Zaragoza.- Combatir las plagas con el menor coste posible para la biodiversidad, fomentar la aplicación adecuada de productos fitosanitarios y aprovechar los últimos métodos de diagnóstico y de técnicas moleculares para la producción agrícola son los de un grupo de investigadores que trabajan en el Centro de Protección Vegetal de Aragón.
Más de 8.000 agricultores reciben en sus casas la información que este centro elabora sobre el diagnóstico de plagas y apoyo técnico, a través de un boletín mensual, ha explicado a Efe el director del centro, José María Sopeña.
En este centro, situado en Montañana, ha sido pionero en la "puesta a punto" de una técnica de PCR (técnica molecular) gracias a la cual en tan solo tres horas pueden determinar si los frutales de hueso están afectados, por ejemplo, por la bacteria xanthomonas, según ha dicho a Efe el responsable del laboratorio de diagnóstico, Miguel Cambra.
El proceso consiste en tomar una muestra muy pequeña de ADN y multiplicarla, hacerla lo suficientemente grande para que una máquina pueda detectarla y analizarla.
La Unión Europea cada año prohíbe más productos tóxicos y fomenta la utilización de productos biológicos para el tratamiento de las plagas, que suelen ser especialmente efectivos en un momento concreto del desarrollo de las larvas, por lo que es muy importante que se aplique en un determinado estadio de su desarrollo.
Cambra ha explicado que en el laboratorio se llevan a cabo dos labores fundamentales: el diagnóstico y las prospecciones fitosanitarias.
En el diagnóstico se analizan muestras que aportan los agricultores para determinar qué plaga o enfermedad pueden tener sus cultivos, mientras que las prospecciones sirven para saber a qué extensión afecta una determinada enfermedad.
También se efectúan en viveros o en plantas procedentes de fuera de la Unión Europea, para determinar si poseen enfermedades que en España no son habituales.
Si se determina la existencia de este tipo de plagas, el producto se pone en cuarentena, ya que puede provocar pérdidas económicas muy cuantiosas.
El responsable del laboratorio ha explicado que todos los años se detectan varios casos de organismos nocivos -que viajan muy fácilmente gracias a la globalización- como el virus de la "sharka", que afecta al melocotón y albaricoque, la "erwinia amylovora" o el denominado fuego bacteriano de las rosáceas, que es la enfermedad más grave que pueden padecer los frutales de pepita, peral, manzano y membrillo.
Para determinar el alcance de una plaga común -que se padece casi cada año- y comunicar si es necesario el uso de tratamientos, se procede a colocar una trampa en la que hay un cebo inyectado con feromonas -las hormonas que poseen las hembras- rodeado de silicona.
Los machos, al oler este tipo de hormonas quedan atrapados y, según su número, se puede determinar la importancia de la plaga.
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