Bogotá.- El presidente de la Conferencia Episcopal de Venezuela (CEV), Ubaldo Ramón Santana, dijo hoy en Bogotá que las movilizaciones de protesta contra el gobernante venezolano, Hugo Chávez, muestran el deseo ciudadano de hacerse oír.
"Creo que estamos viviendo en un mundo donde todos queremos hacernos sentir, participar, hacer oír nuestra voz", consideró el también arzobispo de Maracaibo.
"Ese es el aspecto positivo que yo recogería de las marchas de hoy y de otras expresiones que puedan surgir en otras partes en los días venideros o en los tiempos venideros", agregó Santana, quien viajó a Bogotá para reunirse con los presidentes de los Episcopados de Ecuador, Antonio Arregui, y de Colombia, Rubén Salazar.
La cita fue convocada para analizar la situación de crisis diplomática de Ecuador y Venezuela con Colombia, y sobre la que estos jerarcas consensuaron una declaración que insta a los pueblos y gobernantes de los tres países al diálogo, a la paz y a la fraternidad.
En una reunión conjunta con la prensa, Santana observó que estas marchas ponen en evidencia "el interés que hay, no solamente en Latinoamérica, en el Caribe, sino también en el mundo, para que los acontecimientos que están moviendo nuestros países sean considerados con seriedad, con reflexión y, sobre todo, con la participación de todos".
En este contexto, el colombiano Salazar dijo que movilizaciones como las de hoy "son expresión de un sentir popular".
"Uno de los derechos fundamentales que tenemos todos es el de expresar lo que pensamos, lo que sentimos", defendió el presidente de la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC).
Salazar también explicó que la declaración conjunta que suscribió con sus colegas de Venezuela y Ecuador reivindica las libertades básicas de las personas, entre ellas la religiosa, y de expresión y de disenso.
Sin embargo, Salazar advirtió de que se debe tener cuidado con los demás y sus derechos: "mis propios derechos no pueden llevar nunca que yo viole los derechos de las otras personas".
En la misma reunión, Santana dijo que la Iglesia Católica venezolana ha mantenido ante Chávez una relación de "búsqueda de un diálogo sincero, abierto, que busque el bien común".
Santana subrayó que el papel de la Iglesia en Venezuela no es de interlocutor particular, sino de una entidad que tiene un lugar importante en la historia del país, que aglutina un porcentaje grande de la población y que "cree que puede ser un árbitro, ser un interlocutor, eventualmente un mediador para que el pueblo goce del mayor bienestar, de la paz y de la justicia posible".
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