La Paz.- Los productores bolivianos de textiles, cuyo principal mercado era EE.UU., llevan ocho meses sin el acceso preferencial a ese país mediante el programa ATPDEA y hoy se encuentran ante el desafío de sobrevivir en nuevos mercados.
Los exportadores coinciden en que tienen que aprovechar al máximo los acuerdos logrados por el Ejecutivo para facilitar las ventas a Venezuela, Argentina y Brasil, si bien saben que queda mucho por hacer para consolidar esos mercados, que "no tienen comparación" con el estadounidense.
Menos optimistas son los expertos en comercio exterior consultados por Efe, quienes ratifican sus críticas a las medidas proteccionistas que aplican esas naciones y recuerdan que, en el caso de Argentina y Brasil, hay acuerdos comerciales vigentes que no están siendo respetados en desmedro de Bolivia.
La suspensión a Bolivia de la ATPDEA desde diciembre de 2008 derivó en la pérdida de miles de empleos, la paralización de la capacidad productiva en las industrias pequeñas y grandes y el descenso de las exportaciones a Estados Unidos.
Como muestra basta un botón, pues la principal empresa exportadora boliviana a ese país, AMETEX, reportó hasta junio la pérdida de 1.400 empleos, casi la mitad de los que generaba, y la caída de sus ventas en un 60 por ciento.
Datos del Banco Central de Bolivia (BCB) muestran, además, que las exportaciones de prendas de vestir cayeron en un 7,7 por ciento en el primer semestre del año, de 16,6 millones de dólares en 2008 a 15,4 millones esta gestión.
El Gobierno de Evo Morales intenta suplir la pérdida de la ATPDEA con la apertura de mercados en Venezuela, Argentina y Brasil, mediante acuerdos que dan ciertas facilidades para las exportaciones de textiles.
Los reclamos empresariales por las medidas de protección aplicadas en los tres países derivaron en que Brasil y Argentina decidieran flexibilizar sus normas durante un año, período en el que prevén comprar textiles bolivianos por 21 y 9 millones de dólares, respectivamente.
El gerente general de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia, José Ribero, ponderó estos acuerdos al señalar que "ayudan bastante" al sector, si bien consideró que la Cancillería deberá trabajar para que la flexibilización sea permanente y estos países reduzcan sus niveles de "proteccionismo".
Destacó que las perspectivas para los textiles bolivianos en Brasil y Argentina son buenas si se considera que las industrias de confecciones de ambos países "han estado llevando mano de obra boliviana" para cubrir la demanda insatisfecha interna.
"Esa misma gente que tiene la experiencia y el know-how va a poder confeccionar desde aquí (Bolivia) con una tela china o peruana, y va a poder entrar a ese mercado", dijo.
El entusiasmo es compartido por el empresario Humberto Sandalio, representante de las micro y pequeñas industrias de la ciudad de El Alto, aledaña a La Paz, quien señaló que el sector aguarda con optimismo que se concrete su primera exportación al mercado brasileño, prevista para el próximo 15 de septiembre.
De su lado, el presidente de la Cámara de Exportadores de La Paz (Camex), Guillermo Pou Mont, indicó que, para el sector, los nuevos mercados son "opciones comerciales" que se deben consolidar, con la perspectiva de recuperar las preferencias arancelarias con EE.UU.
Por contra, el gerente general del privado Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE), Gary Rodríguez, dijo que los acuerdos "no resuelven el problema de las industrias bolivianas" mientras se mantengan las trabas burocráticas en los nuevos mercados.
En la misma línea, el experto en comercio exterior Julio Alvarado sostuvo que Brasil no está haciendo ninguna concesión a Bolivia al otorgar arancel cero a sus exportaciones de textiles, puesto que está vigente el Acuerdo de Complementación Económica 36 (ACE-36), firmado en 1996 entre el país y el Mercosur.
Los expertos explicaron que el acuerdo fue concebido como "un instrumento para el desarrollo, donde Bolivia debía merecer un tratamiento mucho más favorable" al ser una economía pequeña frente al Brasil.
Según el IBCE, en 2008 Bolivia vendió productos manufacturados a Brasil por 55 millones de dólares, frente a 900 millones exportados desde ese mercado al país.
"Después de 12 años, quien está aprovechando esas preferencias es Brasil y Bolivia no puede acceder al mercado brasileño porque existen estas trabas arancelarias", dijo Rodríguez.
Para ambos analistas, el Gobierno boliviano debe exigir que se cumpla el ACE-36 "en lugar de estar pidiendo favores" a Brasil y Argentina.
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