Naciones Unidas.- El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó hoy al presidente de Sri Lanka, Mahinda Rajapaksa, su preocupación por la lenta implementación de los compromisos asumidos por Colombo tras la derrota de los rebeldes tamiles.
Ambos líderes sostuvieron una conversación telefónica en la que acordaron que el subsecretario general de la ONU para Asuntos Políticos, Lynn Pascoe, viaje el martes al país asiático para dialogar con el Gobierno.
"Nuestra preocupación es el ritmo de implementación de los compromisos que se asumieron con el secretario general, y nos preocupa particularmente el regreso a sus hogares de los desplazados internados en campos", dijo Pascoe en una conferencia de prensa.
El diplomático también señaló que entre los asuntos que conversaron ambos dirigentes estaban la prolongada detención por parte de las fuerzas de seguridad ceilanesas de dos empleados del organismo internacional, así como la reciente expulsión del portavoz local del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), James Elder.
Pascoe resaltó que Ban y Rajapaksa tienen una "buena relación", por lo que pudieron hablar "con franqueza sobre lo que se debe y no se debe hacer" en el país asiático, tras la derrota definitiva el pasado mayo de los rebeldes de los Tigres de Liberación de la Patria Tamil (LTTE).
Recordó que el mandatario ceilanés se comprometió entonces en un comunicado conjunto en Colombo con el secretario general de la ONU a promover el regreso a sus hogares de los miles de civiles tamiles desplazados por el conflicto, impulsar un proceso de reconciliación nacional y crear un mecanismo para investigar los abusos cometidos durante los más de 20 años de violencia.
El Gobierno ceilanés no ha ofrecido ninguna explicación sobre la expulsión de Elder, pero medios locales en Colombo la atribuyeron al descontento de las autoridades por unas declaraciones del empleado australiano de Unicef sobre la situación de los desplazados por el conflicto.
Organizaciones de defensa de los derechos humanos han pedido a la ONU que presione a Sri Lanka para que se atienda la situación de miles de desplazados tamiles internados en campos gubernamentales y se lleve a cabo una investigación sobre la posible comisión de crímenes de guerra durante el conflicto con la guerrilla tamil.
El Ejército de Sri Lanka dio el pasado mayo por concluida la guerra en el país, tras acabar con la cúpula y los últimos guerrilleros de los tigres tamiles, que luchaban por crear un Estado independiente en el norte y este de la isla.
Entre 80.000 y 100.000 personas perdieron la vida durante los cerca de 26 años de conflicto, según la ONU.
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