La violencia regresa a Medellín amparada en nuevas bandas criminales

Bogotá.-  Tras un periodo de calma, la violencia en la ciudad colombiana de Medellín -antaño la más peligrosa de América Latina- se ha recrudecido con la proliferación de nuevas bandas, herederas del terror implantado por el capo Pablo Escobar y que han dejado más de un millar de muertos en lo que va de 2009.

La capital del departamento de Antioquia (noroeste) vivió su peor momento en 1991 con 6.500 homicidios y experimentó una drástica reducción de esa cifra a raíz de la gestión de Sergio Fajardo como alcalde (2004-2007), basada en los ataques a la criminalidad combinados con la oferta de oportunidades sociales.

Pero entre enero y agosto de 2009 se registraron en Medellín 1.300 muertes violentas, cuyas víctimas son tanto miembros de las 380 bandas emergentes que operan en la ciudad como vecinos ajenos a las pugnas de poder entre grupos delictivos.

Según la Personería de Medellín (representante del Ministerio Público), el perfil de las víctimas es el de hombres con edades comprendidas entre los 18 y 26 años.

El personero de esta ciudad, Jairo Herrán, explicó a Efe que el repunte de violencia se debe al "resquebrajamiento de la autoridad de la 'Oficina de Envigado' (red de sicarios y narcotraficantes que nació en la década de 1980) y a la extradición a Estados Unidos de 14 responsables de esta red en 2008".

"Cuando un ente como éste controla a sus subordinados, disminuyen los homicidios y reina la estabilidad", sostuvo, al advertir de que "se ha dado un marasmo en las esferas delincuencia, que se manifiesta en la disputa entre bandas, la violencia en los barrios y penetración de grupos ilegales de otras regiones".

De acuerdo con esta tesis, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, señaló el pasado domingo que en la capital antioqueña se pasó "de tener una criminalidad controlada por pocos a una criminalidad dominada por muchos".

Por su parte, el responsable de derechos humanos de la corporación Con-vivir, Luis Mosquera, que trabaja en varias comunas (distritos) de la ciudad desde hace 12 años, observó que otro fenómeno que contribuyó al debilitamiento de la gran estructura del hampa fue el proceso de reinserción de los comandantes paramilitares.

El Gobierno de Uribe promovió a partir de 2003 la reinserción social de integrantes de las autodefensas de extrema derecha bajo el paraguas de la Ley de Justicia y Paz, lo que a juicio de Mosquera "fracasó", dejando vía libre a los mandos intermedios.

Así, en las comunas de Medellín nuevos combos y bandas se disputan el territorio, lo que se expresa en extorsiones a transportistas y comerciantes, el control de la circulación de las personas y los centros de venta de droga, juego y prostitución.

Esta tensión desata latigazos de violencia que no sólo alcanza a los combatientes: hace pocas semanas un líder comunal que no alcanzaba los 20 años fue asesinado a tiros, y varios niños han recibido balas perdidas en los últimos meses.

Herrán denunció que la implicación de los menores en estos grupos es cada vez mayor y que son captados para llevar y traer información de un combo a otro, lo que ha disparado también las cifras de desplazamientos forzosos en el departamento de Antioquia, que en el primer semestre de 2009 alcanzaron las 6.336 personas.

Por tal motivo la policía ha movilizado 5.800 uniformados en la ciudad de Medellín y se han impuesto toques de queda en varias comunas, lo que a juicio del personero "no ha significado la reducción de homicidios ni mucho menos la represión y prevención de los delitos".

"Las medidas que se tienen que adoptar han de ir en arreglo con las comunidades organizadas para que se tomen espacios ocupados por grupos armados, para que establezcan actos de convivencia y no de enfrentamiento", concluyó Herrán.