Ginebra.- "Cada día aumenta más el coste de controlar y revertir el cambio climático", afirmó hoy el director ejecutivo del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), Achim Steiner, tras advertir de lo grave que sería que no se alcance un acuerdo a ese respecto en la próxima Conferencia de Copenhague.
"Desde un punto de vista racional, después de toda la evidencia científica y las negociaciones realizadas, sería un grave retroceso para la comunidad internacional y para cada ciudadano del mundo (no alcanzar ese acuerdo para limitar el cambio climático)", sostuvo el representante de la ONU.
Cuando sólo quedan quince días de negociaciones sustantivas en Copenhague para lograr un entendimiento, Steiner pidió pensar en el enorme coste de revertir el fenómeno climático si se permite que haya una generación más con plantas eléctricas alimentadas por combustibles.
Los 184 países signatarios del Protocolo de Kioto sobre el Cambio Climático se reunirán del 7 al 18 de diciembre próximo en Copenhague con el objetivo de adoptar un nuevo acuerdo, que establezca nuevos límites en las emisiones de gases causantes del calentamiento del planeta, así como estrategias de adaptación a este fenómeno.
A ese respecto, el responsable del PNUMA enfatizó que "no hay plan B" en caso de que la reunión de Copenhague fracase e instó a que se logre un entendimiento porque está comprobado que "ningún país puede protegerse a sí mismo del calentamiento global".
Steiner reveló que una de las dificultades del proceso negociador reside en la necesidad de que los países industrializados acepten recortes significativos de sus emisiones, lo que sería una clara señal de que asumen su responsabilidad histórica en la aceleración del cambio climático.
Los compromisos de Copenhague deben transmitir igualmente a los países en desarrollo el mensaje de que no se pretende que renuncien al crecimiento económico, agregó.
Por otra parte, el responsable de la ONU para el medio ambiente explicó que una acción más rápida para limitar el cambio climático podría lograrse si se combinan recortes de dióxido de carbono con el de otros gases que tienen un efecto similar en la atmósfera.
Reveló que la ciencia estima ahora que sólo la mitad de las emisiones causantes del calentamiento global en el siglo XXI provienen del dióxido de carbono.
El otro 50 por ciento tiene su origen, principalmente, en el carbono negro, el ozono a baja altura, los compuestos de nitrógeno y el metano.
El carbono negro se genera por la inadecuada combustión de biomasa y estiércol para cocinar, así como por los motores diesel y las plantas eléctricas que queman carbón.
Según los datos disponibles, ese carbono es el origen de la muerte prematura de entre 1,6 y 1,8 millones de personas cada año debido a la contaminación al interior de las viviendas.
Por su parte, el ozono a baja altura o en la troposfera (hasta 15 kilómetros de altitud) es un importante gas de efecto invernadero y causante de graves daños a los cultivos y los ecosistemas.
Recordó, a ese respecto, que un reciente estudio del PNUMA cifra en 6.000 millones de euros las pérdidas agrícolas por esa causa sólo en la Unión Europea (UE).
Los compuestos de nitrógeno - emitidos por desechos animales, desagües, el mal uso de fertilizantes y por ciertos vehículos- están vinculados no sólo al empeoramiento del cambio climático, sino al incremento de "zonas muertas" en los mares.
Isabel Saco
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