Lima.- El presidente depuesto de Honduras, Manuel Zelaya, aseguró hoy en Lima que su regreso a Honduras es "inminente" y llamó de nuevo a una "insurrección pacífica" para derribar al Gobierno de facto de Roberto Micheletti.
Zelaya fue recibido hoy con honores de jefe de Estado por el presidente peruano, Alan García, quien subrayó el apego de su país a los esfuerzos de la Organización de Estados Americanos (OEA) y al Plan Arias para restituir a Zelaya en el Gobierno y devolver la democracia a Honduras.
"Nosotros respaldamos al Gobierno democrático de Honduras y respaldamos los acuerdos de la OEA, como el Plan Arias", afirmó García al recibir en la sede del Ejecutivo a Zelaya en una visita que se anunció por sorpresa en la tarde del martes y en la que García no ahorró los gestos efusivos.
El canciller peruano, José Antonio García Belaúnde, había señalado esta mañana que el presidente recibiría a Zelaya con "honores restringidos" -es decir, sin alfombra roja ni himnos nacionales- por tratarse de una "reunión de trabajo", pero Zelaya tuvo a la entrada y a la salida honores militares de parte de los Húsares de Junín.
Tras su entrevista, Zelaya compareció ante los numerosos periodistas, acompañado solo por el canciller peruano.
"El retorno a mi país es inminente, yo no puedo renunciar a eso, no puedo aceptar vivir desterrado", dijo Zelaya, quien ya ha intentado en varias ocasiones regresar a Honduras, aunque solo en una de ellas logró ingresar durante breves momentos por tierra para salir de inmediato.
Si bien dejó claro que el Gobierno de EE.UU. no tuvo ninguna implicación en el golpe de Estado que lo desalojó del poder el pasado 28 de junio, Zelaya sí se quejó de la tibieza con que ha actuado la Administración de Barack Obama: "Lo digo con todo respeto: las medidas tomadas han sido tibias y de mano suave contra los golpistas".
Sin embargo, reconoció que tanto América Latina como los países de Norteamérica y del Caribe han sido "contundentes en su condena, el no reconocimiento a los golpistas y en pedir la restitución (de su persona en la Presidencia) para dar un ejemplo y que no vuelvan los golpes de Estado".
Para Zelaya, lo sucedido en su país ha puesto de manifiesto una debilidad en la región, como es la falta de mecanismos legales dentro de la carta de la OEA para sancionar los golpes de Estado y obligar al retorno a la democracia.
Precisamente, su gira por varios países latinoamericanos busca llenar estas lagunas, explicó el depuesto mandatario.
"No existen códigos penales internacionales para los golpistas (...), aquí está la carta democrática de la OEA, y ahora está en riesgo su funcionamiento: la OEA ya sancionó, pero ahora está en precario su carta democrática, la misma OEA y el derecho penal internacional", advirtió.
El presidente depuesto reiteró que pretende una restitución de la democracia en su país "de forma pacífica y no con medios violentos", y para ello la mejor herramienta es seguir el Plan Arias (por el nombre de su artífice, el ex mandatario costarricense, Óscar Arias).
Según Zelaya, él es el único que ha cedido para aceptar ese acuerdo, mientras que "los golpistas no han cedido ni un solo ápice; ellos, en forma soberbia e intransigente, se han negado (a ceder), han traicionado a Arias, a la buena fe de la secretaria (de Estado de EE.UU., Hillary) Clinton y al pueblo hondureño".
Por último, desmintió que hubiera dado paso alguno para perseguir su reelección: "Jamás lo he planteado en su Gobierno, es un invento de ellos (los golpistas) para encontrar argumentos para el golpe de Estado", dijo, aunque matizó al respecto que "algún día se va a reformar la Constitución y habrá nuevos campos", dijo, sin dar más detalles.
Zelaya llegó a Perú a bordo de un avión de la ALBA (Alianza Bolivariana para las Américas, liderada por Venezuela), pero quiso quitar importancia a este detalle : "Tengo ofertas de todos los países", a los que ha visitado "para viajar en los aviones de ellos", y citó en concreto las ofertas de México y Brasil.
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