros? ¿Qué quiere, quemarte a ti también?", le respondió un viejo colega y amigo, más claro incluso que sus segundos en el escalafón y con quien la vicepresidenta comentó la decisión.
Pero nada tenía ya remedio y el anuncio ante los medios de comunicación estaba hecho. Hasta tres veces confirmó a los periodistas que los encuentros se mantendrían todos los jueves, a las 12,30 y en la sede de Economía y Hacienda en la calle Alcalá. "Tenía que haber dicho que no en la misma reunión de La Moncloa, delante de Chaves y María Teresa. Pero es que Elena aún no ha aprendido a decir que no a Zapatero", sentencia otro antiguo compañero de la ministra que pasea con ella tanto por las cumbres de la sierra como por las del poder.
En su ministerio hacen lo que pueden. "La vicepresidenta está hoy en el Congreso, entrando y saliendo porque hay muchas preguntas a ministros económicos, como Corbacho (Trabajo) y a la titular de Vivienda. La Comisión Delegada se está celebrando en el Congreso, por eso es imposible cumplir con la rueda de prensa. De todas formas, mañana está en la del Consejo de Ministros y eso también ha influido directamente en la decisión de no convocar hoy", explican fuentes oficiales de Economía. María Teresa Fernández de la Vega está convaleciente de una reciente operación y Salgado la sustituye mañana.
Hay quienes creen que Elena Salgado está a punto de desear ser clandestina. A saber, dentro y fuera de los pasillos socialistas, ya sea desde Ferraz, la sede del PSOE en Madrid, desde el Congreso o desde los que han tomado 'las de Villadiego' con tanto eco entre la prensa, incluida la hasta hace unas semanas más afín, se extiende como una mancha de aceite la nostalgia de muchos sabios políticos, ministros, por el 'Regreso a la clandestinidad', da los mismo que sea la clandestinidad interna y la clandestinidad externa. .
La tesis irónica ha sido puesta en circulación por un diputado que peina canas socialistas desde hace cuatro décadas. Mantiene que hay ministros que quieren rejuvenecer y están en la clandestinidad interna dentro del Gobierno y lo consiguen. Sería el caso de Rubalcaba, Chaves (aunque el presidente le ha empujado estos días) o Elena Espinosa, titular de Agricultura y Medio Ambiente (que mantiene un perfil muy bajo, pese a la que cae en medio ambiente y con un supuesto Plan de Economía Sostenible que será una de las panaceas), la titular de Vivienda o la misma Bibiana Aído, cuando la derecha la deja.
Luego están los que pelean y sueñan con ingresar en esa clandestinidad, como el mismo Corbacho, pero le resulta imposible como ministro del paro. Y en este paquete se incluye o intenta incluir Salgado, que podría estar peleando por ingresar en la semiclandestinidad desde hace tres o cuatro días, consciente ya de que no se pueden anunciar cada día los brotes verdes o la línea del informe positivo de la OCDE, cuando el resto de los folios son negros para España.
Luego están los que sueñan con encontrar el otro camino, el de la clandestinidad externa, la senda seguida por Pedro Solbes, Jordi Sevilla o Molina que han encontrado acomodos más o menos estables fuera del Gobierno y luego del Parlamento. Ahora les pueden seguir Mercedes Cabrera, ex ministra de Educación, Bernat Soria, ex ministro de Sanidad y Mariano Fernández Bermejo, ex titular de Justicia. Aunque en publico no hablan, como los tres 'clandestinos externos' que ya se han marchado, en los casos de Cabrera y Bermejo, la decepción sobre las 'cualidades' del líder Zapatero ha sido tema de conversación con sus allegados, así como la preocupación por una situación política en la que cada vez "es más difícil hablar o decir lo que piensas. Primero porque nadie te pregunta, no sabes lo que piden de tí; pero sobre todo, porque el jefe (Zapatero) cada día es más presidencialista y está encantado de haberse conocido", sentencia uno de estos próximos aún diputados y que buscan su vida para pasar a la clandestinidad externa, la que esta más allá de la Carrera de San Jerónimo y las Cortes.
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